Al día siguiente, voy a ver a Yan Xiulan. He preferido no ir a su cabaña. No quería incomodarla otra vez. En su lugar, la espero por el camino al taller de joyería. Mientras repaso el cuaderno de Movimiento Creciente.
Mmm. Creo que las chicas tienen razón. Como en los movimientos de bastón, algo de qi se debe de desaprovechar. Interferirá en los siguientes pasos. Por eso, si doy muchos pasos, acaba perdiendo efectividad.
Ellas están ocupadas con sus armas. Intentando enlazar los ataques. Yo lo probaré luego. De camino a la librería.
–¿Kong? ¿Qué haces aquí?– interrumpe Yan Xiulan mis pensamientos
–¡Xiulan'er! Hola, te estaba esperando– la saludo.
–Eehh. Lo… Lo siento… No he tenido tiempo aún de acabar los piercings… Yo…– entra un poco en pánico.
–Ja, ja. No es eso. Tómate tu tiempo. Aunque ya que estás, ¿cómo va? ¿Crees que podrás hacerlo?– me intereso.
–Sí, no es tan difícil. Ya tengo pensado el diseño. El problema es que las gemas que tengo son demasiado grandes. Hoy miraré de cambiar algunas en la facción– me explica, aliviada –. Entonces, ¿qué es lo que querías?
Sacó un papel y se lo doy. Ella lo mira con curiosidad.
–A uno de los compañeros le interesó el brazalete. Quería algunos cambios. ¿Cómo lo ves?– le pregunto.
–Son solo cambios de diseño, ningún problema– asegura. Luego me mira, e incluso sonríe con timidez –. Gracias Kong. De verdad. Muchas gracias.
–No tienes que dármelas. ¿No somos amigos? Ten, toma el pago– me acerco.
Ella se sonroja ligeramente. Me da su tarjeta. Luego abre muchos los ojos.
–¡Kong! ¡Está mal! ¡Me has dado de más! Espera, te lo devuelvo.
Es honrada. Aparte de adorable. Un encanto. Quisiera besarla.
–Te lo he dado bien. Es lo que le pedí y aceptó. Es un precio justo– le aseguro.
–Ah… Pero…– no sabe qué decir.
–Si nos cobras más barato a mí o las chicas, está bien. Te agradecemos que nos des un precio especial por ser nuestra amiga. A los demás, se les cobra el normal. ¿De acuerdo?– insisto.
–Gra… Gracias– prácticamente susurra, sin mirarme, sin saber qué hacer con la tarjeta. Si guardarla.
–Avísame cuando lo tengas. No hay prisa. Si le va bien, quizás haya más pedidos. Creo que los demás también estaban interesados, pero preferían esperar. ¿Igual debería cobrarles más?– me pregunto en voz alta.
–¿¡Más!? ¡Ya está bien así!– exclama ella.
–Ja, ja. Vale, vale. Como quieras. Espero no darte demasiado trabajo.
–Ojalá siempre tuviera demasiado. De verdad, muchas gracias. Sin ti, me costaría mucho practicar– me vuelve a agradecer.
–Si me vuelves a dar las gracias, me enfadaré– me pongo con los brazos en jarra, simulando estar enfadado.
Ella sonríe. Se acerca un poco más y me besa en la mejilla.
–Me tengo que ir. Te diré algo– se escapa, roja.
Me la quedo mirando. Hasta que no desaparece, no me doy cuenta de que estoy sonriendo estúpidamente. Me voy a la librería.
Por el camino, pruebo la técnica de movimiento. Tengo bastante práctica. No necesito tanta concentración como para enlazar movimientos. Así que me es relativamente fácil dispersar el qi sobrante.
Inmediatamente, noto como vuelve a ir fluido Tenían razón. Aunque es demasiado costoso para hacerlo continuamente, y practicar el siguiente nivel.
Por ahora, seguiré con este. Puliendo algunos detalles. Cuando el dominio de mi qi mejore, ya lo intentaré. ¿Quizás en la próxima etapa? El cuaderno recomienda etapa tres de Alma. Quizás es precisamente por esto. Se lo diré a las chicas.
—————
Las chicas están encantadas. Quizás los consejos eran para bastón, pero también sirven para ellas. Pueden notar como mejoran. Como enlazan más movimientos si dispersan el qi. Van mejor que yo. Aunque siguen sin poder hacerlo consistentemente. Necesito practicar en un lugar más amplio. Y con ellas. Tenemos que entrenar fuera.
–Oye, ¿y no se podría combinar ese brazalete con los talismanes?– sugiere de repente Yi.
Todos la miramos. Es inesperado.
–¿Qué pasa? ¿He dicho una tontería?– se pone un poco nerviosa por ser de repente el objeto de atención. Hubiera sido peor de ser su hermana.
–Guau, ¡Yi ha tenido una idea interesante!– se burla Song.
–¡Nunca hubiera imaginado que mi hermana era una genia!– entre alaba y burla Yu.
–Yu, ¿seguro que no te la han cambiado?– le pregunto.
–No sé, ¿a ver?– se acerca a ella, pinchándole las mejillas.
–¡Dejadlo ya! ¡Ay! ¡Para! ¡Ahora verás!– se vuelve Yi.
Empiezan a pelearse. Esta vez no las dejamos. La última vez, degeneró en una pelea un poco sería. Estuvieron tres días sin hablarse. Tres días sin poderlas follar juntas.
–¡Shi! ¡Ja, Ja! ¡No me hagas cosquillas!
–¡Ja, Ja! ¡Para Kong!
–¡Song, Traidora! ¡Ja, Ja!
–¡Liang! ¿¡Tú también…!? ¡Ja, Ja!
Con todos contra ellas, tienen que rendirse. De todas formas, la idea de Yi es interesante. ¿No lo harán ya? La verdad es que no lo recuerdo. Es probable que alguno lo utilice. Pero nunca lo he visto proponerlo explícitamente.
En la sala de misiones, las facciones de artesanía suelen exponer algunos productos. Por ejemplo, se venden talismanes en packs, con descuento. Pero nunca he visto que combinaran con otros. ¿No se puede? Tendré que preguntarles a Yan Xiulan o Ye Bi.
Consultaré con mis pervertidas si van a venir a la próxima tanda de combates. Si no, habrá que organizar un breve encuentro con ellas. Podría hablarlo por separado, pero será más fácil si están las dos.
–¿Lo has probado?– pregunta Shun, mientras le lanza Wei a Liang.
La niña ríe. Ya balbucea algunos sonidos. Y gatea desde hace un mes, para terror de todos. No deja de cogerlo todo. Los niños mortales tardan más. Pero con qi se acelera un poco. Ya tiene seis meses. La agarro con cuidado. Han visto que miraba, y me la han tirado por sorpresa. Aunque Shi estaba allí por si yo no reaccionaba.
Ya sé que no se haría daño como un bebé mortal. ¿Pero no es demasiado? Oh. Está riendo. Divertida. Y es cierto que para un cultivador es imposible fallar en cogerla.
Alarga las manos. Me coge el dedo cuando lo acerco. Balbuce algo. No sé qué quiere decir. Pero parece gustarle cuando circulo un poco qi.
–Debería darte vergüenza. Seduciendo a un bebé– me regaña Song, burlándose de mí.
–Tienes envidia de que quiere más a tío Kong que a tía Song– le saco la lengua.
–¿¡Cómo te atreves!? ¡Soy su preferida!– exclama ella, acercándose –¿Lo ves?
La niña le ha cogido la trenza. Parece divertirse estirándola. Le doy a Song un beso en la mejilla. Se sonroja ligeramente.
–¡Eso es un ataque a traición!– protesta.
–Dejad de flirtear. Las demás también estamos aquí– protesta Yi.
–Rencorosa– le saca Song la lengua.
–Yo quiero mi beso– pide Shi, que está al otro lado.
¿Cómo negarme? Claro que después vienen todas la demás. Incluso acabo besando suavemente la mejilla de Wei. De hecho, todas lo hacen. La niña está de buen humor y ríe. Ayer, se puso a llorar por algo parecido.
–La estáis corrompiendo– la coge su madre, y la besa también.
–La consientes demasiado– ríe Liang.
–¿No la consentimos todos?– ríe también Yu.
–¡Shhhh! Que no se entere su madre– le susurra Hong, en voz demasiado alta.
–Nunca pensé que podría ver crecer a mi hija. Y menos que tuviera una familia que la quisiera tanto… Yo…– dice Shun.
Se le humedecen los ojos mientras habla. Se le quiebra la voz. Pero no deja de sonreír.
Ma Lang es la primera en abrazarla. Estaba al lado. Haciendo cosquillas al pie de la niña. Lo demás también nos acercamos. Para abrazarla. Para darle nuestro cariño. Incluso Wan. Que no había dicho nada. Estaba comiéndose otro crep. Solo los puede comer ahora. Le prohibimos el acceso después de la última vez. No sabe controlarse.
Hay que decir que nuestra alquimista está muy graciosa con Wei en brazos. No sabe muy bien qué hacer con ella. También tiene debilidad por la niña. Pero le da algo de miedo cogerla. Hacerle daño. Por eso, a menudo Shun se la pone en sus brazos.
Había creído que no tenía nada más en la cabeza que alquimia. Quizás sexo. Pero verle el rostro mirando a la niña me dice lo contrario. Con miedo de lastimarla. Con mucho cuidado. También puede ser adorable
No es hasta que todos nos hemos tranquilizado que Yu pregunta.
–Oye. Lo que ha dicho mi hermana, ¿lo has probado? ¿Se pueden usar talismanes con el brazalete?
Shun ha preguntado antes. Pero nos hemos entretenido jugando con la niña. La miro. La verdad es que he asumido que sí. Usar los talismanes es sencillo. Al menos los que tenemos ahora. Pero lo cierto es que nunca lo he intentado.
–Pues no– confieso.
–Prueba este– Ma Lang me acerca uno, servicial.
Ye Bi nos dio unos cuantos "talismanes de práctica". Como agradecimiento por acompañarla. Son talismanes inofensivos y baratos de crear.
Lo cojo, y le añado qi directamente del brazalete. Tan solo un poco del mío para dirigirlo.
El talismán brilla, y estalla en mis manos. De él surge hacia arriba un rayo blanco. Se divide en varios colores. Iluminan toda la habitación. Sin duda, es bonito. Todos miramos con asombro.
–No le dices a Yan Xiulan para quién son los brazaletes, ¿verdad?– pregunta Shi, después de ver el resultado.
–No, ¿por qué?– me extraña la pregunta.
–Ves pidiendo poco a poco para nosotras. Así, en una emergencia, podremos usar los talismanes y aún tener qi– sugiere.
–Es buena idea– está de acuerdo Song.
–Hoy todas tenéis buenas ideas. ¿Serán los crepes?– ríe Liang –La verdad es que nos podría ir bien.
Las demás asienten. Estoy de acuerdo con ellas. No lo había pensado. Tenemos algunos enemigos poderosos. Si nos atacan, con los talismanes quizás podamos defendernos. El problema es que son talismanes poderosos. Se quedan casi sin qi tras activarlos. Y algunas no tienen suficiente qi para hacerlo. Con un brazalete extra de qi, cambia.
–Eso haré. Pensaros los diseños que queréis. Me ha dicho que podía cambiar el color y dibujo sin problemas. También dadme la medida de la muñeca– les informo.
Medirla es sencillo. Un cordel alrededor. Luego se saca, se estira, se pone sobre el papel, y se marca la longitud.
–¡Ah! ¡Eso no lo habías dicho! ¡Déjanos ver el tuyo!– me pide Hong.
–¿Me podría ir bien para hacer píldoras?– murmura Wan.
–¿Cómo decidimos quién va primero? ¿Dados?– pregunta Yu.
–¿Cosquillas a Kong?– sugiere Yi.
–Denegado– me niego.
–Aguafiestas– ríe Liang.
–Como si le dejáramos decidir– amenaza Song.
–Podemos planear algo luego, cuando no nos oiga– me mira Shi, traviesa.
–Estaba pensando que igual es demasiado trabajo para Xiulan'er– intervengo.
–––¡Ja, ja, ja!––– ríen todas.
Está claro que no las he convencido. Espero que tengan piedad.
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Por la noche, Liang y Shi me atan. Son las penúltimas. Juegan Conmigo. Me tientan. Se sientan sobre mí. Me acarician. Me besan.
Las dos de pelo negro. Una de ojos azules. Otra, marrones. Una con pechos pequeños que caben en mi mano. Otra, ni eso. Pero con unos deliciosos pezones marrón oscuro. Ambas con estrechas y suculentas vaginas mojadas. Ambas muy dulces y serviciales.
–¿No me vais a desatar?– les recuerdo cuando acabamos.
–No.
–No.
Se ríen. No me queda más remedio que devolverlas y llamar a Song.
–Me han dejado así. ¿Me desatas?– le pido.
–No– ríe ella.
–¿No vas a tener piedad de mí?– intento darle pena.
Ella se ríe otra vez. Se acerca. Muy cerca. Huele bien.
–Tenía pendiente mimarte– me susurra al oído.
Mientras habla, uno de sus dedos acaricia mis labios. Baja por mi barbilla. Pasa por mi cuello. Por mi pecho. Recorre mi ombligo. Llega hasta mi miembro. Todo el camino acariciándome con suavidad. Con un muy ligero qi. Han aprendido bastante.
Sus labios no han dejado mi oreja. Chupa y muerde los bordes. Mientras me susurra al oido sensualmente.
–Hoy eres mío.
Su otra mano acaricia mi cabello. Su cuerpo está apretado a mi costado, sugerente. Sus pechos rodean mi brazo. Abrumándolo con su suavidad.
Está un rato tentándome. Hasta que decide ponerse sobre mí. Me mira. Se inclina. Me besa dulcemente. Su entrepierna se mueve rozando mi miembro ya erecto. Provocando que este se hunda en su rendija. Que frote su clítoris. Aunque sin introducirme en ella.
Sus manos se mueven sobre mi cuerpo. Suaves. Sensuales. Provocándome. Sus labios se funden con los míos. Su lengua recorre mi boca. Sin prisa. Con dulzura y pasión.
Se separa un poco de mí. Me sonríe. Mueve ligeramente sus caderas. Para introducirme en su interior. Su boca se entreabre en un ligero y sensual gemido. Sin dejar de mirarme con sus preciosos y ardientes ojos verdes.
Vuelve a sellar mis labios. Se mueve despacio. Noto como sus blanditos pechos frotan mi piel. Como su vagina me aprieta. Como salgo poco a poco de ella. Como vuelvo a entrar despacio.
No sé cuanto rato estamos follando lentamente. Disfrutando de nuestros cuerpos. De nuestras presencias. No lo sé porque me pierdo en su aroma. En su calidez. En su sedoso tacto. En sus delicadas caricias. En sus apasionados besos. En su apretado interior. En el estimulante contacto de nuestra piel. En el sugerente sonido de su respiración. De sus gemidos. De sus latidos.
Es tremendamente dulce. Incluso cuando me desata. Cuando me deja también acariciarla. Recorrer su piel pecosa igual de despacio. Con la misma ternura con la que ella me hace el amor.
No dice nada cuando acabamos. Solo me sonríe. Me vuelve a besar. Se acomoda a mi lado Me abraza. Nos miramos. Nos sonreímos otra vez. Y poco a poco, nos vamos durmiendo. Abrazados el uno al otro. Acunados por la calidez de nuestros cuerpos.