¡Wen Yadai nunca hubiera esperado ser picada en el ojo por el mismo águila que estuvo intentando cazar todo éste tiempo!
Ella había hecho todo lo posible para planificar el despido de Nian Xiaomu.
¡El mejor resultado sería enviarla a la cárcel!
¡¿Quién habría adivinado que toda la trampa sería expuesta y que la persona que terminaría sufriendo la desgracia sería ella misma?!
Había pruebas sólidas, y nadie creería lo que ella dijera ahora...
—¿Cuándo empezaste a sospechar de mí? —Wen Yadai levantó la cabeza desafiándola y apretó los dientes mientras se le enfrentaba a Nian Xiaomu.
Ella había sido meticulosa en su conspiración, y nadie en el departamento de relaciones públicas había suscitado sospechas.
Nian Xiaomu también había sido muy respetuosa con ella, y Wen Yadai no había podido predecir que Nian Xiaomu ya había comenzado a estar alerta en su contra.
Al final, ¡fue una completa derrota para ella!