Leon tragó saliva, y giró su parte inferior para que ella no viera el bulto cada vez más grande que se formaba allí.
Respiró hondo, muy hondo, y no pudo encontrar en sí mismo la fuerza para rechazarla, así que con temblor se bajó de la ducha para ayudarla.
—E-está bien, sostendré esto para ti, ¿de acuerdo? —dijo, dejando que el agua salpicara sobre ella.
La observó fascinado mientras se mojaba, vio cómo el agua recorría desde su lujoso cabello por su hermoso rostro, su cuello de cisne y…
Giró aún más su mitad inferior. Era incómodo, pero realmente no tenía cara para dejar que el bulto se notara.
Miró cómo se frotaba el cabello con el champú y se tocaba con el jabón.
Sus ojos se fijaron mientras ella se lavaba el cuerpo, sus pechos firmes, su cintura curvilínea, y cuando llegó a la zona de su entrepierna, podía sentir cómo su cerebro lentamente se convertía en papilla.