Abigail dejó de moverse. Estaba sorprendida, pero solo por un breve instante. Retiró la mano con un movimiento brusco y retrocedió.
—¿Cómo puedes hacer esto? Trabajo allí. Está en marcha mi capacitación. Vine a trabajar contigo en circunstancias especiales. No puedes impedirme ir allí.
Expresó su molestia sin vacilar, como si su miedo hacia él hubiera desaparecido. Se volvió más valiente que nunca.
—Ya veo... —Cristóbal dio un paso atrás e inclinó la cabeza ligeramente para verla mejor—. ¡Tan ansiosa por volver allí!
Abigail pudo ver la sospecha en sus ojos. No tenía idea de por qué estaba tan inseguro, a pesar de que ella le había dicho varias veces que solo lo amaba a él. ¿Acaso no le creía?
—Esto no es ansiedad —replicó ella—. Necesito terminar mi capacitación.
—Puedes hacerlo en Grupos Sherman.
—Eso es poco ético —continuó desafiándolo.
—No me importa. No volverás a trabajar allí, y eso es definitivo. No más discusión, ¿de acuerdo? —Se dio la vuelta para marcharse.