—¿Qué haces aquí a esta hora? —preguntó Tyra cuando Damián entró en su cámara sin llamar.
Se levantó de la cama y fue a comprobar que no hubiera nadie afuera antes de cerrar la puerta.
—Pregunté qué estás haciendo aquí.
—¿Qué estoy haciendo aquí o por qué estoy aquí cuando debería estar encerrado en el calabozo? —preguntó Damián con ira mientras se dirigía hacia ella, agarrándola del cuello y aplastándola contra la pared. Tyra gritó cuando su espalda golpeó la pared, pero tenía un problema aún mayor: no podía respirar.
—Fuiste tú, ¿verdad? —siseó, sus dedos apretando más fuerte su cuello.
Tyra jadear por aire, luchando por respirar mientras el agarre de Damián se hacía más fuerte. Movió la cabeza frenéticamente, tratando de negar su acusación.
—¿Q-Qué... estás... diciendo? —luchó por hablar mientras las lágrimas brotaban de los rincones de sus ojos mientras seguía luchando para alejar su mano de su cuello.