Tras invocar el nombre del ritual, varios zarcillos rojos de energía brotaron de la espada y se enroscaron alrededor del sol que Aekari había creado.
Absorbiendo el maná del sol, la luz de la espada se intensificó mientras una figura ilusoria comenzaba a formarse.
Viendo la figura, Aekari apretó los dientes molesto.
—¡Maldición! ¿Por qué tenía que ser este loco guerrero? —maldijo en su mente.
Antes de que pudiera hacer algún movimiento, sin embargo, sintió que miles de hechizos lo apuntaban una vez más.
—¡Tch! —haciendo clic con la lengua, movió su mano y envió varios rayos de luz para interceptar los hechizos.
Lamentablemente para él, antes de que las luces pudieran interceptar los hechizos, varios tanques activaron sus habilidades defensivas y bloquearon su ataque.
Mientras esto sucedía, la segunda oleada de tanques lo apuntó con sus habilidades de provocación.
*¡PUCHI!
Sintiendo cómo su ira aumentaba con cada segundo que pasaba, Aekari empezaba a hartarse de esta charada.