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Su respiración se profundizó un poco mientras miraba a la mujer fascinada con sus videos de piano. Se sentía un poco culpable por querer investigar su pasado, pero no podía evitarlo.
—¿Tadeo... un amante de antes? —Ella hizo una pausa y parpadeó. —Sí.
Lo miró a los ojos, y él se sonrojó. —Lo siento, si es algo de lo que no puedes hablar.
Pero antes de que finalizara el tema, no pudo evitar querer preguntar:
—¿Quieres volver con él algún día? —Él sujetó inconscientemente su cintura mientras preguntaba, y no pudo soportar sacarla cuando se dio cuenta dónde estaban tocando sus grandes palmas.
Naia no parecía importarle y negó con la cabeza a su pregunta. Los labios de León se inclinaron hacia arriba, aliviado. —Él ya está casado, Elías me dijo que lastimaría a mucha gente si sigo con él.