Hoy en día, es común que la gente guarde muchas fotos de su niñez.
No obstante, el caso de Tan Bengbeng era extraño.
Había muy pocas fotos de ella de su etapa adulta, mucho menos existían fotografías de su infancia.
Aparte de algunas fotos profesionales, casi no había fotos de ella.
El alcance de la popularidad de las selfies, aparte de la existencia de diversas aplicaciones de fotografía, hacían parecer que Tan Bengbeng había estado viviendo una vida tan aburrida como la gente de la era antigua.
Hasta para encontrar estas fotografías se requirió una labor titánica.
Él se detuvo justo antes de escalar una montaña de cuchillos y sumergirse en aceite hirviendo.