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—¡Fant...Fantasma! ¡Es un fantasma! —El coraje de antes, junto con toda la arrogancia que tenía en su cuerpo, abandonaron a Fu Yu Shen de repente. Tan pronto como vio la cara del fantasma, se le puso la cara pálida y chilló como un gato al que le han pisado la cola antes de retirarse, en su prisa casi tropieza con su trasero.
—¿Qué estás haciendo? ¿No ibas a atraparme y al adultero? Vamos ahora, atrápalo y tráeme junto con él ante tu hermano para que nos juzgue. ¿Por qué te estás huyendo así? —se burló Song Yan, viendo su patética condición.
—Es...Eso es un fan...fantasma ¿verdad allí? —Fu Yu Shen levantó la cabeza y la miró como si se hubiera vuelto loca, arrastrándose de pie, se apresuró hacia Song Yan.