Myrcella guardó el pensamiento para sí misma. Su opinión sobre el compromiso de Loriel y Elise no era importante. Era la de Elise.
Quizás... podría hablar con Elise una vez que la encontraran y la trajeran de vuelta. ¿Se casaría con un hombre que amaba a otra mujer?
Ahh.. esa chica tonta, suspiró Myrcella. Conociendo a Elise, y lo mucho que le gustaba su prometido, Myrcella sabía que ella aceptaría a este hombre.
—¿Cuándo planeas partir? —preguntó el Rey Alejandro a Maxim. —Podemos prepararlo todo hoy. En cuanto estés listo, el cochero y el sirviente irán contigo.
—Prefiero ir lo antes posible —dijo Maxim firmemente. —He dejado mi país por seis semanas. El viaje por carretera llevará mucho tiempo. Por lo tanto, no puedo demorarme.
—Muy bien... —El Rey Alejandro se levantó de su silla y caminó fuera de la sala de té, hacia el jardín. Hizo una seña a Maxim para que lo acompañara. —Antes de que te vayas, tengo algo de lo que hablar contigo. ¿Vendrás conmigo?