Nial estaba tranquilamente de pie en la oscuridad del dominio del Dios Tardío de la Oscuridad.
Tomó unas cuantas respiraciones profundas y comenzó a recordar los acontecimientos de los últimos 100 días.
—Perdí contra Dilan... y me perdí a mí mismo… —murmurando para sí mismo, Nial continuó malhumorado y rascándose la parte posterior de su cabeza.
Podría haber pasado mucho tiempo dentro de la Ciudad de Prueba, pero ni siquiera un día debería haber transcurrido en Jundra. No muchas cosas habrían cambiado en su entorno, pero él habría cambiado mucho.
Eso era algo que Nial podía asegurar al pensar en la capacidad de combate de los Inmortales.
—Sus habilidades... no, su habilidad de Origen y rasgos especiales no son algo que cualquiera pueda poseer al estar en la cima del Tercer Nivel... —Nial pensó, entendiendo muy bien que tampoco debería poseer tanto poder poco después de avanzar al rango Deux.