Decepciona ya no de lo que había pasado si no de su destino tal vez ser egoísta y desear el amor de Heinrich era un pecado, tal vez el dios que les dio la vida no estaba de acuerdo en su forma de proceder que debería de hacer regresar, tal vez era el momento preciso para salir y buscar su camino, no podría forzar siempre y salir airosa.
La lectura le pareció sosa y un poco deprimente, deseaba regresar a ese par de meses y bajar las escaleras encontrarse con él y ser el centro del universo, ahora se sentía como Jenny, dejada a tras sin ningún remordimiento se quitó esas ideas de su mente, recobro la compostura y siguió con su lectura.
Tal vez había perdido a Heinrich esta vez, pero jamás perdería la dignidad, jamás seria ella la que rogara o la que lo buscara, sabía que estaba enojado solo era cuestión de tiempo en esperar que su enojo se fuera, después de satisfacer su necesidad regresaría y estaría esperándolo, para ser la víctima y nunca la victimaria, sería algo de tiempo esta, pero era joven, no había prisa.
Simone estaba feliz había conseguido que Heinrich se distanciara de ella, accedió a cerrar tratos y conferencias tenían la agenda llena por lo menos dos semanas era hora de dejar entrar al segundo jugador.
Después de la sesión de fotos tenían una parada en la casa de verano del príncipe Aren era momento de jugar sus cartas
- Heinrich, estaba pensando en Leila –
- No quiero hablar de eso –
- Entiendo, pero no eres su tutor y eso… -
- Agradecería que mantengas alejada de asuntos que no te corresponden, no tomes atribuciones que no te corresponden –
- Eso es muy rudo –
- Tal vez, llegues a confundir mi atención con interés, pero no es mi problema, los asuntos, referente a Leila solo lo arreglo yo y no necesito de ti ni de nadie para solucionarlo –
- Déjame decirle algo Duque, la única finalidad es la empatía con ella, solo quería dejar en claro que me preocupa la forma en que se comporta en sociedad, tengo mis contactos y ellos me han dejado ver que carece de presencia, así que, como esta en mi casa, también tengo derecho a decidir –
- Esta usted equivocada My Lady si cree que dejare que interfiera con eso –
- Trato por el bien de mi cordura de tolerar su falta de educación, dejara atrás todo su pone atención a lo que estoy por decir, decidí que sería prudente que Leila recibiera clases de Mis Leonina, ella es una mucama del palacio y se encargó de mi temprana educación, eso le ayudara, le hará sentir más confianza en sociedad –
- Ella no necesita –
- Tal vez a sus ojos no, Duque, pero, su presencia deja mucho que desear, tal vez es lo que necesita la seguridad de saber que lo está haciendo bien –
Heinrich puso sus manos en su entre cejo y respiro varias veces, calmo su ira y en esa posición contesto
- No voy a pedir disculpas solo por que escuche tu punto de vista, no creo que lo necesite es correcta bien centrada y además su elegancia es nata, conoce como darse conocer en sociedad la eh visto, tal vez necesita como dijiste la seguridad de que lo está haciendo bien, dejare que valla al palacio con Mis Leonina, veremos si se le ayuda –
- Me agrada que sea así, pedí en la mañana al príncipe su aprobación para esto –
El chico levanta el rostro para casi fulminarla con la mirada
- Tomaste decisiones acerca de Leila sin mi autorización eso es demasiado –
- Pedí autorización al príncipe, no tenía ningún sentido discutir esto contigo si el no está de acuerdo en prestar el tiempo de Mis Leonina, debo decir que el está de acuerdo conmigo, cuando tenga una oportunidad le diré que estas en desacuerdo –
- Veremos si esto fue bueno –
- Agradezco su voto de confianza –
Después de un rato la limosina llega a la casa de campo, algunos sirvientes esperan afuera
- Bienvenido Duque, el príncipe lo recibirá en el jardín –
- Con este clima que ase ahí –
- El príncipe le agrada leer afuera dice que es bueno para la salud respirar el aroma de las flores cuando lee –
Al llegar al jardín Aren se encontraba sentado debajo de un sauce llorón dormido con el libro en sus piernas
- Que habito tan mas excéntrico –
- El príncipe no es bueno en la lectura Duque, pero siempre hace su mayor esfuerzo –
- Claro –
Simone se siente en el kiosco para esperarlos, el mayordomo con una voz ronca llama al príncipe
- Príncipe, el Duque lo está esperando –
Con una sonrisa y sin abrir los ojos
- Mmm… fue demasiado rápido, a veces esa mujer me da escalofríos –
- A que se refiere con eso Príncipe –
- Nada olvídalo –
Los dos caminan al kiosco donde lo, esperaban
-Duque que agradable sorpresa debo de agradecerte a ti Simone –
- puede que si príncipe ya que nuestra visita es referente a lo de la llamada de la mañana –
- Ah te refieres a la pequeña Leila –
-Si príncipe estamos preocupados y la discreción de Mis Leonila para este asunto –
- Claro que, si es para ayudar al Duque y a su querida hermana, será un honor –
- le agradezco príncipe y crea que estaré en deuda con usted –
-no tiene que mencionarlo, me preocupa más Leila los viajes serán largos –
- No quisiera incomodar a su majestad, pero podría recibirnos a Leila y a mí en su palacio –
- pero estaré quedándome aquí por un largo tiempo la ciudad esta lejos –
- entonces enviare a mi hermana y vendré cuando mi agenda me lo permita si eso me lo, permite su majestad –
- que benevolente, es Duque con su hermana se preocupa tanto que llego a sentir un poco de envidia, creo que nadie se a ha preocupado a si por mi –
- Príncipe que rudas palabras, si alguien más lo escuchara estoy segura que moriría de dolor –
- Vamos no seas dramática–
Sus palabras llenas de doble sentido hicieron sentir incomodo a Heinrich tal vez había sido algo precipitada su decisión, pero ya era demasiado tarde.
El tiempo paso muy rápido y una llamada a Simone hizo que el ambiente cambiara drásticamente
- Tenemos que retirarnos Su majestad las citas de negocios para el Duque no lo dejaran ir en un largo tiempo –
- Temo por su salud Duque –
- Esta bien mi salud, el trabajo no es tan intenso, créame –
- Le pediré a Mis Leonila que se encargue de Leila y estará cubierta bajo mi capa no se preocupe no dejare que nada le suceda a su pequeña hermana –
- Le agradezco su infinita misericordia –
Después de unas reverencias salieron del palacio de campo del príncipe aunque sus planes estaban completos y marchaban sobre rueda Leila no era una chiquilla que fuera fácil de someter sería una tarea difícil pero entretenida.
- El camino es pesado estas seguro que no te importa que venga aquí? –
- No tengo alternativa eso también le ayudara el paisaje es hermoso –
- Alguna vez podrás tener esos sentimientos, por mi, Duque? –
- No necesitas mis sentimientos si estas rodeada de tantas personas que te aman –
- Vamos Duque sabe a lo que me refiero –
- Basta Simone no quiero que malinterpretes nada –
- Bien, bien vallamos a casa para cambiarnos eh ir a la cena –
- Aprovechare para hablar con Leila –
- Como guste –
Leila había pasado toda la mañana y tarde cabeceando entre la lectura y el aburrimiento
Una mucama se acerco para despertarla
- My lady el Duque me envió a buscarla le urge hablar con usted –
- Claro llévame con el –
La chica aunque ya madura era muy sobria así que todo el camino no dijo palabra alguno
- Pase mí Lady el Duque la está esperando –
Con una reverencia se despidió y cerró la puerta, en el baño una voz se escuchó retumbar por el eco
- Leila ponle seguro ala puerta y cierra las cortinas –
- Si hermano –
Cl l un robot se movió lo más ágil que pudo después de cerrar la ultima cortina una sombra oscura cubrió su cuerpo haciéndola girar de golpe
- Hermano estas bien-
- No –
- Quieres que llame a alguien para que traiga al médico –
- No –
- Sigues enojado conmigo –
- No estoy molesto, estoy muy frustrado –
- Que pasa hermano tú no eres así –
Sin pronunciar palabra la abrazo tan fuerte casi le quitaba el aliento con dificultad lo empujo para poder zafarse
- Me estas lastimando hermano –
- Me duele dejarte sola, te extraño todo el tiempo, no quiero estar sin ti no quiero –
- Tranquilo hermano yo te entiendo de verdad –
- Como dices eso, acaso no me extrañas –
- Te extraño tanto que duele respirar –
Sin aviso la beso intensamente como en a terrores veces fuerte y rudo sin medir su peso en ella el golpe fue tal que su cuerpo perfil el equilibrio y cayeron en una mesita de noche
Ágilmente la levanto por la habitación y la llevo a un pequeño sofá y la recostó no opuso resistencia ella también se dejo llevar por el momento, beso su boca bajo su cuello y con una voz serena pero agitada por el deseo le dijo.
- Estoy perdiendo la cordura cuándo estas lejos de mi te necesito se mía –
- Toda la vida, fui, seré y soy tuya –
Esa frase hizo que, sus respiraciones se agitaran ya no eran interacciones de niños confundidos ahora eran dos personas que se deseaban que se necesitaban.
La alarma de su reloj los trajo ala realidad
Se miraron Heinrich le dio un beso suave en sus labios
- Tengo una cita en la noche, y toda la semana será igual –
- Te esperare aquí –
- Iras al palacio del príncipe, Mis Leonila fue la institutriz del príncipe y Simone –
- Es acaso eso necesario –
- Si, necesitas ir para poder estar tranquilo además no estarás sola, el holgazán del príncipe estará contigo, me preocupa, pero no estarás sola, solo no te dejes llevar por las locuras de ese hombre –
- Me da miedo –
- No debes yo, iré cuando pueda esta casa, estas todo el día sola a demás las lecciones no están mal –
- Si tú quieres yo iré –
- Bien, puedes ir a pedir que preparen algo de comer y lo suban quiero estar contigo –
- Si hermano ya regreso –
Al salir de la habitación se encontró con una mucama
-Queremos tomar el desayuno –
-Si my lady –
Regresa a la habitación
- Una mucama esperaba a fuera hermano ya traerán tu comida –
- Odio este lugar de verdad –
- No seas muy enojón si es difícil pero no es para tanto –
- Que bueno que no te afecte tanto –
Después de Leila ayudara a vestir a Heinrich la mucama llego con su comida toco la puerta
- Su comida Duque –
- Pase por favor –
Con una voz muy tranquila Leila recibía a la mucama
- Preparamos los platillos que le gustan al duque por ordenes de la señorita Simone –
- Gracias puede retirarse –
A pesar de la tranquilidad de su voz la mucama no dejaba de ver alrededor mirando al sillón, eso hizo irritar a Heinrich
- Salga de una vez por favor –
La voz gutural hizo que la mujer brincara y echara a correr y cerrara la puerta de un solo golpe
- Maldita sea de verdad odio este lugar –
- Comamos hermano –
Con una conversación casi banal calle do en lo simplón hablaron de su itinerario y que esa misma noche se iría al palacio no quería dejarla con estas mujeres que eran demasiado sofocantes.
Antes de salir ya en la puerta para despedirse Heinrich le tomo las manos y las coloco en sus mejillas recostó su rostro en una de ellas con sus ojos cerrados, se inclino y beso su frente
- Cuídate mucho y procura no ser una molestia –
- Si hermano yo seré muy obediente –
- Lo se, lo se, mi corazón siente dolor no quiero irme –
- Yo te esperare, lo sabes –
- Si –
Se ergio y abrió los ojos justo sus manos y las beso, con pesar soltó sus manos coloco su mano en la mejilla de Leila y dio la vuelta para salir, Simone y las mucamas miraban estupefactas toda la escena, los ojos no se despegaban de Leila y con una risa burlona se despidió de Leila
- Que te diviertas pequeña –
La garganta se le hizo nudo, sabia que al llegar ahí sería un martirio como podía controlar este corazón el príncipe era guapo y sensual además de un excelente orador y refinado al hablar a diferencia de Heinrich que era fuego y polvorín Aren era una sube brisa que se posaba en su cuerpo y que lograba provocar en una extraña lujuria.
Vio partir la limosina, las manos aun frías se sentían aun en su mejilla.
Una de las mucamas se acerco para sacarla de ese embrujo
- Señorita el mensajero del príncipe está aquí requiere una audiencia con usted –
Sin voltear dio un suspiro
- Lléveme con el –
Después de un rato de larga charla el mensajero se despidió
Leila subió a su habitación para asegurase de no dejar nada olvidado
Una limosina resonó en la entrada, al parecer su vehículo había llegado tomo una larga bocanada de aire y bajo tan tranquila como su convicción se lo permitía
La servidumbre estaba dando vueltas, corrían y la señora clemina dirigía a todos
- Señorita el príncipe la esta esperando vamos no lo haga esperar –
- No me informaron que el vendría –
- Ni a nosotros señorita –
Al llegar a la sala el príncipe miraba un cuadro que estaba en arriba de la gran chimenea
- Príncipe, que una sorpresa –
- My Lady, espero que sea una agradable sorpresa –
- La mentó si mis palabras llegaron a sonar de una forma incorrecta, es una agradable sorpresa –
- Me gustaría si no es demasiado incomodo, partir en este momento no quiero que my lady sufra por las frías noches en el castillo de campo –
- Si ese es su deseo, partamos en este momento –
- Primero usted –
Sin decir nada mas salieron de la mansión y subieron ala limosina para dirigirse al castillo
Después de un rato la actitud del príncipe cambio de un repentino golpe arranco, su corbatín del cuello y desabotono algunos botones de su camisa
- Por fin saliste de ese infierno para entrar a otro –
- Príncipe sus palabras son muy rudas –
- Puede ser, pero eso es lo, qué tu corazón piensa –
Una risa burlona se escucho retumbar en ese estrecho lugar –
- Vamos querida solo quiero que seas feliz para que yo sea feliz –
Sin esperar alguna respuesta Aren se acerco y tomo la cara pequeña de Leila
- Te prometo que estos días recibieras las mejores experiencias de tu vida –
- Príncipe vine a recibir educación, fue la orden de mi hermano –
De un giro brusco retiro la cara y aventó a un lado
- Eres una tonta o es que a caso le perteneces a mi pretencioso hermano, acaso serás un animal o un esclavo –
Silenciosamente Leila se levanta arregla su cabello
- Soy de Heinrich –
- Vamos eso esta por verse –
El resto del camino fue en silencio aunque su expresión era de enojo y burla
A la entrada estaban la servidumbre la cual la cantidad codeaba en lo ridículo, si en la casa de Simone era incodo aquí seria imposible
Al llegar la bienvenida se escuchaba a las puertas del palacio "bienvenido futura espada del reino Gran príncipe"
Las reverencias y demás protocolos no se hicieron espera
- Señora lleve por favor a nuestra invitada a si habitación y por favor ayúdele a instalarse y prepararse para la cena –
- A la orden príncipe –
- Ve con ella querida te espero en la cena –
Se inclino y beso su mano sin decir nada mas se despidió entrando solo al castillo
En silencio entraron y la mujer hablo todo el camino diciendo las zonas y los lugares del castillo al subir la gran escalera de caracol en la ala oeste caminaron al fondo u entraron a una habitación la cual contaba con un gran ventanal que dejaba ver el hermoso mar y un espectacular jardín el cual tenia una selecta flores de cada temporada
- Señorita su ropa llego en la tarde, el príncipe escogió esta ropa para que lo acompañe a la cena –
- Agradezco su hospitalidad –
- Señorita no debe de ser formal con la servidumbre, esta por debajo de la señorita –
- Agradezco su ayuda, mi hermano me envió a recibir educación –
- Estoy al tanto, asistirá en la mañana después de las diez de la mañana asta la hora de la comida –
- Le agradezco –
La mujer se tomo un respiro cero los ojos y salió de la habitación
- Ellas dos son sus mucamas personales le ayudaran a sus necesidades –
- Lucia señorita estamos muy agradecidas con su alteza de ser sus compañeras –
- Señorita estamos a sus ordenes –
- Gracias es un placer también –
Las dos chicas se miraron fijamente no podrían creer que esa chica agradecirera
- Necesito preparar todo le enviare al mayordomo, permiso señorita –
Se inclino y cerro la puerta de frente
- Señorita nunca debe de agradecer eso no es de la realiza –
- Oh no lo sabia, pero yo no soy de la realeza –
- Oh mi dios, que escandalo –
- Basta Lucia incomodas a la señorita –
- Lo siento –
Leila sin decir nada camino al balcón
- Se que soy alguien importante para el Duque Heinrich y se que también que el me necesita por eso debo de ser aplicada y ayudarlo en lo yo pueda –
- Señorita podrá decir que no es de la realeza pero si usted es amada por el Duque esta bien que se esfuerce le ayudaremos para que sea mas fácil –
- Estaré en deuda con ustedes –
Las chicas rápidamente ayudaron a Leila corrigiéndola y mostrando con ejemplos la conducta en la mesa y la forma de caminar el saludo y demás cosas que ocuparía en la cena.
Era un mundo de información, pero era las cosas básicas las conocía solo tenia que ser mas delicada
Después del baño se sintió muy tranquila al verse en el espejo con el regalo del príncipe se sentía como una princesa era grande con mucho vuelo guantes de encaje y joyas maravillosas .
- Señorita nació para esto es un ángel –
- El príncipe tiene buen gusto, recibirá las miradas de todos –
- De todos, ¿que quiere decir? –
- Hoy el príncipe hizo una recepción e invito a mucha gente para darle la bienvenida –
- No tenia idea de eso –
- Bueno a si es nuestro príncipe, es muy apasionado –
- Oh mi dios, no se si podre con esto –
- Claro que si por que lo hará por su hermano –
- Si tienen razón lo hare –
- Si y será perfecta –
El llamado de alguien a su puerta la hizo pegar un brinco en su lugar
- Señorita, el príncipe la espera ya es hora –
- En seguida, estoy con el –
Reviso su cabello en el espejo y salieron de su habitación
Camino por el pasillo asta llegar ala entrada de las escaleras ahí la espera el príncipe el cual deslumbrado por su belleza camino asta alcanzarla y le extendió el brazo
- Magnifica y hermosa no puedo decir otra cosa –
- Me sonroja su majestad –
- No digas esas palabras porque despiertas en mí, sentimientos prohibidos, cariño –
- Su majestad –
Una risa gutural resonaba en su cerebro, a decir verdad esas palabras la habían hecho sentir emocionada pero borro eso de su mente rápido como llego
Bajaron las escaleras las miradas y los cuchicheos no se hicieron esperar si ponías atención podías escuchar "trepadora, vergüenza de la familia, mujer sin clase, aléjate del príncipe es mío", etc…
Pero esos comentarios no llegaron a los oídos de Leila la música y las risas del príncipe nunca esos comentarios pudieron alcanzarla, los jóvenes se acercaban para bailar pedían su mano y platicaban entre ellos de la belleza que la habían visto con el duque.
El príncipe desde lejos la observaba la cara de Leila siempre roja por los elogios de todos los hombres a su alrededor las chicas se abalanzaban para saludarla querían ver el vestido y las joyas asta los zapatos fueron inspeccionados.
La impecable forma de bailar era gracias a Heinrich ya que siempre había practicado mucho
Ya pasadas las horas los pies le dolían, la gente no paraba de hablarle invitarla a bailar el cansancio ya se hacia visible en su rostro a si que el príncipe dio por terminada la velada.
Pasadas las doce de la noche poco a poco se fueron retirando.
El príncipe camino hasta donde estaba con unas chicas las cuales no paraban de hablar
- Señoritas, temo decirle que vengo por mi compañera –
- Su majestad, estamos muy emocionadas por estar aquí –
- La emoción, puedo verla, pero necesitamos regresar mañana nuestra agenda es apretada –
- Discúlpenos su majestad por nuestra insolencia –
Beso la mano de Leila, hizo una reverencia y salieron del salón de baile, los pues le dolían mucho y una pequeña cojera fue inevitable, inmediatamente al notarlo sin decir nada la levanto en sus brazos y la llevo asta a su habitación, aunque ella se quejara, hizo caso omiso y la llevo asta su recamara
- Llamen al doctor y ayúdenme con sus zapatos –
- Claro príncipe –
- Eres una niña tonta, si sentías eso pudiste pedir ir a la sala de te para seguir platicando –
- Lo siento, en verdad no me di cuenta –
El doctor entro a la habitación y reviso las heridas algunas ampollas debido a bailar tanto
- No se preocupe príncipe la señorita no tiene nada grabe que algunas ampollas, aunque son dolorosas, su salud no corre riesgo –
- Me alegra oírlo –
- Le daré un ungüento y algunas pastillas para el dolor el descanso de esta noche mañana se sentirá mejor –
- Gracias doctor –
- Es un alivio estaba tan preocupado por ti –
- No se preocupe príncipe no duele mucho –
Salieron todos de la habitación y los dos se quedaron solos
- Estaba muy preocupado de que mi imprudencia te hiciera daño, pero estabas muy feliz y bailabas como los ángeles –
- Gracias príncipe la verdad me divertí como nunca fue muy atento con este detalle –
- Te dejare descansar –
- No vemos mañana que descanse –
- Descansa –
Las mucamas entraron en la habitación para ayudar a vestirse para dormir y colocarle el ungüento, le dieron un vaso con agua para el medicamentó, el sabor era un poco amargo así que fue difícil tomarla
Mientras la preparaban para dormir le dijeron los pendientes de mañana así que tuvo que hacerse la fuerte para poder digerir todo lo que le decían
- Mañana vendremos muy temprano y estaremos muy emocionadas para trabajar con usted que remos conocer sus gustos estoy muy emocionada –
- La hora de despertase es a las ocho para que pueda arreglar se y tomar el desayuno para que tome sus clases a las diez en punto –
- Agradecería que cuidaran bien de mi –
Al terminar salieron y fueron directamente a sus habitaciones tal vez si eran buenas personas.
Al abrir sus recamaras se dieron cuenta que príncipe se encontraba adentro
- ¿Príncipe que hace aquí? –
- Solo pase a saludarlas señoritas –
- Su gracia es un honor tenerlo aquí pero no sé si sea apropiado para su majestad entrar a este lugar tan humilde –
- No se preocupe solo quería pedirles un favor –
- Su gracia sus palabras son órdenes para nosotras –
- Bien sus palabras me son tranquilizantes, pero deben saber que todo lo que hagan será bonificado con ayudas extras para ustedes solo tienen que seguir lo que le pido vendré con ustedes en unos días para decir los detalles –
- Claro que si su gracia –
Al salir de la habitación las dos chicas entraron en pánico sabían que algo no andaba bien jamás el príncipe se había acercado la servidumbre de ese modo sus planes debían de ser muy retorcidos, al final de cuentas que podían hacer ellas.