—¡Tú...! —Leon estaba absolutamente impactado. Todavía no podía comprender completamente qué había sucedido.
—Esto... ¿esto no es un sueño? —Naia lo miraba con esos ojos grandes, evidentemente muy confundida, y eso suavizaba sus hombros.
Él besó su mejilla y su párpado, y luego sus labios. —Yo... Yo estoy tan feliz, no podía creerlo.
—¿Por qué no puede creerlo Leon? —preguntó ella, con sus brazos todavía rodeando sus anchos hombros.
—Yo... Yo no pensaba que quisieras tener sexo conmigo.
—¿Por qué?
—Yo... Yo soy pobre, no he terminado la universidad y no tengo experiencia
Se detuvo cuando las bonitas manos de Naia estaban en su mejilla de nuevo, acariciándola suavemente con sus dedos. —Creo que Leon es muy encantador. Es guapo, amable, responsable y cariñoso.