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Esa frase sonaba rara sin importar de qué manera pensara en ella.
Alzó la cabeza, pero no pudo decir si Yu Yuehan estaba enojado; Frunció los labios y no contestó.
Ante la llegada de la Matriarca Yu a la fiesta, el maestro de ceremonias empezó a informar a los invitados que podían sentarse.
Mirándolos a los dos que seguían discutiendo, el asistente se armó de coraje y le recordó a Yu Yuehan de nuevo:
—Joven amo, la Matriarca lo está esperando. Si no va para allá ahora, me temo que ella vendrá a buscarlo personalmente.
Cuando escuchó eso, Yu Yuehan retiró su mirada. Alzó a Xiao Liuliu y caminó unos pasos hacia adelante. Luego miró sobre su hombro y dejó sus ojos fijos en Nian Xiaomu, quien estaba clavada al suelo.
Sudor frío pareció deslizarse por la espalda de ella. Nian Xiaomu lo siguió apresuradamente...