—*¡Ouch, ouch!* —el cuerpo del hombre primitivo se retorció del dolor cuando sus palmas fueron golpeadas. Sin embargo, él no se atrevió a quitar sus manos.
Él contuvo sus lágrimas y se quedó parado en su lugar obedientemente. Cada palma fue golpeada diez veces, volviéndose color rojo escarlata.
La escena les recordó a los pasajeros aquellos tutoriales escolares antiguos en tiempos ancestrales donde el tutor golpearía las palmas del joven estudiante con una regla disciplinaria si este fuera a cometer algún error.
Pero si fueras a cambiar al tutor por un hombre joven vistiendo un cazador negro y al joven estudiante por un hombre primitivo alto y grande, la escena se volvería bastante cómica.
Lu Fei miró al hombre primitivo con una expresión de culpa en su rostro. Ella no sabía que su risa le causaría tanto dolor al hombre primitivo. Si ella lo hubiera sabido antes, ella habría cubierto su boca con toda su fuerza, sin reírse para nada.