Hemos estado quedándonos en la capital de Alvannia por algunas semanas ya. Regaleon ayudó a mi hermano con su problema de plagas, que eran un enjambre de avispas asesinas tan grandes como un caballo.
El resurgimiento de estas bestias antiguas está causándole dificultades a mi hermano Ricardo. Todavía no tenemos mucha información sobre estas bestias ancestrales y como podemos ver, solo las personas con habilidades mágicas, que somos nosotros los Atlantes, son las que pueden causarles un daño significativo.
—Mamá... —Alfonso corrió hacia mí sosteniendo unas flores que parecían camelias.
—Oh, ¿mi pequeño Al le está dando una flor a mamá? —pregunté con un tono dulce.
—Fower... —Alfonso trató de hablar.
—Sí, esta es una flor de camelia —dije—. Y tiene color rosa.
—Mamá... —Aerith estaba intentando correr con sus pequeñas piernas hacia nosotros—. Fower... fower.
Aerith también me dio una flor de camelia de color rosa claro.