Encuentro una de las plantas para las drogas que se mencionaban en el cuaderno. Es la única que reconozco. Me pregunto si habré pasado por alguna de las demás. Conseguí encontrar unos esquemas, pero es totalmente insuficiente. Creo que sería incapaz de reconocerlas aunque las tuviera delante. Hay muchas parecidas. Suspiro. Yi se me queda mirando.
–Es hora del relevo– le anuncio.
–¿Ya? ¿Tan pronto?– se queja Yi.
La beso como despedida. Sin desaprovechar para acariciar sus nalgas. Ella tampoco lo desaprovecha. Un hilillo de saliva se queda colgando cuando nos separamos. Aparece su gemela. Tarda menos de un segundo en mirarme y sonreírme. Nos besamos como bienvenida.
–¿Hacia dónde?– pregunta. Acaba de llegar y está desorientada.
–Hacia allí, pero estamos dando un rodeo. Las ciénagas son peligrosas.
Ella asiente. Mira con recelo el lodo. Luego nos ponemos en marcha. Sería realmente un paseo delicioso si no hubiera peligros a cada esquina. La mayoría son demasiado débiles y no nos atacan. Más bien huyen. Diría que esta zona es de menor nivel. Aparte de la ciénaga.
–¿Qué es eso?– señala Yu.
–Ni idea. Vamos a ver.
Es un árbol enorme. Su tronco amarillo no lo podríamos abrazar entre todos. Sus hojas son azules, con un brillo metálico. Llamamos al resto.
–Es precioso– se maravilla Liang, mientras lo rodea.
Lleva a Rayitas con ella, con una cuerda atada al cuello. Le ha costado ponérsela, se la quitaba todo el rato. Ha sido divertido verlo.
–Tiene un qi muy fuerte, pero no sé de dónde viene– añade Yi.
–Es realmente enorme– aprecia Song.
Si bien no es más alto que el resto de los árboles, su figura es imponente entre ellos. Su tronco hace como diez veces cualquier otro.
–Debe de tener algún secreto. Hay algo grabado aquí. Pero no sé qué es– observa Shi.
Es cierto. Hay como trozos de palabras sueltas. O quizás es en un idioma desconocido. Parece formar algún tipo de estructura incompleta. O quizás solo lo estoy imaginando. Al final, no hay nada más que podamos hacer, aparte de admirarlo. Así que decidimos seguir nuestro camino. Nada se ha acercado a nosotros. O al árbol.
—————
El bastón me resulta muy cómodo de usar. A pesar de ser solo una rama gruesa pulida. Necesito conseguir técnicas para usarlo mejor. Por ahora, no tengo ninguna. Quizás alguna genérica, como el aplicar qi a objetos.
Ofensivamente, no es tan potente como una lanza. Aunque sus golpes son más eficaces contra enemigos con piel dura. O coraza. Como una tortuga de un metro de ancho que ha intentado modernos. He conseguido quebrar su caparazón a golpes.
Defensivamente, es mucho mejor que la lanza. Es más resistente y grueso. Lo mejor de todo es que parece hecho para mí, se adapta a mí perfectamente. Supongo que es lo que le llaman encontrar tu arma.
Nos ha atacado una manada de nueve lobos, uno de ellos equivalente a la etapa siete. Los otros por debajo. Aunque eran más, no ha sido muy difícil. No solo somos más fuertes, sino que nos estamos acostumbrando a luchar. Lo puedo ver en ellas. Y en mí. ¿Nos estaremos empezando a confiar?
–¿Piensas acabar?– se queja Song.
–Es como un niño con un juguete nuevo– ríe Yi.
–Dejadle practicar– me defiende Yu.
–Quizás no tendríamos que haber acabado tan rápido– suspira Shi.
Están rodeándome mientras yo lucho contra un lobo. Es cierto que estoy practicando. Familiarizándome con el bastón. Soy más rápido y fuerte que el lobo. No hay mucho peligro.
–Mientras luego nos compense– sugiere Liang.
Y todas asienten. Vale, me he metido en un lío. Mientras, el lobo ataca una de mis manos. La muevo sobre el arma y sus dientes encuentran la madera. Giro el bastón sobre sus fauces, golpeándole fuerte el pecho con el otro extremo. Se suelta del dolor. Le impacto contra la cabeza. Cae al suelo, moribundo.
Ha sido una práctica útil. He cometido bastantes errores. Incluso he podido corregir un poco alguno sobre la marcha. Lo cual no quita que me iría bien algunas lecciones básicas.
Basarme en la lanza ha sido mala idea. La lanza está hecha para clavarse. El bastón defiende y golpea. Quizás se parece más que otras armas, pero su uso sigue siendo muy diferente.
—————
Sigo caminando con Shi. Encontramos una pequeña cueva que puede servir de refugio. Esta vez no hay nada dentro. Aunque hay resto de que lo ha habido. No son recientes.
–Vamos a cazar uno de esos conejos– me lleva de la mano.
Los hemos visto antes. Son deliciosos bien cocinados. Alguna vez hemos probado los restos. Pero esa es solo una de las razones.
Cuando llegamos, se esconde en la madriguera. Estaba comiendo alrededor. Hacemos que Ning ponga un escudo bastante grande alrededor de esta, aunque débil. Y esperamos, escondidos. No tarda mucho en volver a salir.
Estamos un poco lejos para cazarlo. Pero no para cortarle la retirada. Podría huir a otra entrada cercana, pero el escudo se lo impide. Está atrapado. Hubiera sido más fácil cazarlo de otra forma. Si solo quisiéramos cazarlo. Tenemos un depredador que debe aprender. Lo decidieron después de verla cazar un escarabajo.
Rayitas se agazapa en cuanto aparece y ve al conejo. El resto miramos desde un poco más allá. Su presa lo ve y se aleja. Parece indecisa sobre que hacer a continuación.
Se acerca agazapada. Poco a poco. Como si creyera que no le ve. Es adorable. Hacemos lo posible por no reír. El conejo se vuelve a alejar.
Se esconde tras un árbol, esperando que se acerque. No cae en la trampa.
Se está alargando, pero no podemos dejar de mirarla. Tampoco tiene éxito cuando decide simplemente perseguirlo. Se queda quieta, descansando, mirándolo a lo lejos. Aunque no se ha dado por vencida.
De repente, notamos el qi de Rayitas fluctuar. Un pequeño rayo sale de ella y alcanza al conejo. No es muy potente. Pero sí lo aturde. Lo suficiente para no reaccionar a tiempo a la rápida carrera de la pequeña tigresa. Intenta apartarse, pero esta salta sobre él.
Le cuesta rematarlo. Sus garras son suficientemente fuertes para no dejarlo escapar. Finalmente consigue atravesar el cuello con los colmillos. Lo coge entonces y lo trae orgulloso hacia nosotros. Lo deja a los pies de Liang. Pidiendo mimos por su victoria.
Liang y yo la acariciamos. Aún estamos todos boquiabiertos. No es un tigre normal. Es un tigre de tormentas. Yi dice que aparece uno entre miles. De venderlo, pagarían mucho. Algo que no vamos a hacer. De crecer salvaje, es mucho más poderoso que uno normal. Algunos han llegado a ser anímales míticos tras miles de años. Y nosotros la tenemos como mascota.
Las dejo preparando el conejo en la Residencia. Invoco a Rui, Ning y Rong. Las llevo hasta la cueva. Esta vez Rong limpia sin escaquearse. No con mucho entusiasmo, pero lo hace.
Ning ayuda. Después de poner un escudo en la entrada. A Rui la penetro de pie. Ella con las manos apoyadas en la pared. Sus piernas semiabiertas. Su vagina suficientemente húmeda para lubricarme. Con un par de dedos en su interior. Su ano siendo penetrado sin delicadeza. Su boca chupando mi otra mano con lujuria.
Hace días que no la llevo al límite, así que le hago correrse violentamente varias veces. Cuando ya no puede sostenerse, empujo su cuerpo contra la pared. No dejo de embestirla. De llevarla al límite. Cuando eyaculo en ella, con cada descarga fuerzo mucho qi. Se corre todavía más violentamente. Aún sigo llenándola cuando ha perdido el conocimiento. La dejo tumbada en su cama, de vuelta.
Ning me mira expectante. La follo igual que a Rui. Pero con una pierna totalmente estirada hacia arriba. Y doblada hacia ella. Forzando sus músculos y tendones. Exponiendo más su entrepierna.
La penetro vaginalmente. Muerdo su pie alzado. La agarro de un brazo y del cabello. Empujo su cabeza contra la pared. Podría parecer que la maltrato. Ella gime excitada. Entregada una vez más al placer y la sumisión. Ha mejorado suficiente sus escudos para que la lleve al límite. Espero que se siga esforzando.
Cuando ya no puede mantener el equilibrio, le doy la vuelta. La empujo contra la pared. Con una pierna en el suelo y la otra sobre su cabeza. Babea mientras me chupa los dedos con la boca. Mientras me mira extasiada. Mientras le aprieto su pecho con mi mano.
Abre mucho los ojos y la boca cuando vuelve a correrse. Cuando nota el líquido que la llena. Luego se desploma en mis brazos. Exhausta.
Rong me mira. Parece asustada. Supongo que se teme algo parecido. Suspiro por dentro. No tiene sentido hacerlo. Y tampoco me apetece ahora.
–¿Qué posiciones hacías más como puta?– le pregunto.
–A muchos les gustaba… ponerme a cuatro patas. O la clásica, acostada boca arriba– responde.
–¿Y sirviéndoles?
–Ellos en la cama. Yo encima, mirándoles. O ellos sentados y yo de espaldas.
–Muy bien. Esta última. Primero chúpamela. Mastúrbate mientras. Quiero que te corras. Cuando lo hagas, te sientas sobre mí.
Me quedo sentado. Leyendo un cuaderno de "Corriente de qi". Se trata inicialmente de imbuir un arma con qi. Posteriormente, se puede concretar la fuerza y los puntos exactos donde se aplica. En reinos superiores, incluso se puede formar el arma con qi.
Cojo el bastón y pruebo con suavidad. Ningún efecto. Demasiado poco qi. Mientras, Rong me la está chupando. Mueve su mano en su vagina con desesperación. Creo que quiere correrse cuanto antes. Supongo que para acabar rápido.
La noto temblar. Se levanta y me mira. No le hago caso. Se gira y se pone sobre mí. Introduce mi miembro en ella. Se mueve con suavidad.
–Un poco más rápido.
Lo hace. Se siente bien. Es placentero. Aunque la ignoro mientras sigo probando y revisando el cuaderno. Inhibo un poco mi propio placer. Lleva unos diez minutos moviéndose. Parece que se está empezando a excitar. Igual acaba corriéndose ella sola. Yo solo suavemente disfruto del placer. Mientras, sigo probando a imbuir qi.
Parece que he tenido suerte. Circula por lo que antes era una rama. Al parecer, no todas las armas son aptas. Si pongo poco, no tiene efecto. Si pongo demasiado, se escapa sin control. Puede incluso dañar ligeramente la mano con la que lo agarro.
Rong se ha detenido un momento. Temblando. Al final ha llegado sola al orgasmo. No le digo nada. Si no continúa, la golpearé. Vuelve a moverse. Sigo probando. Hasta que considero que ya he gastado suficiente qi. Y que mejor no absorber más de Rong hasta mañana.
–Acelera. Más. Más. Así.
Me dejó llevar por el placer. El de estar dentro de ella. El de hacer que me sirva. Tardo un poco más en correrme en su interior. Casi la he tenido veinte minutos sirviéndome. Parece un poco cansada. Aunque no debería ser un problema para alguien en la etapa seis.
—————
Demasiado tarde me acuerdo de que las tenía que compensar. Me han cogido por sorpresa. Aunque tampoco podría haberlo evitado. A una la penetro con mi miembro. A otras dos con la mano. A otra con la lengua. La quinta, vigila. Luego se turnan. Se burlan de mí cuando me quejo de ser su esclavo. La verdad es que es excitante. Y ellas lo saben.
Mañana, seguramente llegaremos a nuestro destino. Empezará la búsqueda. En realidad, ni siquiera estamos seguros de que estén allí. Quizás al final no han ido. O ya han vuelto. Como sea, lo intentaremos.
Pero, antes, debo satisfacerlas a todas varias veces. Tantos pechos rebotando es demasiado sensual. Tantos culos estremeciéndose. Tantos gemidos. Sus aromas. Su tacto. Sus interiores lubricados. ¿Cómo resistirlo? Soy incapaz.
—————
A la mañana siguiente, son ellas las que me sirven. Como compensación. O simplemente me utilizan.
Me besan y acarician. Me montan con dulzura. Se restriegan sobre mí. Ríen. Me dejan manosearlas. Lamerlas. Succionar sus pechos. Estrujarlos. O sus nalgas. Me siento como un rey. O simplemente libre. Y amado. Me pregunto cuánto podrá durar esto.
Entre nosotros, hay lujuria. Sensualidad. Sexo. Pero también disfrutamos simplemente del tiempo juntos. De hablar. De reír. Todo eso no lo tenía como esclavo. Al menos no antes de encontrar la Residencia. Y entonces, solo a ratos. Quedarme aquí no sería tan mala idea. Pero primero debemos acabar lo que hemos empezado.
Así que pongo a las tres esclavas a cuatro patas. Primero Rong. La penetro mientras jugueteo con las otras dos, una a cada lado. Sus culos y vaginas expuestos. Siendo presa de mis dedos.
Luego las penetro una tras otra. Completando mi qi y forzando el suyo. Esta vez, no las dejo del todo exhaustas. Las podría necesitar. Aunque sé que a Ning no le habría importado. Las dejo entrenando.
Y a Rong despellejando. No puedo confiar en ella, su lealtad es baja. Pero le dejo elegir entre habilidades defensivas. Sorprendentemente, elige una. Y la practica en sus ratos libres. Cuando no tiene que trabajar y las otras no abusan de ella. Creía que sería más apática en esto.
También les he dicho que no se pasen mucho con ella. Ya no hace falta entrenarla. He decidido no preocuparme más de ella. Simplemente la mantendré como mi esclava.
Han pasado cinco días desde que llegamos a esta zona. Tras unas colinas, volvió a cambiar el bosque. Ahora es más disperso. Tenemos que ir con cuidado. Si nos paramos en un claro, puede haber aves al acecho. Una serpiente que huía de nosotros fue atrapada con facilidad.
Por ahora, no los hemos encontrado. Pero ayer nos topamos con las primeras pistas. Alguien había estado en la misma cueva. Un día o dos antes. Había huellas a la salida, en la tierra. Sin embargo, en la vegetación las huellas desaparecían. Por ahora, seguimos esa dirección.
Encontramos una especie de antílope muerto. No hace mucho. Le han quitado los cuernos y el corazón. ¿Quizás el hígado? Es lo más valioso si no puedes o quieres cargarlo todo. Estamos sobre la pista. Si es que son ellos.
Algunos carroñeros se han apoderado del resto del cuerpo. Y los insectos. Ya no es aprovechable. Debe llevar unas cuantas horas muerto. Pero no creemos que más de un día. Nos alejamos de allí. En la dirección que suponemos que han tomado.
Llegamos a un pared de piedra. Hay muchas cuevas allí. Pronto oscurecerá. Las hermanas, Shi y yo nos dividimos para investigar. Pero sin perdernos de vista. Llamo a Rui también para ayudarme.
Al cabo de un rato, vuelve Yi. Recupera a Yu y Shi por el camino.
–Están allí– dice, señalando una cueva relativamente alta –. Jia Xu, Bai Xuan y Bai Wan.
Nos acercamos las gemelas y yo. Su rostro es difícil de leer. El resto se quedan en la Residencia por ahora. Preparadas.
La entrada es amplia. Luego se estrecha en un túnel. Hay trampas con alarmas a la entrada. Son fáciles de esquivar. Las del túnel no tanto. Se enterarán si queremos pasar. Pero podemos oírlos desde allí. Jia Xu lleva rato quejándose. Cada vez va a más.
–Este plano es inútil. No lo encontraremos– sigue protestando.
–No podemos rendirnos. Si lo encontramos podremos obtener muchos puntos. Más que nadie. Díselo, Xuan– asegura de nuevo Bai Wan, tímidamente, incluso parece asustada.
–Es cierto. Pero también que llevamos muchos días buscando. A este paso, no encontraremos nada– replica esta.
–Pero…
–Estoy cansado de buscar. Si no hay más aliciente, me voy– amenaza Jia Xu.
–¿Qué… Qué más quieres? Ya te llevas el 60%– casi suplica Bai Wan.
–Un hombre tiene necesidades. Y ya llevamos mucho tiempo aquí. Bai Xuan es la novia de mi hermano, pero tú estás libre. Sé que algunos te llaman gorda, pero yo te acepto así. No tiene que ser nada serio. Solo desahogarnos– declara este con descaro.
Miro a las hermanas de reojo. Están apretando los puños. Creo que están a punto de estallar.
–¿Cómo… Cómo puedes decir eso? Xuan…– le pide ayuda a su prima.
–Oh vamos, Wan. Solo es sexo. Lo disfrutarás. Es lo mejor para todos– la traiciona ella.
–No puedes… ¡Ah! ¡Suéltame! ¡Xuan, ayúdame!– grita asustada.
–Vamos, no seas estrecha. Te haré disfrutar– le oímos decir a él.
Yi no puede más y se levanta. La detengo. Si se dan cuenta, es fácil defenderse detrás del túnel. Llamo a Shi. Activamos una de las trampas.
–¿¡Quién está ahí!?– exige Jia Xu.
–¿Puede que sea una bestia?– sugiere Bai Xuan.
–Ah, hola… No sabíamos que había alguien aquí. Mi amiga y yo estamos buscando un sitio para pasar la noche antes de volver al campamento. ¿Os podemos acompañar? Estamos en la etapa siete. Sería más seguro estar juntos– explica Shi con voz inocente.
Es convincente. Casi me la creo. Espero que muerdan el anzuelo. Serían dos chicas con niveles asequibles para ellos. Y que vuelven, así que se supone que han logrado su objetivo. Debe ser tentador robarles. Y más para él. Seguro que está pensando en violarlas. Pero pasa un minuto y no dice nada. ¿Quizás no ha sido suficientemente tentador?
–¿Hola? Si os molestamos nos vamos…– fuerza Shi la situación.
–No, no. Pasad. Es un poco estrecho, pero se ensancha al final– finalmente se ofrece él.
–¡Perfecto! Un momento que llamo mi amiga.
No quiero arriesgar a ninguna. Así que llamo a Rong y la hago ir al frente. Le he devuelto su túnica de estudiante. Yo voy detrás. Al resto las he metido en la Residencia. Preparadas para salir. Hemos esperado el tiempo suficiente para poder invocarlas sin problemas.
Voy justo detrás de ella. No sé si querrá traicionarme. No importa. Estoy un poco agachado para que no me distingan. Hasta que entramos. Bai Wan está al fondo. Inconsciente. Bai Xue y Jia Xu están a los lados. Lanzan a Rong al suelo por sorpresa. Y van a por mí. Se sorprenden al ver que no soy "ella". Pero más cuando notan puntas afiladas clavándose en ellos.
–¡Aaaaaargh!– grita Jia Xu cuando su mano es atravesada por la daga de Yi, haciéndole soltar la espada.
Bai Xuan no tiene tiempo de gritar. Es zancadilleada y lanzada al suelo, con la daga de Yu amenazando su cuello. Su espada impacta con la roca. Yi le da un rodillazo en la entrepierna a Jia Xu. Cae también al suelo, dolorido.
Shi y Song están de apoyo. Shi recoge y mira las espadas. Se apropia de una para sustituir a su segunda.
–Yu… ¿Cómo…?– murmura Bai Xue, pero una bofetada la enmudece.
Yi retiene a Jia Xu en el suelo. Song un poco más allá, con la lanza apuntándole. Yo entro poco después. Llego hasta Rong.
–Parece que no tienes nada grave. Descansa.
La envío de vuelta. La han inmovilizado con un técnica que imbuye qi en puntos de acupuntura. Debería recuperarse en poco tiempo. Invoco a Liang para que revise a Bai Wan. Mientras, Yu interroga a su prima.
–¿Por qué quisiste matarnos? Primero los mandasteis a ellos. Luego quisiste envenenarnos. ¿Por qué?
–Vamos querida. Seguro que disfrutaste que te violaran…
–¡Plaf!
–Déjame– me acerco.
Yu la agarra del brazo, retorciéndoselo, inmovilizándola. Yo le pongo la mano sobre la cabeza. Uso qi para crearle un poderoso y agudo dolor en el oído. Ella grita.
Jia Xu se retuerce. Intenta liberarse. Song le atraviesa una pierna. Yi el brazo. Vuelve a gritar.
–Responde, o volverás a sentirlo– insiste Yu.
–No creas que… ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAARRRRGGGHHHH!!!!
–Podemos repetirlo todas las veces que queramos. No hay prisa– la amenaza.
–¿Eres estúpida o qué? ¿No es evidente? ¡No servís para nada! ¡Y la familia os envía recursos! ¡Es un desperdicio! ¡Mejor invertirlos en mí!– grita Bai Xue, fuera de sí.
–¿Solo por eso? ¿Por avaricia? Eres nuestra prima. Te queríamos…– dice Yi casi en un susurro desde el otro lado. Es evidente la tristeza en su voz.
–¿¡Primas!? ¿¡Avaricia!? ¡Sois solo basura! ¡Apenas podéis cultivar! ¡Una vergüenza para…! ¡¡¡¡AAAAARRRRGGGGhh!!!!
–¿Cómo te atreves a hablarles así…? La única basura eres tú– interrumpo, apretando los dientes, golpeando su cabeza contra el suelo.
Muy pocas veces me he sentido tan enfadado como ahora. Deseo simplemente arrancarle la cabeza. El dolor que le acabo de ocasionar no es suficientes para aliviar la ira.
––Kong–– me llaman las dos gemelas, sorprendidas pero con dulzura.
–Lo siento, me he dejado llevar– me disculpo al sentir sus miradas.
Ellas niegan con la cabeza. Me sonríen. Sus ojos ligeramente humedecidos.
–No vale la pena perder más tiempo con ellos. Quería torturarlos. Pero eso nos quitaría un tiempo precioso. No lo merecen– le dice Yi a su hermana.
–Me parece bien– responde Yu.
Les cortan el cuello antes de que puedan decir nada. La sangre llena sus gargantas. No pueden gritar. Mueren poco a poco. Ahogándose en su propia sangre. Sus ojos parecen decir que no se lo acaban de creer.
Sé que habían planeado diferentes torturas. Violarla a ella salvajemente. Quizás con mi ayuda, quizás no. Violarlo a él. Quizás metiéndole una lanza por el culo hasta que muriera. Cortarles dedos y brazos. Castrarlo. Al final, han decidido que no valía la pena. Que es mejor simplemente deshacerse de ellos.
Realmente, no sé si es lo mejor para ellas o no. Dicen que dejarse llevar por el odio puede ser contraproducente. Y las he visto llorar demasiadas veces. Ojalá supiera qué hacer. ¿Se arrepentirán? ¿O les ayudará a superar el dolor y la traición?
Se acercan a mí. Me besan las dos en las mejillas.
–Deshazte de los cadáveres, por favor. Guárdalos para tirárselo a alguna bestia. Me pide Yu,
Los guardo en el almacén. Las gemelas caminan hacia su otra prima. Se ha despertado. Las mira asustada. A todos. No sé cuánto ha presenciado.
–¿Nos dejáis a solas?– pide Yi.
Nos vamos y las dejamos con su otra prima. La que no estaban seguras si estaba con ellos. No lo parece. Pero supongo que quieren asegurarse. Además de que hay que decidir qué hacer con ella. Dejarla ir sin más sería peligroso.
—————
Aprovecho para follarme a las tres esclavas en la entrada. Lo hago más rápido que de costumbre. Sin recrearme. No se quejan. Rui incluso parece preocupada. Quizás lo imagino.
Luego llamo a las demás. Nos quedamos hablando. Preocupados. Cenamos un poco. Finalmente aparece Yi.
–Venid.
Entramos todos. Bai Wan nos mira. Especialmente a mí. No sé cuánto le han contado.
–Ha aceptado venir con nosotras. Se quedará en la Residencia. Nos ayudará con las hierbas. Le daremos todas. Intentaremos conseguirle un caldero para hacer píldoras y que continúe sus estudios. Y herramientas para refinar. Pero nada más. ¿De acuerdo?– me mira Yu. Luego mira a Shi.
Supongo que se refiere a nada de sexo. Me está bien. No quiero forzarla, me cae bien. Nos defendía. Y las gemelas me lo piden. Shi asiente.
–Por supuesto– respondo. Luego la miro a ella –. Pero tienes que aceptar someterte a mí.
–Lo… sé. Me lo han… contado– responde esta un poco roja.
Parece asustada. Tampoco es de extrañar. Han estado a punto de violarla. Luego han aparecido sus dos primas y han matado a la otra. Y no sé qué le han contado sobre mí, ellas y la Residencia… No debe ser fácil aceptar todo de golpe.
–Entonces, ¿aceptas?– insisto.
Ella asiente. Puedo notar que es suficiente. Aunque no por mucho.
–¿Queréis ir con ella? Le enseñáis un poco todo. Luego me decís cómo quiere la habitación– le pregunto a las hermanas.
–Sí, claro. Pero no te olvides de nosotras– responde Yi, forzando una sonrisa.
–¿Pu… Puedo llevarme mis hierbas?– me pide Bai Wan, vacilante.
–Claro. Pero si prefieres que las guarde, dímelo. Puedo dejarlas en un lugar donde no pasa el tiempo. Se mantendrán frescas. Solo tendrás que pedírmelas.
–¿¡De verdad!?– pregunta, abriendo los ojos. Luego tartamudea nerviosa –. Eh… Bue… Bueno… Ya te lo diré…
La envío a la Residencia con las gemelas. Frente a la habitación de ellas. No estoy seguro si es buena idea enviarlas dentro. Ellas la invitan a entrar. Luego se dan una vuelta. Parecen estar hablando más animadamente. A veces más serias. A veces incluso lloran. Supongo que estarán bien. Eso espero.
Mientras, lo hago con las tres. Bastante suave e íntimo. De alguna forma consolándonos. Estas últimas horas han sido intensas emocionalmente.
Al cabo de un rato, me traigo a Yi. Me estaba llamando. Creo una habitación como me pide. Aunque esta noche dormirán las dos con su prima. Llevo a Yu y Wan allí. Junto a las pertenencias de Wan.
Yi se queda un rato. Sentada sobre mí mientras follamos. Me besa y se mueve, muy intensa. Casi brusca. Casi con desesperación.
A las demás las he devuelto. Están hablando con la recién llegada. Esta casi llora emocionada cuando le dan todas las plantas que tenían sus dos excompañeros. Supongo que no lo esperaba. Por mucho que las gemelas lo hubieran dicho.
Luego cambio a Yu. Me pide que sea bastante intenso. Tumbada boca arriba. Y que no deje de abrazarla. No ha sido fácil para ellas. No sé que les costará superarlo. Estoy casi seguro de que mañana estarán como siempre. Pero no sé cómo lo llevarán por dentro.
–¿Que pasa?– me pregunta Yu.
Está aún abrazada a mí. Recuperándose. Me he reído de repente.
–Lo siento. Es que… Rayitas ha gruñido a tu prima. Y ella se ha asustado bastante. Les ha costado calmarla. Pero ha sido bastante gracioso– le cuento.
–Está muy mal espiarlas– me regaña.
–¿No será que te molesta no poderlo ver?
Ella se ríe. Yo me la quedo mirando
–¿Qué pasa?– vuelve a preguntar cuando se da cuenta de que la miro fijamente.
–Me gusta verte reír.
–Ton…to…– susurra escondiendo la cabeza en mi pecho.
Le beso la cabeza mientras llora. Como ha hecho antes su hermana. No digo nada. Solo la abrazo. Sus heridas nunca se habían acabado de curar. Y ahora se han reabierto. Me pregunto si cuando acabemos con el último se cerrarán por completo. O si el tiempo lo hará. Me gustaría hacer más. Pero no sé qué.
Me quedo abrazándola un buen rato. Hasta que me pide que la devuelva. Luego me traigo al resto.
Me quedo durmiendo con Liang y Song, mientas Shi vigila. Las tres primas duermen juntas. Bueno, están hablando. Supongo que se dormirán. A mí se me cierran los ojos. Mañana tendremos que decidir qué vamos a hacer a partir de ahora.
Kommentar absatzweise anzeigen
Die Absatzkommentarfunktion ist jetzt im Web! Bewegen Sie den Mauszeiger über einen beliebigen Absatz und klicken Sie auf das Symbol, um Ihren Kommentar hinzuzufügen.
Außerdem können Sie es jederzeit in den Einstellungen aus- und einschalten.
ICH HAB ES