El aroma de la comida lo hacía apetitoso.
Sostuvo los bollos y la siguió hasta el sofá.
Él miró su rostro que estaba sonrojado debido al vapor y no pudo evitar preguntar. —¿Tardaste tanto porque fuiste a cocinar bollos?
Tan Bengbeng era una persona directa y no pensaba mucho.
Ella asintió y respondió—: No has comido en horas, no es bueno para tu estómago. Los bollos no fueron hechos por mí, la villa de la familia Yu tenía bollos preparados. Solo agregué huevos, vegetales y los cociné, pueden tener un sabor un poco soso, pero es bueno para el cuerpo.
—...
Qi Yan miró los bollos humeantes y miró a Tan Bengbeng. Había un sentimiento indescriptible en su corazón.
Estaba acostumbrado a estar solo. No le gustaba estar con otras personas.
Todos a su alrededor pensaban que era temperamental y, aparte del respeto, le temían.
Nadie había sido como ella. Aunque estaba asustada, nunca se rendía.
Ella era muy directa.