(Desde la perspectiva de Blue)
—¡Su Alteza está aquí, todos!
A pesar de que el soldado que gritó estaba lejos, de repente me preocupó perder mi audición para siempre. Ruby se estaba masajeando las orejas con la esperanza de devolverlas a la vida.
—¿Su Alteza está aquí?
—Si no tuviera esta caja en mis manos, habría tapado las orejas de Su Alteza —refunfuñó Perita—. ¡Estos idiotas sin vergüenza!
—Estoy bien, Perita. Cálmate —dije entre risas, dándole una palmada en el hombro.
Los caballeros se agruparon frente a mí y me saludaron juntos. Les hice un gesto para que se levantaran. Estaban entrenando ya que tenían que hacerlo durante la mayor parte del día. También saludaron a Ruby, la ama de la torre mágica. Por alguna razón, parecía que se había sorprendido.
—¿Cómo han estado ustedes? —pregunté.
—Estamos bien, Su Alteza. Gracias por preguntar.
—Pero Su Alteza necesita cuidarse ahora que hay dos vidas —dijo uno de los caballeros.
—¿Qué? —exclamó Ruby sorprendida.