La tercera tía se le quedó viendo al asistente protector y entrecerró sus ojos.
De pronto ella lo apuntó a él con sus dedos.
—Tú estás contratado por la Familia Tang y, sin embargo, no nos estás ayudando. ¿Podría ser que estás relacionado con el niño que ella lleva en su vientre y ustedes dos están confabulados? ¿Están actuando juntos para apoderarse de la herencia de la Familia Tang mientras Yuansi está enfermo?
El color de la cara del asistente cambió, mientras decía: —Tercera Señora, usted sencillamente no puede decir esas cosas. ¡El bebé que está en el vientre de Shangxin no tiene ninguna relación conmigo! No nos calumnie...
Antes de que él pudiera terminar su frase, Shangxin, quien había estado plantada en el piso todo ese tiempo, repentinamente le arrebató el cheque que la segunda tía tenía en la mano.
Ella se rio disimuladamente de una manera fría.
—Guao, diez millones de yuanes, eso es tan generoso de tu parte.