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25% La ultima guerra / Chapter 12: 2 parte 4

Kapitel 12: 2 parte 4

[Parte 3: Rangos.]

[Para animar y motivar a los nuevos aventureros quienes decidan correr el riesgo de subir su poder se creó una Tabla de Clasificación para que los usuarios entiendan en qué nivel están sus adversarios quienes se enfrentaran.]

[Al recibir el sistema en automático estará en el rango E siendo el menor rango que se posicionan los novatos. Luego de la siguiente rango será la D y luego la C, la B, la A pero la clasificación no se detiene hasta llegar la S, sino que al superar al rango A en automático su rango será de rango SE y subirá hasta qué llegue al siguiente categoria que sería el rango SSE que solo los más poderosos pueden llegar, y hasta el momento nadie pudo superar el rango SB.]

[¿Como subir de rango? Esta es la pregunta que los usuarios diaramente le dicen al sistema.]

[Respuesta: Para subir de nivel se requiere de destreza y sabiduría. Dependerá de su eficiencia que aplica en el combate frente al enemigo.]

[Caso contrario: Sí el usuario no desempeña en el combate su rango se reducirá sin importar sí sea poderoso o no, se verá afectado su rango reduciendo.]

[Proxima parte: Puertas.]

...

**Tercera persona:**

Entre la plena oscuridad de la mazmorra, aquellos dos magos caminaban juntos discutiendo sobre del comportamiento del uno y del otro.

—¿Eres un pendejo? —preguntó irritado— Sabes bien que aún tu trabajo no se ha acabado —el mago que inicio esta platica sin fin reprochó al mago que se quería irse de aquí, pero enojado le contestó —. Tch, te dije que mi trabajo ha terminado. ¡Y se supone que tú deberías de estar con tu compañero!

—Haaa no, no, no, no, no, no. Tú como contratado debes de trabajar hasta que terminemos el trabajo ¡por completo!

Pero el mago contratado ya estaba irritado, aún recuerda en especifico las palabras que el mismo Jorge le dijo: "—Oprimelos, mata a todos menos a los mineros, a ellos los amenazaremos con matarlos junto a su familia sí es que intentan hablar.

>Ten este dinero, es la paga completa por lo que pides al querer hacer tu trabajo. Confío en que lo harás bien, además, sí es que la paga fue buena te mandaremos una parte de la lana."

Eso fue lo que dijo Jorge en ese momento, y volviendo a la realidad solo se quedó callado y miró que más allá esta cerca del portal hacia la salida hacia su mundo.

—Mira, amigo, yo no tengo problemas contigo pero ya hice mi trabajo. Solo me iré y ya no me volverás a ver, sí es que claro, Jorge me llama para hacer otra misión.

—¡T-Tu...! —cerró sus puños

Era una realidad que él no podrá superarlo, ese mago es de rango B mientras que él le lleva dos rangos menos siendo de rango D. Era un principiante ante los ojos de aquel mago que se desconoce su nombre.

Cuando estuvieron cerca de ese portal, el hombre solo entró sin decir nada. El otro enfurecido por su comportamiento solo frunció el seño y casi iba a gritarle sus verdades hacia ese hombre hasta que se fué.

— ¡Mal... dita... seas! —ahogó su grito lleno de rencor hacia ese hombre

Pateó las piedras que estaban ahí tiradas en el suelo, su irritación de tener que hacer esto era normal para él, pero ya no aguantaba tener que estar trabajando con un tipo que aún no los apoya despues de hacer el trabajo más pesado.

—Hijo de puta, ojalá y te mueras —escupió por enojo.

Ya estaba un poco alejado del portal y activaba su hechizo para tener iluminación en su camino. Era aterrador para él irse caminando solo entre la oscuridad, pero no le quedaba de otra. Sino fuera por él ya estuviera tranquilo conversando con sus amigos.

"—Es un chingo caminar devuelta con la compañía."

Pero de repente escuchó unas piedras caerse detras suyo que volteó por instinto. Su corazón latía en mil y su expresión poco a poco se entornaba más atemorizante.

—¡¿Quien anda ahí?! —alzó su voz intimidando a quien sea quien esté aquí.

Volteó de nuevo su mirada a otra parte porque escuchó más ruidos de piedras caerse. Solo faltaba poco para que entre en un estado desesperado que imbuyendo más magia a su hechizo ya podía ver con más claridad en los lados de la cueva.

—¡No me hagas usar mis hechizos! ¡Muestra de una vez cabrón!

Y fue ahí que escuchó el más fuerte sonido que se produjo, que con miedo activo su hechizo: "— ¡[Llamarada]!" De la punta de su báculo, ahí se encontraba la bola de fuego que ilumima su camino Fue expulsado una gran llamarada como si se tratase de un dragón ordinario. Aunque su densidad y el calor no es tan fuerte, aún está a nivel del fuego común.

Cuando dejó de usar su hechizo todo se volvió oscuro que solo se podía ver los cristalez azules que no dejan brillar a su alrededor. Todo parece indicar que hay algún monstruo que no ha eliminado sino fuera por culpa de su ignorancia de tener que estar hablando con una persona que solo hizo su trabajo.

Pasos se escuchaban, giró su mirada a otro lugar y luego a otro porque presentía que ya estaban cerca de él. Y tembloroso grito: "— ¡[Purificación]!"

Debajo de él surgió un circulo amarillo que su radio fue más de dos metros. Se iluminó el lugar por el circulo magio, los pasos se detuvieron cuando el mago gritó por miedo a lo desconocido.

—¡Sal hijo de puta! ¡No te tengo miedo! ¡Ten las putas bolas para pelear conmigo!

Miró por detrás y luego por adelante, de izquiera a derecha, estaban en todas partes hasta que le fue atravezado una espada por la espalda. Miró con terror aquella espada que estaba ensagrentada con su sangre, alguien lo agarró por su hombro pero no pudo ver aquella mano que lo agarraba.

Y susurró este ser desconocido: "—¿Cómo se siente morir a manos de un monstruo? —las palabras erizaron su piel, tenía la voz gruesa de un joven como si fuera a estar poseido. El mago habló agudo sin decir ninguna sola palabra: — Aaahh... aahh...

—Pobre, creo que el gato de comio la lengua —enterró más su espada como para que el mago viera y sintiera con sus propias manos la hoja de metal atravezarlo.

Tenía mucho miedo de morir, quería irse sin mirar atras pero parece indicar que ya no saldría de aquí con vida. Y cuando le han sacado esa espadade su pecho había caido de rodillas y despues al suelo sintiendo ese frío abrazador recorrer en su cuerpo.

Miró a su atacante quien fue Némesis que lo miraba serenamente, no tenía ninguna pizca de remordimiento ni odio como para que su intención asesina se mostrara.

No mostró expresión más que esa. Este era en verdad un monstruo disfrazado de cordero.

—Muere.

Y lo decapita matandolo rapidamente para que no muriera lentamente por sus acciones. Desde el punto de vista de los mineros no habían visto nada porque no usaron sus lamparas por petición de Némesis.

—Nadie vea lo que hay en el suelo, encuendan sus lamparas.

Cuando lo hicieron Némesis asintió dando a entender que ya hizo su trabajo. Los mineros quedaron tranquilos despues de saber eso pero aún el miedo por él crecia no mucho pero aún confian.

—Nos vamos chico —dijo un minero ya asustado.

—Los llevaré hacia la salida, y me quedaré. Déjenme al hombre a cargo, ya sabe que no se tiene que meterse conmigo.

Se lo dieron y juntos avanzaron hacia la salida que estaba cerca. Los mineros por ultima vez han agradecido al chico por sus acciones.

—Gracias amigo.

—Por poco y no salimos de esta, gracias chico.

—Gracias.

Némesis asintió con respeto: "—Gracias por su ayuda también." Le entregaron una lampara y al igual que otra lampara que se cuelga en la frente del chico y una pistola que se extrañó por eso.

Pero al ver al tipo que le entregó, solo guiñó el ojo y entendió que esto le serviría para que lo usara en caso de emergencia.

Eso era más que suficiente para enfrentarse contra sus enemigos y se fuera al otro camino que era donde estaba Jorge y los demás secuestrados.

—¡Prometo volver —alzó la voz para que lo escucharan!

— ¡Vienes cabrón para que nos hechenos unas chelas hahaha!

Se fueron los mineros con alegria para que despues estuvieran ellos solos aquí en esta cueva. Némesis le quitó la soga que lo tenían amarrado al hombre y él sin decir nada escuchó a Némesis hablarle.

—Sé que tú no estas relacionado con esos pendejos porque sé muy bien como se comporta un asesino. Tu miedo a matar me mostró la poca fe que tengo con la humanidad y es por eso que te preguntaré una sola vez antes de querer cometer una acción que dependerá de tu vida y tu honor...

>¿Hay una razón?

Razón... ¿Por qué razón él está aquí como para presenciar y ser testigo de los asesinatos que cometieron sus supuestos compañeros? Antes de que hablara el hombre, Némesis lo interrumpe: "—Quiero saberlo hombre. Sé que tus intenciones son buenas por un lado, pero por el otro lado tus acciones son malas."

Desde que la humanidad comenzó a pecar, Némesis no tuvo ningun día en que durmiera tranquilamente junto a su familia cuando estaba en la infancia hasta en la adolescencia. Nunca tuvo amigos porque la todos siempre lo traicionaban de una forma que a un humano con su primera vida se rompería en mil pedazos.

Pero hay excepsiones como en el caso de Yamil que aún se mantiene con vida sino fuera porque Némesis contiene sus sentimientos.

Un minuto despues comenzó a hablar el hombre inclinandose ante el chico humillandose asímismo: "—Tengo una hija snif...

>Mi hija tiene una enfermedad en el corazón que sí no se puede operar, morirá. Aún si hay magia los sacerdotes no pudieron hacer nada para sanarla.

>El dinero no me alcanza por que mi maldita mujer se llevó mis cosas de valor que con tanto esfuerzo lo obtuve snif... Y es por eso que estoy aquí humillandome porque no puedo aguantar más la vergüenza de tener que trabajar aquí.

—...

No podía gritar pero al menos mostró sus verdaderos sentimientos que tiene hacia su hija: "—Mírame." Némesis miró aquel rostro tan devastado que mantiene por tener que ver su hija sufrir por esa enfermedad que era ordinaria.

No vió ninguna expresión corporal que lo delarara que actúa y tomó una desición, pero antes tiene aclarar esto: "—¿Por tu hija?"

—Si —contestó aún mirandolo con los ojos lagrimeando.

—Bien... Bien, bien... Te ayudaré a salvar tu hija.

Eso sorprendió al hombre que aún se mantiene humillado ante el chico y preguntó: "—¿Por qué? ¿Por qué quiere salvar a mi hija sí viste lo que soy ahora?"

Era clara su pregunta, él mismo se dice asímismo que es una mala persona por hacer esto, aún si casi iba a empuñar su espada por matar a alguien por el maldito dinero.

—Lo hago porque esa niña puede tener una buena larga vida. Siempre los niños son los más afectados en una relación en que sus padres no están en buenos términos y se pelean por algo estúpido e inútil.

>Pero recuerda: No mataras por justicia o por venganza. Solo El es el juez de tu vida y de nadie más.

Pero cerró rápido sus ojos al decir esas últimas palabras. Cometió el peor error de su vida al exponer un mandamiento que sabe bien quién lo dijo.

Pero habló el hombre, pensando que ese mandamiento es por parte de su dios al que sigue: "—Tu dios es misericordioso."

Al abrir sus ojos ve que aún mantenía esa expresión de vergüenza desde hace rato. Por suerte, el hombre piensa que ese dios que menciona sea algún gobernador de las dos mitologías. Némesis le dió la mano y el hombre la aceptó levantándose del suelo.

Y Némesis concluyó esto: "—Ayúdame y yo ayudaré a salvar tu hija —fue serio con sus palabras y él también se puso serio—. Te mostraré que no soy un traidor.

>Me llamo José... Estrada José."

—José... Némesis.

Y avanzaron hacia su siguiente objetivo que era salvar los otros secuestrados que quedan.

Los mineros estaban picando los cristales azules con una velocidad normal pero ese miedo que tienen hacia los traidores era alto que hasta se notaba sus expresiones faciales. Eran observados por aquellos hombres que tienen manchados de sangre de monstruos y humanos con esa sonriza y platica tan tranquila que a uno lo vería con repulsión y asco.

Jorge, tranquilo y sereno, mira la situación viendo que todo va conforme el plan que propuso va todo bien.

"—Aún tenemos tiempo, solo queda una media hora pa'que cierre el portal."

>¿Cuanto llevan los mineros? —preguntó mirando las mochilas de los secuestrados

Un espadachín arrogantemente se acercó con un minero y termina quitándole una de las mochilas a este minero que se indignó por su acción pero siguió picando el mineral.

Al abrir la mochila, ve que aún podía caber treita kilogramos más de mineral y se lo dice al jefe: "—¡Como unos veinte kilogramos o más y fuga!"

— Mmm... —se tocó la barbilla y pensó— "Un kilo de Cristal de Maná vale dos pesos multiplicado por ochenta kilogramos porque esas mochilas que llevan mineros pueden llevar tanto peso, van como poray de los dos mil pesos.

>Y por cada persona que son como diez o quince: ya tenemos asegurado como unos dos millones de pesos más con el otro grupo que creo que ahí van como unos veinte mineros o menos — sonrió maliciosamente— van como unos cinco millones o más.

>Este negocio sí que va muy bien, tal vez este sea mi último dia de trabajo, ya tengo cinco millones ahorrados, con eso puedo vivir tranquilamente por un tiempo."

Estos cristales son los que más se venden comunmente. Como hay tres tipos de este cristal que se encontraron, cada tipo de cristal cuesta de menor a mayor rango.

El cristal azúl que es el normal vale a 2 pesos el gramo, el verde que es raro de encontrar vale 7 pesos y el más raro que son los cristales rojos cuesta 12 pesos, el negocio de los cristales es muy bueno. Pero para esta gente que tiene secuestrada a los mineros que dependiendo de qué mochila lleven, la gran fortuna se la llevarán todos menos a los inocentes que no podrán salir con vida.

Es un gran negocio pero es muy riesgoso y peligroso tener que hacerlo porque apuestan sus vidas por el maldito dinero, ya sean que estén muertos dentro del portal o ya sea que estén encarcelados por el resto de sus vidas.

Un minero cayó al suelo por sus heridas graves, tenía un gran corte en su estomago que no lo debaja trabajar bien. Esto tomó por sopresa a Jorge porque sabía bien que pidió a sus hombre que los hirieran a menos de que estos se rebelen contra ellos.

—¡Puta madre, sanadores, curenlo! —gritó de enojo y preguntó:— ¿Quien fue el hijo de puta que se metió con un minero? —estaba enfurecido, sus venas de la frente se le marcaban y más por el cuello que sí no fuera por su paciencia ya estuviera asesinando a uno por uno por su furia.

Los sanadores, también siendo secuestrados por esta banda, hacian lo posible para curarlo pero la herida en sí era grave. Las posibilidades de que salga de aquí con vida son bajas pero sí dentro de media hora no llegara a un hospital su muerte sería inminente.

—No te mueras amigo, te necesitamos —un sanador le respondió preocupado y otro le responde también— ¡Animo hombre, tienes una vida por delante!

Se logró curar la herida pero el daño ya estaba hecho, el hombre sonrió y agradeció por la atención que le dieron: "—Se los agradezco."

Tuvo suerte que el numero de sanadores o sacerdotes eran tres, pero aún se mantenían en desventaja, en especial porque tenían a un herido grave con ellos.

Jorge se le acerco y se agachó a su altura con esa aura intimidante que lo caracteriza, y preguntó seriamente: "—¿Puedes seguir?" El minero no entendió a lo que se refería pero claramente sabía que estaba hablando del trabajo.

El miedo y el panico se hizo presente en él pero lo logra ocultar. Solo tragó saliva y asintió: "—Puedo llevarme la mochila pero no puedo seguir picando —Jorge estaba "bien" con eso que solo gruño y se alejó de él."

Tan solo se alejó de él y envainó su espada en frente de todos que lo miraban espectantes de ver otro asesinato. Apuntó su espada ante el minero y sin darle tiempo de decir sus ultimas palabras Jorge alzó al ataque en cámara lenta.

El minero miró los ojos de Jorge que estaban vacios y sin vida, y cuando cerró los ojos escuchó que la espada había sido enterrada ante él casi cerca de su rostro.

Su corazón latía en mil por minuto, era decir como que sí la muerte se apiadara de él por el momento cuando abrió sus ojos. Solo miraba ahí la hoja sucia con la sangre de los inocentes y de los monstruos como también se miraba a él mismo que su expresión estaba en shock.

En eso Jorge habló en un tono más oscuro: "—Más te vale que lo lleves, sino ya sabes que allá no estarás tú y lo sustituirán solo con tu tumba sin tu cuerpo."

Allá se refirió al mundo donde todos pertenecen, y supo que sí fallaba quizas ellos estarían metiéndose con su familia y quizas los maten.

Creyó que este hombre era bueno, amable, humilde, pero todo eso era en realidad su máscara que ocultaba su verdadero ser. Dejó su humanidad por el dinero y el poder.

A pesar de que ahora que los gobernadores ya tienen el reconocimiento de la humanidad y todo lo demás, aún hay personas que están dispuestos a irse al infierno a que vayan al paraíso eterno.

Quienes estén dispuestos a entregar su vida por el poder, hay otros que ni quieren dar su vida y aún se ven obligados a entregarlo. Entre la oscuridad que envuelven al grupo, entre las sombras ahí estaba Némesis mirandolos entre las estacas que estaban enterradas en el suelo.

"—Ahí estás maldito, pensé que estabas con alta guardia pero veo que estas confiado con tu gente.

>Vamos a ver qué tan confiado estas cuando te enteres que tus compañeros del otro grupo estan muertos."

Solo es cuestión de esperar a que José haga su papel de hombre cobarde. Y cuando apareció este entró corriendo hacia el grupo y gritó: "—¡Ayuda! ¡Los malditos mineros se revelaron!"

—¡¿Qué?! —gritó Jorge enfurecido—¡¿Cómo madres dices que esos pendejos se revelen contra ustedes?!

—¡Nos agarraron por sorpresa lanzando sus picos hacia nosotros! Ellos se quedaron ahí intentanto tener el control pero vine aquí para notificarles de esto tan rápido como podia correr.

—Tch, ustedes dos —señalo a dos espadachines—, vamos p'allá.

José no tuvo otras opciones más que seguirlos porque sino ellos pensarían que aquí hay problemas de confianza. No todo es como se lo piensa uno y se fueron dejando solos a su grupo.

Némesis veía como poco a poco se iban corriendo los cuatro para ir a apoyar a los muchachos que piensan que aún se mantienen a raya: "—Perfecto, vamos a darle —pensó ahora mirando a los objetivos a eliminar."

Revisó en sus bolsillos y revisa que tiene sus dos cargadores de pistola, su espada colgada en su cintura y su pistola que ya está recargada, listo para usarse en acción, pero.

"—La explosión que va a producir esta arma será grande como para que escuche Jorge y los otros. Sí tan solo esta arma tuviera un silenciador el sonido disminuiría algo como para que llegue a escucharse hasta la salida.

>No vale la pena usarlo por ahora, llamaré la atención a un sanador para que distraiga a las ratas."

Exhaló por medio de su nariz y abrió los ojos en calma para que intentara acercarse lo más que pueda. Con sus pies descalsos caminaba a paso lento hacia un espadachín, un sanador asombrado y esperanzado se percató de su presencia y ve que el chico le muestra su espada que lo va usar en contra de los malditos asesinos.

Con unas simples señas el mago entendió lo que Némesis quizo decir. Este mago se acercó con uno de sus compañeros que miraba abajo y con su báculo en alto lo golpeó tan fuerte para que se enfurezca y alce la voz: "—¡Oye, ¿qué te pasa?!"

Todos miraron al dúo sorprendidos por esta acción que solo se quedaron mirando, espentantes de lo que sucederá después. Sin embargo, un espadachín que estaba alejado de los demás sintió una mano taparle su boca y luego fuera atravezado por una espada por su espalda, quizo gritar pero Némesis una vez más lo saca y lo vuelve a meter en el cuerpo del hombre, muriendo en silencio.

Lo acostó en silencio y fue hacia el siguiente enemigo que estaba cerca suya con sigilo. Ahora la provocación que hizo el sanador con su compañero ahora se convirtió en una pelea. Estos peleaban bien por el siemple hecho de que usan una habilidad pasiva llamada [boxeo].

—¡Hijo de puta! —lanzó un izquierdazo al sanador que lo provocó con rabia, pero este simplemente se acachó y lo pateó en su estomago haciendo retroceder— Denle a la niñita una falda.

Todos carcajearon por ese comentario que hizo, incluso Némesis sonrió por eso. Al estar cerca de un espadachín usó la espada del asesinado apuntando en el cuello, ya estaba a nada de actuar hasta que uno se dió cuenta de su presencia pero ya era demasiado tarde, pues, Némesis ya había asesinado al espadachín.

Todos se dieron cuenta y de inmediato saltaron contra él sacando sus armas a relucir. Ahora perdieron a dos de ellos, no dudaron en rodearlo y al mismo tiempo lo atacaran verticalmente que fue su primer error.

Era claro donde se iba a mover, se agachó tab rápido como para que viera las hojas de las espadas pasar en frente de su rostro. Sosteniendo dos espadas, una en cada mano, fue directo contra uno que este difícilmente se defendió pero al exponer su estomago no pudo evitar el corte tan profundo que recibió de lleno y sus intestinos salieran a relucir.

Los espadachines retrocedieron y se quedaron serios al ver que el chico era en verdad un genio con las espada. Los otros intentaron atacar por detras pero fueron golpeados por los mineros que lanzaron sus picos y empezaban a lanzarles los cristales para distraerlos y que Némesis siguiera con lo suyo ya un poco calmado.

Se sentía incomodo tener que llevar dos espadas del mismo tamaño, si bien, sabe como usar la espada sin importar sí lleva una o dos del mismo tamaño.

"—No me queda de otra, actuaré rápido —pensó mientras que sentía tanta fatiga en su cuerpo que empezaba a temblar."

Fijó su mirada a un espadachín que estaba bajo la guardia, lo embiste haciendo diferentes movimientos hasta que este, enojado y desesperado, se expuso pero muere al instante al ser atravezado en el pecho por la espada de su enemigo.

Némesis no pudo seguir usando esa espada y tomó la espada que aún el espadachín sostenía en su mano antes de morir al instante, y de nuevo embiste a otro espadachín que le cortó los tendones de su pierna derecha que al caer este miró el filo de la espada y le cortara a la mitad su cabeza muriendo.

Némesis fue rapidamente contra un lancero que casi mata a un sanador cortando la base del arma donde esta fijo la hoja de metal y luego lo matara cortandole su cuello abatiendolo; a otro que ya supo de su presencia este sí le dió batalla pero cuando le bloqueó su ataque Némesis le atraviesa con la otra espada al estomago del hombre abatiendo otro enemigo más.

A uno lo encontró distraido que lo atravieza por detras su espada, un lancero fue al ataque contra el chico pero este enterró ambas espadas y terminó de alguna forma agarrar la lanza y lo usara en contra de su propietario atravezandolo en su pecho, un espadachín tontamente ataca con el primer movimiento pero al hacer el segundo miró como Némesis lo decapitó con ambas espadas como si fuera a usar unas tijeras en su cuello.

Y al ultimo tuvo suerte que agarró de rehén al sanador que inició el pleito con su compañero, sacando un cuchillo y con el filo de la hoja lo pusiera en el cuello. Desesperado, gritó: "—¡Baja tu arma, ya!" Némesis hizo caso y soltó ambas espadas ensagrentadas con la sangre de los culpables que cuando gritó de nuevo el hombre: "— ¡Déjenme ir y les prometo que no haré nada con este chamaco!" Némesis sacó su pistola tan rápido como si fuera un vaquero y disparó a precisión al hombre que dió en el blanco en la frente.

Todos saltaron por el susto que provocó el sonido, y el hombre que recibió la bala cayó muriendo al instante al suelo como un saco de papas.

Todo había acabado, pero faltaba una cosa que hacer. Némesis estaba respirando pesadamente y su vista se vió nublado por unos instantes. Todo fue rapido hasta que se recompuso y llamó a todos a que vinieran con él: "—Váyanse rápido, los enviaré hasta salida."

Sin dudar Némesis fue el primero en dar carrera mientras que los otros le seguían el paso. Cuando llegaron, Némesis les señaló que fueran al lugar señalado, los terminó dejandolos ahí por que ahora tenía que salvar a José de esos tres que quedaban en el otro camino.

...

Cuando Jorge, José y los otros dos escucharon la detonación del arma, Jorge se puso más que furioso que contuvo esa ira conteniendo las ganas de golpear la tierra.

Cuando llegaron a la escena que José lo guío, Jorge identificó que alguien de sus camaradas fue un traidor porque miró que uno de los cuerpos tenía una espada enterrada.

"—Ese maldito hijo de perra que decapitó a mis muchachos..."

>Volvamos rápido.

Tan solo ver ese cuerpo se dio cuenta que sí seguía investigando llegará a la misma conclusión de que un espadachín traidor fue el causante de tantas perdidas y que con los mineros habrían huido de aquí.

Fueron corriendo devuelta con el grupo pero un espadachín que estaba a lado de Jorge se quejó y cayó al suelo, iluminan con sus lamparas a su compañero y de dan cuenta que ahí se hayaba muerto con una lanza que se le abría sido atravezada.

Pero otra lanza fue disparada hacia ellos que acertó solo al espadachín en el torso. Jorge estaba en shock desde ese entonces que sacó un arma de fusil, una pistola había sacado por debajo de su pechera, disparó a la oscuridad por miedo que gastó todas sus balas e intentó recargar.

Se le cayó al suelo el cartucho que al agarrarlo un balazo recibió en el brazo que gritó de dolor: "—¡Aaaaaahhhhh!" Sacó su espada aún con el dolor en mente y gritó de nuevo con fervor: "—¡Vamos pinche cabrón! ¡Pelea como hombre!" Pero recibió otro balazo en el otro brazo que ahora ya no podía usarlo como también el otro.

Luego recibió balazos en las piernas que cae al suelo y se recuerde el dolor como nunca antes lo había imaginado. Gritó y gritó de agonia hasta que miró que en frente suyo estaba una hoja de una espada reflejando su rostro.

Y habló el supuesto traidor: "—El karma siempre vendrá como un suceso milagroso, pero en este caso yo tuve que actuar como un karma." Y la posición que estaba la espada cambió siendo el filo de la hoja apuntando en su frente. Se alzó y el hombre desesperado pedía una segunda oportunidad: "—¡Dame otra oportunidad, quiero enmnedar mis cosas! ¡Te daré todo pero por favor, déjame ir!"

—Tuviste muchas oportunidades pero en una de esas lo has despreciado tanto como para que ahora estes muerto.

—¿Eh?

—Los muertos no hablan.

El filo terminó atravezando la cabeza de Jorge que terminó atascado, todo se pudo ver gracias a José que usando su lámpara, miró lo que el chico es capaz de hacer.

Ese chico suspiró y prendió su lampara que cuelga en su frente y hablará a la nada: "—Ni siquiera el maldito dinero les salvará de su destino."

José estaba aterrado por ver el talento tan hermoso y a la vez aterrador que era ver a Némesis actuar así. Nunca en su vida vió que un chico manejara el asunto tan friamente calculado.

—T-Te ayudo —y lo agarra del brazo para que se apoye con su cuerpo.

—Gracias —Némesis agradeció a José por el apoyo y tiró su pistola junto con los cargadores en el suelo de la cueva.

Del otro del portal ahí se encontraban sus compañeros de la minería al igual que unos agentes que casi iban a entrar al portal al ver que había salido Némesis y José de ahí, pues no era necesario que entraran porque cuando salió él, el portal ya se estaba encerrando.

—Misión completada —sonrió a todos tranquilamente—. No hubo ningún sobreviviente.

Claramente esto era sorprendente, un agente se le acercó y le interrogó lo que pasó ahí.

—¿Qué pasó ahí? —preguntó seriamente a lo que contestó Némesis —Pregúnteles a ellos, yo solamente me iré de aquí.

Pero lo tomó del hombro y le dijo que no se fuera tan facil, puesto que era necesario que informara todo sobre esto él mismo.

Y así fue, con los testigos, los agentes identificaron que esto fue otro caso más de asesinato. Nada raro y sorprendente para todos porque ciertamente esto pasa en todo el mundo.

—Agradecemos por su cooperación, por medio de una cuenta bancaria se le dará una compensación por esto al igual que ustedes mineros.

>Nos retiramos y notificaremos a nuestro departamento sobre este caso, gracias.

—Bien —concluyo Némesis para que despues se fuera con José.

Los mineros se despidieron y le gritaron que le darían parte del dinero por haberlos salvados al igual que los otros sobrevivientes que están agradecidos por haberlos salvados.

Cuando ya estuvieron solos caminando hacia sus hogares, Némesis sacó de su bolsillo una pequeña bolsa negra y sacara unas pequeñas piedras preciosas a un gran valor en el mercado.

—José, ten.

No podía creer lo que le iba a dar, lo recibió y miró que en su palma estaban las gemas más preciosas que ni en su vida había visto. Se veía hermoso y la vez costoso por lo que preguntó nervioso y asustado: "—¿Por qué me lo entregas? Cuesta mucho dinero obtenerlo."

Su preocupación era verdadera y por eso Némesis sonrió: "—Ahí le dices que fuí yo quién la salvó, adiós." Y se fue sin mirar atrás, José estaba realmente impactando por tal generosidad que empezó a llorar de alegría.

Con estas piedras preciosas eran suficientes para que su hija se salve y tuviera una vida plena como cualquier niño en este mundo.

Y le agradeció gritando desde lejos: "—¡Gracias Némesis!" Este solo sonrió y en la atardecer, el sol calido lo abraza desapareciendo entre la multitud de persona que se paseaban por este camino.

...


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