Para Quenna, Connor siempre había sido un chico pobre que no podía pagar su matrícula escolar.
Pero ahora, Connor había pasado de ser un niño pobre a un súper rico heredero.
Desde un punto de vista lógico, no debería tener ninguna razón para ocultar su identidad.
Después de todo, no importa quién sea, querrían decirle a otros que tienen dinero una vez que lo tienen.
—Como dice el dicho, quienes se hacen grandes no regresan a casa.
Sin embargo, Connor era exactamente lo contrario. Quería ocultar su identidad, lo que hacía que Quenna se sintiera incrédula.
Pero, Quenna quizás no lo sepa. Si ella fuera tan rica como Connor, no le importaría si los demás sabían que era rica.
Por el contrario, si todos conocieran la identidad de Connor, ¡la actitud de las personas a su alrededor cambiaría!