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—Dahlia —Alpha Thorton llamó de inmediato, levantando una mano como señal para que se detuviera—. Todos somos invitados de los Oráculos aquí en el Bosque. Cuida tu comportamiento.
—Pero Padre
—Cuida —repitió Alpha Thorton, pronunciando cada palabra con énfasis—, tu comportamiento.
Dahlia resopló, pisoteando el suelo con sus manos apretadas en puños a su lado. Me lanzó una mirada envenenada antes de sentarse de nuevo, cayendo en su asiento mientras cruzaba los brazos sobre su pecho como una niña malhumorada.
Yo resoplé, observando el intercambio mientras Blaise me colocaba de nuevo en el suelo. Ahora que había otros mirando, tenerme en sus brazos sería un pobre reflejo de nosotros y de Colmilloférreo en su conjunto.
Con Damon dirigiendo el camino, avanzamos hacia la mesa que nos habían dejado libre. Los tres nos sentamos, con Damon justo en el centro, Blaise a su derecha, y yo sentada a la izquierda de Damon.