Su hacha impacta en la parte baja del bastón. La otra bloquea el ataque de la parte alta. Separa la primera e intenta atacarme por arriba. Roto el bastón para bloquear, manteniendo el contacto con la segunda.
Dejo que el golpe me empuje un poco hacia atrás. Aprovecho que las armas se han separado para apuntar hacia ella y extender el bastón. Bloquea con ambas hachas en cruz. Utiliza el punto de impacto como punto de apoyo para girar y acercarse hacia mí en paralelo al bastón.
Disipo Bastón Fantasma. Salto hacia un lado y muevo el bastón para encararla de nuevo. De nuevo golpea, con un qi que parece afilar su arma. La primera vez ha dejado una leve muesca en el bastón. Ahora, queda anulado por Extensión de qi sobre ese punto.
Me agacho para esquivar el ataque de la otra hacha. Ella tira la cabeza hacia atrás para esquivar mi contrataque. A la vez que recoge una de las hachas y mueve la otra en horizontal. Enlazando con el movimiento anterior, muevo el bastón para bloquear su ataque. Y alargo el bastón para golpear el hacha que vuelve. De esa forma, consigo desestabilizarla levemente
Aunque apenas es una leve ventaja. Salta hacia atrás para recuperar su posición. Mientras lo hace, lanza una de sus hachas contra mi cuerpo. Me muevo para esquivarla y contratacar. Aprovechando que tiene que recoger el arma. Sin embargo, la recoge antes incluso de que pudiera llegar su propio ataque. Ha sido una finta para ganar tiempo y recobrar la posición. Volvemos a empezar.
Intercambiamos decenas de golpes. Nuestros movimientos son más o menos fluidos. Enlazando un golpe con otro. Como si los movimientos siguientes fueran una consecuencia natural de los anteriores. Claro que también intentamos interferir en los del otro. Lo que provoca que dicha fluidez a veces sea dificultada, o incluso interrumpida.
Todos nuestros golpes están cubiertos de qi. Si no, las armas sufrirían bastante. A veces, con técnicas. Otras, el simple qi. Dado que los intercambios son continuos, el qi se acumula entre nosotros. La lucha invisible por su control es tan intensa como la visible.
Consigo ejecutar rápidamente Golpe Estremecedor con la ayuda del qi que he logrado reunir. La vibración provoca que una de las hachas pierda fuerza, rebotando hacia atrás. La otra, en cambio, lleva una técnica que aumenta la contundencia del golpe. Como si el arma pesara mucho más. Lo que me impide aprovecha la ventaja. Ella también ha logrado ejecutarla con el qi que ha reunido, casi cogiéndome por sorpresa.
Aprovechando que la parte de arriba del bastón ha quedado un poco hacia atrás, intento barrer sus pies con el otro extremo que está hacia delante. Ella salta, esquivándolo hábilmente. Lo hace hacia mí, e Intenta darme una patada.
La bloqueo con el centro del bastón. Cogiéndolo con ambas manos. Su posición le impide por un momento atacar con sus hachas. O eso creía. Un rápido movimiento de mi cabeza logra esquivar la que ha lanzado. O casi. Tengo un leve corte en la mejilla. Bueno, en realidad no. Pero puedo notar como si lo tuviera. No ha sido grave. Apenas ha afectado al escudo. Pero podría haberlo sido de haber reaccionado un poco más lento.
Ella se impulsa hacia atrás. Da una voltereta inversa para caer de pie. Mientras el hacha vuelva a ella. Yo acelero en su dirección. Para continuar el intercambio. Para no dejarla respirar. Han visto en el vídeo que a veces hacía breves pausas. Las chicas han sugerido que quizás necesitaría recuperar el aliento. Vale la pena comprobarlo.
Esa puede ser mi única ventaja. Como esclavo, el trabajo físico era una constante. Así que mi forma física es mejor que la de la mayoría de estudiantes. Además, la cultivación Yin Yang ha mejorado mis músculos, mis órganos, mi resistencia. Quizás, no ha sido mucho, pero sigue siendo una pequeña ventaja.
Durante varios minutos, continúo atacando sin parar. Sin dejarla descansar. También yo sufro, pero su respiración es más acelerada que la mía. En contra, he recibido varios cortes en el escudo. Para evitar pausas, he tenido que pagar ese precio. He perdido casi una tercera parte. Ella apenas nada.
Salta hacia atrás. Intenta alejarse unos metros. Pausar el combate. No es la primera vez. Cada vez más a menudo. Quizás, estoy teniendo éxito en nuestra estrategia. Pero si la dejo recuperar el aliento, habrá sido para nada. Así que salto hacia ella.
Lanza ambas hachas contra mí. Es la primera vez que lo hace con las dos. Parece ansiosa por un descanso. Por suerte, estaba preparado. El movimiento que hace al lanzarlas es siempre el mismo. Así que he acabado aprendiendo a estar atento a él.
Sin dejar de avanzar, ejecuto Rotación Suprema. Hago rotar el bastón con mis manos como si fuera un molino. Una capa de qi acaba formando una especie de escudo. Ambas hachas salen rebotadas. Y mi avance apenas se ralentiza.
Ella estira de las cuerdas para recoger sus armas. Mientras sigue intentando retroceder. Mi bastón llega antes que yo al ser alargado con qi. No tiene más remedio que bloquear apresuradamente con el mango de una de las hachas que apenas ha logrado recoger. Ese movimiento también la obliga a frenar su huida. Me da tiempo a llegar. A volver a atacar.
Mis ataques son rápidos y no muy poderosos. Apenas me da tiempo para acumular qi. Aunque tampoco lo tiene ella para defenderse. Primero, varios ataques para ensartarla como una lanza. Aunque no muy poderosos, un golpe directo es algo a evitar. No le queda más remedio que bloquearlos.
Recojo y giro el bastón para atacar con el otro extremo a los pies. Tiene que saltar. Bloqueo su ataque con el hacha con el otro extremo del bastón. A la vez que intento una patada en su costado. Bloquea con el antebrazo. Se duele un poco.
Aunque eso no le impide golpear rápido con el mango del hacha en mi pierna extendida. Duele, pero no es grave.
Intento un ataque lateral con el bastón. Bloquea. Pero su defensa parece flaquear. Ataco con el otro extremo. Con el primero. Con el segundo. El primero.
Ella bloquea y bloquea. Pero, a diferencia del inicio del combate, no es capaz de contratacar. Su respiración es entrecortada. Incluso su control sobre el qi sin dueño flaquea. Lo que me permite añadir vibración a mis golpes más a menudo.
Un estallido de qi surge de ella. Empujándome hacia atrás. Aunque no me sorprende. La concentración de su qi era evidente. Parece un acto un tanto desesperado para que nos separemos.
Sin dudar, me abalanzo de nuevo hacia ella. Me recibe con ambas hachas hinchadas de qi. Al menos, el que ha podido reunir. Está ejecutando una poderos técnica. Pero es un tanto lenta. Quizás es una trampa. O un error por el cansancio. Bien, veremos qué pasa.
Enfrento ambas hachas con mi bastón. Revistiéndolo con un escudo de qi gracias a Extensión de qi. En el momento del impacto, me dejo caer. El bastón resbala por debajo al contacto con las hachas, en lugar de bloquearlas directamente. Mis piernas amenazan con golpear las de ella.
Salta para evitarme. Pero mi bastón ha avanzado conmigo. Y sus hachas se han quedado un poco atrás. Con ayuda de Bastón fantasma, la golpeo todo lo fuerte que puedo en una de las piernas.
Cae desestabilizada. A la vez que yo la he sobrepasado por detrás. Me levanto antes que ella y golpea con el bastón mediante un amplio movimiento. Desde el suelo por detrás hasta encima de mi cabeza, y al suelo sobre mi contrincante. Añado todo el qi que puedo durante el movimiento.
Ella bloquea desde el suelo con ambas hachas. Lo que la empuja de nuevo hacia abajo. Evitando que se levante. Concentro mi qi y vuelvo a golpear igual. Y otra vez. Y otra. Su resistencia va menguando. Su intento de alejarse rodando es inútil. Finalmente, ambas hachas salen disparadas, y ella es golpeada en los brazos.
A pesar de su mueca de dolor, el daño no es ni mucho menos definitivo. Pero ha quedado desarmada.
–Me… rindo…– murmura jadeando, antes de que pueda ejecutar el siguiente golpe.
–Ganador, Kong– anuncia el árbitro
Disipo el qi y me aparto. La dejo levantarse. Lo hace despacio. Mirando sus hachas. Suspira. Mientras respira profundamente. Me mira. Me saluda con una leve reverencia.
–Buen combate– me halaga.
Antes de que pueda responder, mientras aún estoy también saludando, se da la vuelta y se marcha. Es evidente que no está muy contenta de haber perdido. Pero su actitud ha sido correcta. Educada. Reconociendo su derrota.
Me sorprende los repentinos aplausos de la grada mientras bajo. Casi ahogan los gritos de ciertas espectadoras a las que prefiero no mirar. Las gemelas me sonríen. El otro combate ha acabado antes.
Salgo intentando no mostrar mi actual debilidad. Después del esfuerzo, tras relajarme, mis piernas flaquean un poco. Ha sido realmente intenso.
Dejo el bastón en su sitio. Tiene unas cuantas muescas. Algunas un poco profundas. Realmente no ha sido fácil. Es increíble haber llegado a octavos. ¿Podré ir más allá?
Por ahora, celebro la victoria con las chicas. Están más emocionadas que en el anterior combate o las preliminares. Lo he dado todo, y ha valido la pena. Aunque no me quedan fuerzas para escaparme de sus abrazos. Ni de sus besos. Bueno, ¿quién quiere escaparse?
–Buen combate– me felicita Tai Feng.
–Ha sido espectacular– se suma Yawen.
–Sí, ha estado bastante bien– incluso me felicita Fen Huan.
–Pero ya no le quedan fuerzas para escaparse– ríe Pen.
Yan Xiulan no dice nada. Parecía contenta cuando nos hemos encontrado. Ahora, me es imposible verla. Ante las dos que me están abrazando. Están bastante emocionadas.
–Me rindo– intento parecer melodramático.
Las dos se ríen. Se aprietan un poco más a mí. Me besan en la mejilla antes de soltarme. Bueno, no del todo. Me cogen aún de la mano.
Al menos, puedo ver a los demás y hablar. Aunque también echo de menos sus cálidos cuerpos. No se puede tener todo.
—————
Estoy sentado en la cabaña. Shun y Hong me abrazan una a cada lado. Wei está durmiendo. Rayitas hace de canguro. Las demás han estado mirando el vídeo de mi próximo contrincante.
–¿Cómo lo veis?– pregunto.
–Mal.
–No tienes ninguna posibilidad.
–Hazlo lo mejor que puedas. Eso es todo. Ya has hecho mucho.
–No llega a ser como Fen Huan, pero es mejor que tú. Es uno de los dos favoritos para el torneo.
Una tras otra, entierran sin piedad mis esperanzas de ganar. Claro que, cuando veo el combate, les tengo que dar la razón. Es mejor que yo.
Tiene una amplia variedad de técnicas. Usa un abanico, con el que se defiende o ataca a corto rango. Sobre todo, le sirve para amplificar sus técnicas. A su adversario, lo ha avasallado sin ni siquiera dejarle acercarse gracias a esas técnicas. Precisas y letales. Por desgracia, no tengo los recursos adecuados para contrarrestarlo eficientemente.
Además, es más rápido que yo. Su técnica de movimiento es mejor. O al menos, la domina mejor que yo la mía. No se me ocurre ni cómo empezar a atacarle.
Claro que, si pudiera usar mi qi real de la etapa dos, sería diferente. La diferencia en la densidad me facilitaría mucho defenderme. Y cualquier ataque sobrepasaría con facilidad sus defensas. Por desgracia, en teoría, estoy en la uno. Es inútil pensar en ello. Lo único que puedo hacer es luchar lo mejor que pueda. Que al menos me sirva de entrenamiento.
–Alguna idea para que al menos Kong no haga el ridículo como el otro– pregunta Yi.
Aunque parece burlarse, se la ve algo preocupada.
–No será fácil. Quizás, si encaja algunos golpes, tenga la oportunidad de contratacar al menos una vez– sugiere Song, no muy convencida.
–Dolerá un poco, pero no se me ocurre nada mejor– frunce el ceño Shi.
Por mucho que se rían de mí, por mucho que se burlen y me llamen torpe, sé que no les gusta verme perder. Y menos, de forma tan estrepitosa. La pelea de mi próximo adversario ha sido un poco humillante para el que ha perdido.
–No quiero saber nada hasta el combate– me niego a escucharlas –. ¿Quién va hoy al evento?
Ayer no fuimos. Hubo cierto cumpleaños. A ver si encontramos algo hoy.
–Tsk. Escapando de la realidad.
–Es mejor así. Al menos será feliz unas horas.
–Pobre. Será traumático.
–Bueno, así podremos cuidarlo.
–Habrá que mimarlo mucho.
Suspiro. Ahora sí que se están burlando de mí.