—De acuerdo, gente, por favor no estén tan decepcionados. ¿La fiesta no es el fin de semana? Encontraré la oportunidad de preguntarle de nuevo. ¿Quién sabe? El Amo Han tal vez cambie de opinión. Ahora vuelvan a trabajar —Wen Yadai se giró y caminó hacia su oficina mientras hablaba.
En la oficina, todos estaban decepcionados cuando oyeron que Yu Yuehan no iba a unirse a ellos en la celebración.
La única persona que estaba llena de alegría ante la noticia era Nian Xiaomu, quien casi saltó de su asiento por la excitación.
Cuando se dio cuenta de que sus colegas se habían girado para mirarla, la sonrisa en su rostro se congeló por un momento.
Con rapidez, puso un gesto de consternación…
—Alégrese, supervisora Nian. El Amo Han usualmente no asiste a ninguna reunión departamental. No es necesariamente a causa de usted —la pasante que había avanzado para darle los documentos a Nian Xiaomu se fijó que nadie estuviera viendo y la consoló en voz baja.