Pasó una hora mientras el Semielfo seguía pensando en qué nombre darle a su Calavera de Llama, pero no importaba lo que hiciera, no se le ocurría ninguno adecuado.
—Bueno, no hay daño en intentarlo —pensó Lux—. ¡Invocar Calavera de Llama!
Inmediatamente apareció frente a él una Calavera envuelta en llamas azules.
—Eh, esto puede ser un poco repentino, pero ¿puedes hablar? —preguntó Lux.
La Calavera de Llama se acercó al Semielfo antes de mirarlo con desdén.
—¡Pf! —respondió la Calavera de Llama—. Claro que puedo hablar. ¿Piensas que soy uno de esos No-muertos de bajo IQ? ¿Por qué me has invocado, Maestro? ¿Vamos a quemar cosas?
—Nada de quemar —ordenó Lux—. Además, te invoqué porque tengo problemas para pensar en un nombre para ti. ¿Tienes alguna sugerencia?
La Calavera de Llama inclinó su cabeza hacia la derecha como si la pregunta de Lux hiciera surgir un vago recuerdo en su cabeza.