Mientras Harold planeaba un conjunto de ropa a juego para él y su princesa, la mencionada princesa estaba en la cámara de Luciana, mirando su figura dormida.
Luciana se veía terrible. La vista partió el corazón de Alicia en un millón de pedazos.
Luciana parecía un cadáver y mucho más pequeña de lo que solía parecer mientras yacía en la cama. Tenía una venda alrededor de su cuello y otra envolviendo desde su hombro hacia abajo y cubriendo también todo su brazo izquierdo, pero Alicia no podía ver el resto ya que estaba cubierta con una colcha.
—Ella va a estar bien, ¿no es así? —preguntó Luciana al médico que acababa de terminar de realizarle acupuntura.
El joven bajó la cabeza mientras respondía tristemente, —Lamento decirlo, Princesa, pero no lo sé con certeza