La comida tardó más de lo esperado. Gewen ya se sentía muy cansado y somnoliento. La baja temperatura tampoco ayudaba. Lentamente, sus párpados se sintieron realmente pesados y finalmente se quedó dormido.
KNOCK
KNOCK
Cuando el posadero llamó, Gewen no lo escuchó y no pudo abrirle la puerta. Así que, el posadero entró solo con la llave que tenía. El hombre trajo consigo una bolsa con una jarra de vino y algo de comida. Los acomodó ordenadamente en la mesa y se acercó para despertar a Gewen.
—Milord... por favor, despiértese... la comida y el vino que pidió están aquí —El posadero tomó la vela de la mesa y se acercó a la cama. Tiró de la manta para despertar al huésped—. Milord... la comida está lista.
Cuando vio a Gewen de cerca, el posadero se asombró. Sus cejas se fruncieron en confusión. ¿Era este el mismo tipo? Se preguntó. ¿No era un hombre feo? Lucía tan sucio y desaliñado antes.