—Hermano Mo, ¿cuánto cuesta un coco? —Bo Jiu no se olvidó del asunto en cuestión.
Qin Mo hizo una pausa, su voz tranquila. —Un centenar.
—¿Ah? —¿Un centenar? ¿Tan caro? ¿Era esto una estafa? La mirada de ellas cambió visiblemente.
Bo Jiu también se sorprendió por la cantidad. —Cien es demasiado caro.
—¿Muy caro? —Qin Mo frunció el ceño, sin entender cómo eso era costoso.
En ese momento, Bo Jiu recordó el agua mineral que bebió el Todopoderoso. Cada botella costaba más de cien. Si el Todopoderoso estableciera el precio, la multitud común no podría permitírselo. El joven se volvió y sonrió a las dos chicas. —Acabamos de entrar en este negocio y no estamos familiarizados con el precio de mercado, por lo que puede pagarnos la cantidad a la que generalmente los compra.