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21.42% Dulce engaño / Chapter 33: ¡Basta Catalina!

Kapitel 33: ¡Basta Catalina!

Álvaro tosió detrás de Samara.

Esta subconscientemente giro la cabeza para mirarlo, pero no mostro ninguna expresión, giro la cabeza de nuevo y continúo hablando por teléfono.

-Esta bien, decide una fecha para la cita. Voy a ir a verte. -Samara seguia chalrando alegremente com Victor.

La cara de Álvaro se volvió descontenta. Le quito el móvil a Samara y colgó su llamada sin decir nada.

Samara se quedo atónita por un momento y luego se enfado por sus acciones rudas.

-Álvaro, ¿Cuál es tu problema? ¡Este es mi teléfono! ¿Por qué has colgado? Estaba charlando con un amigo.

-La herida en la pierna tampoco te puede aquietar, ¿verdad? -después de decir estas palabras con descontento, se dio la vuelta y camino hacia la cocina, llevándose consigo el teléfono de Samara.

- ¡Devuélveme mi teléfono! -Samara se descontento mucho.

Sin embargo, Álvaro le dijo con indiferencia:

-Mira la televisión, que es bueno para tu salud física y mental.

- ¡Mentiroso! -Samara estaba tan enfadada que profirió a la grosería inmediatamente.

Álvaro se sorprendió por sus palabras, de repente se giro para mirar a Samara. Antes Samara siempre parecía una chica tranquila y cortes frente a el. Nunca había dicho algo ofensivo, ni había gritado. ¿Realmente había cambiado? ¿o de hecho esta era la verdadera Samara?

Álvaro sintió que Samara era mucho mas interesante ahora portándose así. Al menos, ahora estaba viva y era real y a la Samara del pasado, aunque también era buena, carecía de vigor. De repente dijo sonriendo:

-No sabes cuanto.

Samara no supo como responder. Estaba segura de que nadie se atrevería a hablar así con él, pero ella lo hizo, ¿Por qué no se enfado?

Álvaro no estaba enfadado, pero Samara si. Cogió el mando de la televisión y la encendió descontenta con si le guardara rencor. Eligió un canal aleatorio y empezó a verlo.

Anabel se sintió descontenta por las interacciones de estos dos. Sin embargo, al ver a Álvaro sonriendo, no le pareció conveniente decir algo. Inapropiado. En los últimos años, Álvaro había vivió sin vigor. Ahora, finalmente lo pudo ver sonreír, así que ella no diría nada.

Álvaro volvió a la cocina y empezó a preparar los platos. La atención de Samara no estaba en la televisión en absoluto. Como si algo la hubiera atraído, miraba a la cocina de vez en cuando y poco a poco se fue quedando empanada, tanto que sus pensamientos se volvieron confusos.

Como si hubiera vuelto al pasado, en aquel entonces todo era ilusorio y confuso. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, Samara recupero sus atenciones de repente y se regaño a si misma. Aunque este hombre tenia una apariencia física atractiva, debajo de su pellejo

había un corazón indiferente y cruel. Samara giro la cabeza e inconscientemente se levanto. Camino brincando al baño, la ruta le era familiar.

Al verla levantarse, Anabel quiso ayudarla, pero viendo que estaba tan familiarizada con todo en esta casa, que incluso sabia donde estaba la luz oculta en el baño, se quedo atónita

-Señor, ¿Cómo puede estar tan familiarizada con cala casa de la familia Ayala?

Álvaro giro la cabeza, le echo una mirada y dijo pensativamente:

-No preguntes, solo cuida bien de ella. -después, como si hubiera recordado algo, llamo directamente a Josué. -Consígueme una silla de ruedas, que sea la mejor y con inteligencia artificial.

Anabel miro a Álvaro y no dio nada mas, pero tuvo muchísimas dudas sobre Samara.

Samara permaneció un rato en el baño. Cuando salió, vio a Josué entrar empujando una silla de ruedas.

-Diseñadora Catalina, el señor Álvaro me pidió que le arregle esta silla de ruedas. Ha estado teniendo problemas últimamente, así que puede usarla por ahora.

-Gracias. -Samara la recibió directamente y se sentó en ella para probarla. Esta herramienta le pareció cómoda y ventajosa.

Álvaro se puso contento viendo que a ella le había gustado la silla.

-Lávate las manos y ven a comer. -Álvaro saco la comida, pero esto asusto a Josué.

-Señor, ¿ha cocinado usted? -había trabajado para Álvaro durante años, pero nunca supo que el sabia cocinar.

Sin embargo, Álvaro lo ignoro y empujo directamente a Samara hacia el baño.

-Esta todo aquí, si necesitas algo mas pídeselo a Anabel.

-Vale. -se lavo las manos rápidamente y fue empujada de vuelta a la mesa del comedor.

La mesa del comedor seguía siendo la misma de antes y ni siquiera habían cambiado su antiguo asiento. Samara no dijo nada, su cara era tranquila. Se sentó en su asiento y miro los platos ordinarios que había cocinado Álvaro. Sonrió falsamente y dijo:

-Señor Álvaro, ¿es incapaz de ofrecerme carne? ¿está seguro de querer sinceramente que resida aquí, dándome una mesa de platos llenos de verduras?

Álvaro sabía que ella estaba molestándolo a propósito. Entonces le sirvió un tazón de sopa de arroz y le dijo:

-La herida de tu pierna aun no se recupera, por eso tienes que comer algo ligero. Si quieres carne, la hare para ti mañana. El medico dijo que no es apropiado que te de comidas muy nutritivas.

- ¿Ya habría muerto si escucharas al medico! -dijo Samara con indiferencia, pero descubrió que la expresión en la cara de Álvaro cambio.

- ¡No digas esa palabra! -se puso un poco emocional.

Samara se sorprendió, pero rápidamente supo a cuál palabra se refería Álvaro, pero pregunto a propósito:

- ¿Qué palabra? ¿muerte? ¿Qué hay de aterrador en esa palabra? Todo el mundo muere. Además, hay tantas situaciones inesperadas ahora. Si una mujer se enamora de un hombre cruel, puede que muera en un incendio e incluso no se encuentre su cadáver después.

Álvaro golpeo la mesa con el puño y produjo un fuerte sonido, lo que asusto tanto a los demás, que no se atrevieron a dejar escapar ni un solo aliento y la cara de Álvaro también se veía horrible.

En la casa Ayala, todos sabían que las palabras relacionadas al fuego estaban prohibidas, porque era un tabú para Álvaro. ¿Quién habría esperado que esta mujer lo habría agredido en su primer día?

Todos miraron a Samara con los ojos atónitos, esperando a que Álvaro la echara. Sin embargo, Samara se dio unas palmaditas en el pecho y dijo:

- ¡Señor Álvaro, me ha dado un susto de muerte! ¡Si tuviera problemas cardiacos habría muerto! -por más que Álvaro le prohibiera de decir esa palabra ella continuaba desafiándolo.

Viendo la mirada provocativa de Samara, toda la ira de Álvaro finalmente se convirtió en un suspiro. Tomo los palillos en silencio y le sirvió unas verduras a Samara, luego dijo suavemente:

-Prueba a ver si esta bien. -todos estaban aturdidos por esta acción. Álvaro no le había exigido responsabilidad por sus errores y los dejo pasar tranquilamente.

La que mas se sorprendió fue Anabel. Ella noto el dolor y la lucha interna en los ojos de Álvaro, lo vio dejar toda su ira y su orgullo por Samara y todo esto la dejo sin palabras. Anabel miro a Samara con odio.

La propia Samara también estuvo un poco sorprendida. No espera que el autocontrol y la resistencia de Álvaro fueran tan buenos. Quería que todos vieran su amor y su preferencia por ella, pero ella sabia mejor que nadie que este hombre no tenia corazón.

Samara ajusto rápidamente su humor. Ella sonrió y tomo la comida que le sirvió Álvaro. Después de probarla, dijo con desdén:

-Señor Álvaro, no me ha gustado mucho. Se ve que tu vida es demasiado buena, que te ha impedido de aprender a cocinar.

- ¿Sabe muy mal? -Álvaro frunció un poco las cejas, cogió un trozo de comida con sus palillos y se lo puso en la boca.

A él le pareció que cocino bien, pero cuando vio la sonrisa burlona de Samara, vertió directamente toda la comida en la basura de inmediato.

-La cocinare de nuevo. -Álvaro tampoco se enfado, se levanto y camino hacia la cocina otra vez.

Anabel no pudo soportar esta humillación.

-Señor, déjeme hacerlo. Ha estado trabajando todo el día. Además, no tiene mucha experiencia en la cocina. No se trate a si mismo de esta manera. -mientras hablaba, miraba a Samara con odio.

Samara encogió los hombros con indiferencia. Estaba humillando tanto a Álvaro. Samara se estiro y le dijo a Josué que había estado aturdido durante mucho tiempo:

-Oye, asistente, empújame a la sala de estar. Quiero ver la televisión. Es que parece que la comida no va a servirse temprano.

Al ver que lo llamaba, Josué levanto apresuradamente la cabeza para mirar a Álvaro. Este dio un gesto de permiso con la cabeza.

Samara todo el mando y pasaba los canales aburrida. Pidió a Josué indicando con el dedo a una manzana:

-Tu, pélamela.

Josué se detuvo por un momento, pero termino por obedecer su orden.

Samara no le miro y encontró un espectáculo de variedades para ver. Un rato después se rio en voz alta. su risa repercutió en la sala de estar.

Al ver que estaba contenta, Álvaro sonrió y continúo cocinando. Pero Anabel se enfado demasiado.

Josué observo la situación con las cejas fruncidas y al final no pudo aguantar, diciéndole a Samara en voz baja:

-Diseñadora Catalina, este accidente fue culpa del Grupo Ayala, pero tampoco es responsabilidad del señor Álvaro. No seas así de arrogante, aunque el señor Álvaro te trate bien. El señor Álvaro nació con identidad noble, ¿Cuándo ha sido tan indulgente con una mujer? Ni su exmujer lo ha hecho tratarla así. Entonces es mejor que cedas un poco.

La mano de Samara se detuvo un momento, luego giro la cabeza y sonrió con malicia.

- ¡El hecho de que su exmujer no le hubiera hecho tratarla así solo significa que ella era tonta! ¿Para que se casa una mujer? ¡para que su marido le trate bien y sea indulgente con ella! Si una mujer se conforma con el hombre, es mejor que muera para liberarse.

- ¡Basta Catalina! -esta vez, Josué realmente se enfadó. -Nuestra señora era la mejor mujer del mundo, ¿Cómo una mujer como tu se atreve a compararse con ella? Déjame decirte que ni siquiera puedes alcanzar el uno por ciento de lo bueno de aquella mujer. ¡No pienses que puedes ser la dama de la familia Ayala solo porque puedes vivir aquí! Es una suerte para ti que el señor Álvaro te trate bien. No malgastes la buena voluntad de mi señor o estaré dispuesto a echarte de aquí. -después de criticar a Samara, Josué se fue enfadado, olvidando de informarle a su jefe que se iba.

Samara se sorprendió. Se sintió muy bien por haber sido elogiada por gente desconocida, pero también se sintió un poco triste. Si antes realmente hubiera sido tan buena como Josué había dicho, ¿Por qué casi muere en un incendio?


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