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27.58% El código del dinero / Chapter 6: 6 Jubilación, el incierto futuro financiero

Kapitel 6: 6 Jubilación, el incierto futuro financiero

Según las estadísticas, el mayor temor es quedarse sin dinero después del retiro. Y si no hacemos algo al respecto, es lo que les ocurrirá a muchos cuando se jubilen.

La idea de que «trabajar duro toda una vida conduce a un retiro dorado» no es realista; peor aún: es un engaño. Ojalá este libro sirva para evitar la gran decepción que aguarda a mi generación a la edad del retiro. Si aún quedan años hasta entonces, podemos prepararnos para evitar el desastre. No se puede improvisar pero se puede preparar.

Encontré una estadística que pone los pelos de punta. En el país más rico, Estados Unidos, a los 65 años, es decir a la edad de la jubilación, un 1% es muy rico, un 4% tiene una economía acomodada, un 5 % debe seguir trabajando mas allá de la jubilación por necesidad, un 54% sobrevive gracias a la familia y el resto, un 36%, han pasado a mejor vida, como suele decirse. Permíteme señalar que sólo un 5 % goza de una buena posición, mientras que el resto no tiene resuelta la jubilación. Y, o bien deben seguir trabajando, o bien son económicamente dependientes; ya que los ingresos medios de una jubilada americana son de 7.000 dólares al año. Da para sobrevivir de mala manera, no para vivir.

Aguarda un momento porque esto se pone peor.

Vayamos a otro gran país: Rusia, una economía emergente. ¿Sabías que lo primero que hace un jubilado ruso es buscar trabajo? Su economía es tan precaria que, por no tener, no puede permitirse ni tener un ataque de ansiedad. Su exigua pensión (unos 100 euros al mes de promedio) le obliga a trabajar mientras viva. Tú no querrás encontrarte en esa situación, ¿verdad?

¿Y en España, cuánto cobra un jubilado de promedio? Unos 850 euros al mes, unos más, otros menos en función de la comunidad autónoma en la que viva. No le veo la gracia a ganarse la jubilación para llegar a submileurista.

¿Y a qué edad nos retiraremos? Dicen los que saben que la jubilación llegará cada vez más tarde, a los 70 años y quizás más allá. El Estado ya estimula (aunque casi nadie se da por aludido) retrasar la jubilación voluntariamente y así aumentar un 3 % el monto de la pensión por cada año que se trabaje después de los 65.

¿Cuánto viviremos? Cada día que pasa la esperanza de vida aumenta (gracias a los avances médicos) cinco horas y media. Otra cosa que sabemos ahora es que no hay un límite de vida, no tenemos ningún programa o reloj biológico en los genes que nos pueda impedir en el futuro vivir cien o doscientos años. Viviremos más. Y alguien deberá financiar el inmenso gasto social de un retiro largo y multitudinario (la tendencia para la mitad de este siglo y más allá: habrá más europeos mayores de 60 años que menores de 20 años). Y un detalle importante: en los países desarrollados se vienen registrando tasas de natalidad negativas. España, dice la ONU, en el 2050 se convertirá en el tercer país más envejecido del planeta (después de Japón e Italia). La pregunta del millón, agárrate bien, es: ¿Quién pagará la fiesta de tantos? Respuesta inquietante: tal vez nadie.

El sistema de previsión de la Seguridad Social se ha convertido en algo parecido a los esquemas piramidales de Ponzi: los últimos en entrar pagan a los que ya estaban dentro. Las pirámides financieras, lo hemos visto mil veces, finalmente se desmoronan cuando no entran los necesarios como para financiar al resto. Y lo que está pasando es que no aumentan los cotizantes en activo como para pagar las pensiones de la creciente masa de jubilados.

Hagamos historia. En la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando se estableció la fecha del retiro a los 65 años, la esperanza de vida era de 63 años. Lo que significaba que una persona trabajaba de por vida; pero hoy, con la expectativa de vida actual, retirarse a los 65 años está desfasado. Tenemos que esperar que en los próximos años la fecha de jubilación se actualice de acuerdo con los nuevos estándares de vida: más o menos a los 75, año arriba o abajo.

¿Papá Estado y su Seguridad Social cuidará de ti?, ¿cómo lo sabes? El sistema de pensiones del Estado no está pensado para hacer las funciones de un plan de jubilación (aunque todo el mundo lo toma como tal). En realidad, está ajustado para ser un complemento a tu propio plan de jubilación —el cual es tu responsabilidad—. En esto, lamento decirlo, sufrimos un autoengaño colectivo. Y creo que nadie debería delegar, improvisar o confiar a la suerte algo tan importante como los ingresos a percibir durante su retiro.

El objetivo de disfrutar de una jubilación dorada se ha convertido en un mito.

En España, el sistema de pensiones entrará en déficit en torno al año 2020. De ahí en adelante, habrá que empezar a gastar los ahorros acumulados en el Fondo de Reserva que, aproximadamente, se agotarán en el 2030. En lo sucesivo, el sistema público de pensiones acumulará números rojos, y llegará al 2050 con un déficit del 7 % del producto interior bruto (PIB) y una deuda del 95% del PIB. Es el pronóstico de José Antonio Herce, uno de los mayores expertos en pensiones del país. En resumen, nadie sabe si la Seguridad Social nos podrá garantizar una pensión o la cobertura médica. Es algo que se sabrá en su momento, pero a mí este asunto me parece demasiado importante como para confiarlo al azar. Es una temeridad suponer que alguien resolverá nuestros problemas financieros personales. Prefiero ocuparme de mi economía ahora, antes que descubrir en el futuro que nadie lo hará por mí.

¿La solución al sistema público de pensiones? Hay dos y son muy impopulares; por eso se van demorando y se empeora el pronóstico. Una, el alargamiento de la edad tanto legal como efectiva de jubilación; y dos, alargar la base de cálculo de las cotizaciones, de los 15 años actuales, los últimos, hasta los 35.

Soñar con retirarse con unos ahorros de un millón de euros sería genial, pero para una persona que ha estado empleada toda su vida es una fantasía irrealizable. Hagamos números: si una persona promedio tiene unos ingresos anuales de 24.000 euros (2.000 al mes), en toda su vida laboral habrá ingresado 1.000.000 de euros. Haz cálculos, muchas personas pasan del millón y medio de euros. Sí, todos ingresamos una suma millonaria al final de nuestras vidas laborales, tú también. Pero deberemos pagar impuestos, alimentarnos, vestirnos, pagar la vivienda… de modo que ¿cómo ahorrar el 100% de lo ingresado? Está claro que no podrás retirarte con un millón en el banco. Los números no salen.

Compliquemos las cuentas. Pido que salga al escenario la diva de la depreciación: la inflación. Sí, la caída sostenida del valor del dinero. ¿Sabes cuánto ha aumentado en España la inflación desde el año 2000 hasta el 2009 (año de la primera edición de este

libro)? Un 32% ¿Y desde 1990? Un 95% ¿Y desde 1980? Un 388%. Ahora bien, ¿tu sueldo ha aumentado lo mismo en estos períodos? Si la respuesta es «no», y apuesto a que lo es, eres menos solvente, por decirlo de un modo amable. Pongámoslo en euros: necesitas 1.320 euros de hoy para comprar lo mismo que con 1.000 euros al inicio de este siglo. Si tú mismo quieres hacer tus cuentas visita: www.ine.es/calcula/para actualizar una renta en euros. O www.ine.es/varipc/index.do para calcular variaciones porcentuales de precios del IPC entre años. Es la página del Instituto Nacional de Estadística.

Jubilación: umbral de entrada de la clase media a la clase baja.

¿Cómo puede ocurrir esto? Sin duda por falta de educación financiera. Espero que entiendas que la educación financiera es una primera necesidad. Puedo imaginar cómo asientes con la cabeza en silencio.

Los cambios en cierto segmento del mercado laboral (trabajos temporales, ocupación discontinua, contratos volátiles, retribuciones bajas...) harán que la próxima generación, si no se pone las pilas, no pueda aspirar a ahorrar para una jubilación sino que tendrá que seguir trabajando después de ella.

Ahora entenderás el chiste (¿o no es un chiste?): JOB (trabajo, en inglés) es el acrónimo de Just On Broke (quebrado, en inglés). Traga saliva.

Otra cosa.

La jubilación no debería verse como una liberación porque en esa creencia está implícito que tu ocupación no te gusta —o incluso te disgusta—. «La mayoría de la gente realiza trabajos esencialmente sin sentido para ellas. Cuando se jubilan, esa verdad les cae encima como una losa» (Brendan Francis). Lo suscribo. La mayoría de los jubilados desearía haber hecho las cosas que querían hacer. Y lo que te propone este libro es organizarte económicamente de tal modo que la etapa activa de tu vida sea como tu jubilación ideal: abundante en tiempo y dinero, justo cuando más partido puedes sacarles.


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