App herunterladen
34.9% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 89: Culpable

Kapitel 89: Culpable

Cuando salgo de la enfermería, voy directo a la cabaña de Fen Huan. Me siento algo culpable. Pero, sobre todo, estoy furioso con ella. Sería mucha casualidad que no hubiera sido ella. Llamo en cuanto llego. La barrera se abre.

–¡Kong! ¿Qué haces aquí? ¡Pasa!– me invita Fen Huan.

Sin embargo, no acepto la invitación. Me la quedo mirando. Muy serio.

–Explícate.

–¿Eh? ¿Qué quieres decir? ¿Qué pasa?– pregunta. No sé si se hace la despistada o no lo sabe.

–¿Por qué has pegado a mi amiga, a la esclava?– insisto, asumiendo que es ella.

Puedo ver el cambio de su expresión. Es más que suficiente para delatarla.

–No… No sé de qué hablas.

No respondo. Me la quedo mirando. No sé exactamente qué decir. Quizás sea mejor quedarme callado y mirando. Lo he visto hacer a maestros cuando discípulos mentían. Y solía funcionar.

Parece más y más nerviosa. Sus manos se mueven inquietas. Se muerde el labio. Al final explota.

–¡Solo es una esclava! ¿A quién le importa? Si no molesta, puedes estar más tiempo conmigo. ¿Para qué perder el tiempo con esa?

Puro egoísmo. Quizás también celos. Lo mejor es alejarme de alguien así. Solo me traerá problemas.

–No es algo que te tenga que preocupar. Nunca más. A partir de ahora, déjanos en paz a mí y a mis amigos. No quiero saber nada más de ti.

Reconozco que no lo he pensado mucho. Y que me he dejado llevar por el enfado. Ahora que lo he dicho, no sé si es lo mejor. Sí que quiero que me deje en paz. Pero ¿y si decide vengarse? Como esclavo, he visto algunas actitudes igual de incomprensibles.

Ella está tiesa. Sin reaccionar. No sé si ha sido lo mejor, pero está hecho. Me doy la vuelta. Para alejarme para siempre.

–No… Kong… Espera… Por favor… Perdóname… No lo volveré a hacer…

Está llorando. De rodillas. Puedo sentir que está totalmente sometida a mí. Como si fuera una esclava. Más de lo que creía. ¿Qué hago? Si me voy, podría reaccionar mal. Sería peligroso. Quizás no para mí, pero sí para las esclavas. ¿Debería ceder? Tampoco puedo dejarla así… Incluso me da algo de pena.

–Pen está en la enfermería por tu culpa. Si quieres volver a verme, que sea con ella. Y totalmente curada. Le pedirás perdón, aunque sea una esclava. Y nunca más volverás a hacerle nada a ella, ni a ninguna otra. ¿Entendido?

–¡Sí, sí! ¡Lo haré! ¡Voy ahora mismo! ¡La ayudaré a curarse! ¿Si vengo con ella, podré verte? ¿Podremos tener sexo? ¿Verdad?

Parece desesperada. Solo lo hemos hecho dos veces. Aunque supongo que no es una persona cualquiera. Tengo la sensación de que puede ser peligrosa si la abandono sin más. Espero no arrepentirme.

–Sí. Pero tendrás que obedecer. Y más te vale que ella esté perfectamente bien.

–¡Vale! ¡Voy ahora mismo!

Sale corriendo de la cabaña. La sigo. Estoy un poco preocupado. Pen se asusta cuando la ve. Y pone una cara rara. Parece confusa. Si le está pidiendo perdón una estudiante, es normal. Espero que sea eso. Veo que Fen Huan le pone las manos encima. Parece que pasa qi. Eso la ayudará a curarse. Los médicos no se preocupan en hacerlo por una esclava.

Se la queda mirando. Luego mira alrededor. Me ve. Le indico que no diga nada. Asiente. Su rostro indica que no entiende nada. Esto llevará horas. Si me quedo, podría descubrirme. Así que me voy. Mañana me aseguraré de que esté bien. No puede pasarle nada. ¿Verdad?

—————

Cuando les explico a las chicas lo que ha pasado, se miran entre ellas.

–Pen debería estar bien– asegura Shi.

–Esa Fen Huan está un poco desequilibrada. Más vale que la enseñes a obedecer– opina Song.

–Espero que no cause problemas– suspira Yu.

Liang nos escucha pero no dice nada. Está cortando trocitos de carne muy pequeños. Y poniéndolos en el barreño. Los huevos han eclosionado. Las gemelas no han encontrado mucha información de salamandras recién nacidas. Cuando crecen, las hembras tienen tonalidades rojas. Los machos, azuladas. Tendremos que esperar.

Hay una mampara que separa el barreño. Así las visitas no podrán verlo. No sabemos muy bien qué hacer con ellas. No puedo llevarlas a la Residencia. Al menos por ahora. La mejor opción sería venderlas. Pero hay que averiguar cómo y dónde.

Han encontrado algo de información de Terror y Rayitas. Aunque no que pueda tirar rayos. Igual es un caso especial. Pero confirman que es bueno para ellas comer carne de nivel alto. Y que el entorno, la concentración de qi, también ayuda.

—————

Tengo que echarlas a todas menos a Wan. La culpa es de las chicas. La han molestado demasiado. Le toca subir de nivel. Y se la han quedado mirando. Tanto, que ha acabado avergonzándose. Se había más o menos acostumbrado a tener sexo con las otras cerca. Pero la han forzado demasiado. Y no parecen arrepentirse. Se están riendo.

Está roja. Necesito bastantes besos y caricias antes de que colabore. De que se corra. De poderla follar. De oírla gemir. Es bastante obediente al abrir los meridianos.

–¿¡Tan fácil!? ¡¡Hhhaaaahh!! ¡Kong! ¡¡AAAaaaaahhhh!! ¡No empieces otra vez tan rápido! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAaaaaaahhHHH!!!!

La visión de su cuerpo desnudo casi inerte sobre la cama es muy erótica. De sus grandes tetas. De su algo obeso pero sensual cuerpo. Solo jadea y se queja de mí. Pero con la boca pequeña. Luego me pide que la devuelva. No quiere que la vean el resto.

Aprovecho para follar a Rui, Ning y Bronceada. Por separado. Las hago que me follen con suavidad. Con dulzura.

Rui lo hace con pasión. Despacio. Besándome mucho. Totalmente entregada. Su vagina apretándome. Sus manos recorriendo mi cuerpo. Abrazándome cada vez que se corre.

A Ning le cuesta un poco contenerse. La pellizco cada vez. Más de diez. Tiene que aprender a controlarse. A ser más servicial. Voy a tener que entrenarla antes de dejarla ir al prostíbulo.

Bronceada solo cumple. Ha estado todo el día entrenando la nueva técnica. Cada vez que tenía un momento. Parece que ahora que tiene lo que quería, se ha vuelto menos devota. Sigue obediente. Sin pasión.

Luego llamo a las chicas. Yi la última. Hoy duerme con conmigo. Liang me cabalga. Shi está en mi boca. Dejándome que le lama la entrepierna. Yu y Lang a cuatro patas. A cada lado. Siendo penetradas por mis dedos. Luego se turnan. Hasta que me han follado las cuatro. Hasta que me han usado como han querido.

–Je, je. ¿Te has divertido?– pregunta Yi cuando la llamo, provocándome.

–Mucho. Y ahora me voy a divertir contigo– la amenazo, cogiéndola.

–¡¡Aaahh!! ¡No seas así! ¡¡¡HHHHAAAaaaahhh!!!

La pongo a cuatro patas. La penetro con los dedos. Con la lengua. Se corre y deja caer su cabeza contra el colchón. Sobre sus brazos. Sus caderas las mantengo sujetas. Con ambas manos. Con las que me impuso para penetrarla.

–¡¡¡¡¡HHHHHHAAAAaaaaaaaahhhHHHHH!!!!! ¡¡Aaaahh!! ¡Aaah! ¡¡¡AAAAaaahhh!!!

–Sabes que tienes un culo precioso– la halago.

–¡¡Aaaahh!! Tonto ¡Aaah! ¡¡¡AAAAaaahhh!!!

Gime. Sumida en el placer. Empujo desde atrás. Admirando el espectáculo. Su culo. Su espalda ahora algo curvada. Su pelo rubio que cae sobre la cama. Sus suaves muslos a mi alcance.

Me inclino hacia ella. Para coger sus pechos. Sin dejar de penetrarla. Llegando a sus orejas. Mordiéndolas. Besándolas. Susurrándole.

–Ahora eres solo mía.

La única respuesta es su vagina apretándose un poco más. Sus gemidos y jadeos siguen. Su rostro queda oculto entre sus brazos. Se levanta un poco cuando se corre. Pero pronto vuelve a ocultarse.

Sigo penetrándola. Disfrutando de su interior. De sus pequeños y suaves pechos. Del contacto de su piel. Al final sus piernas ceden. Queda todo el cuerpo contra la cama. Yo sigo follándola. Encima de ella. Colisionando con sus nalgas una y otra vez.

–¡¡¡Aaaaaaahh!!! ¡¡Kooong!! ¡¡¡Aaaaaahhh!!! ¡¡Yaaaaa!! ¡¡¡¡AAaaaaaaaaaaah!!!!

Eyaculo dentro de ella. Pero no dejo de empujar. Soltando más semen en cada embestida. Haciéndola temblar. En un orgasmo que le dura casi medio minuto.

–Aaah. Abusón. Aaaah. Aaaahh. Aaaaah– se queja.

–¿Vas a decir que no te ha gustado? No lo parecía– la molesto un poco.

–Aaah. Tonto. Aaah. Abrázame

Se queda acostada de lado. De espaldas a mí. Mis brazos la rodean. Sus manos cogen las mías. Mis labios besan suavemente su cuello. Disfruto de su calor. De su tacto. De su aroma. Puedo sentir su corazón. Que se va tranquilizando. Que se sincroniza con el mío. Y, poco a poco, nos vamos durmiendo los dos.

—————

–¡Achís!

–Je, je– oigo una risita tras estornudar

Yi está jugando con una hierba en mi nariz. Se merece una lección. Quiero cogerla, pero no puedo. Me ha atado. Sus preciosos ojos verdes me miran.

–Ayer te divertiste mucho. Así que he preparado mi venganza. Pero tardabas mucho en despertar– se ríe.

–Sabes que, si no me sueltas, habrá consecuencias– la amenazo.

–Ji, ji. Eso espero.

Dicho esto, pone mi miembro en su boca. Chupándolo. Lamiéndolo. Tocándose. No se le da tan bien como a otras. Pero eso no evita que pronto esté erecto.

Ella se separa. Lo mira satisfecha. Me mira desafiante. Se pone sobre mí. Baja sus caderas. Introduciéndolo dentro de ella.

–¿Ahora quién es de quién?– me provoca.

Muevo entonces de golpe mis caderas. Por sorpresa.

–¡Ah! ¡Tonto! ¡Sé obediente!– se queja, entre risas. Luego continúa seductoramente –. Déjame hacértelo yo.

Como negarse. Cuando quiere, puede ser muy persuasiva. Se mueve sobre mí. Ni muy rápido ni muy despacio. Sin dejar de mirarme. Sin dejar de acariciar mi pecho. Sin incrementar el ritmo aunque se excite más y más. Solo frena cuando se corre. Cuando sus pechos vibran violentamente.

Respira pesadamente. Recuperando el aliento. Me besa. Con pasión. Lengua contra lengua. Labios contra labios. Y empieza a moverse de nuevo. Pegada a mí. Sus pequeños y eróticos pechos frotándome. Sus caderas moviéndose esta vez en círculos.

De repente se detiene me mira. Se muerde el labio. Suelta las cuerdas.

–Abrázame– me pide.

Eso hago. Sin intentar robarle la iniciativa. Dejando que me folle como quiera. Que me bese. Me limito a acariciar su espalda. Su pelo. Su cuello. Su culo. A añadir un poco más de qi. A excitarla a llevarla al orgasmo. A llevarnos a los dos.

Me mira y me besa en los labios. Esta vez sin lengua. Sonriendo.

–Es una pena desaprovechar estas cuerdas– sugiere traviesa.

Así que todas son atadas. A Song bocabajo, para variar. A su hermana también, porque sí. Y a Liang. El resto bocarriba. Ninguna se resiste a ser atada. Ni a ser follada. Ni siquiera Wan. Aunque mira mal a su prima. Creo que planea alguna venganza.

Song está casi curada. Pero no se lo digo. Solo que falta poco. Si no, es capaz de quitárselo. Mejor esperar unas horas más. Me mira con desconfianza, pero accede.

—————

Yi decide ayudarme a vestirme. Más que nada, porque lo encuentra divertido. En especial cuando me boicotea. Se gana un mordisco en su nalga derecha. Mientras se ríe de mí.

Lo primero que hago es ir a mirar las tareas de esclavos. Pen está, así que debe de estar bien. No puedo ir a verla. Está en la cocina. Shu está en el huerto. Le iré a preguntar. Esta tarde le toca a Ken. He decidido no llamar a sus amigas. Le preguntaré para la próxima vez.

Me acerco a una esclava que está quitando malas hierbas. Ni me mira.

–Hola Shu.

–¡Kong! ¿Qué haces aquí?

–Quería preguntarte si Pen está bien.

–Sí. Estaba mejor de lo que pensaba. Aunque no ha querido contarnos qué pasó– me explica.

–Ya veo. Supongo que es demasiado extraño– me río.

Shu me mira confusa. Pero mejor no se lo explico. Que lo haga Pen si quiere. No puedo ayudarla aquí. Ni distraerla demasiado. Así que me voy enseguida.

–Gracias– me despide Shu.

Antes de irme, le he imbuido algo de qi. Se notaba que le dolía un poco la mano. Espero que sea suficiente. Al menos, le dolerá menos.

–Si te duele, pásate a verme un momento– le ofrezco.

Ella asiente. Aunque no creo que lo haga. A no ser que le duela mucho. Se irá curando con su propio qi poco a poco. Está en la etapa uno. Como todas "mis" esclavas. Las he ido ayudando. O lo han hecho por sí mismas.

Aprovecho que estoy aquí para comprar algunas semillas. Me cuestan todas juntas mil puntos. Son solo unos pocos puñados de cada. Algunas le faltaban a Shi. Otras no habían crecido. Otras están repetidas. Siempre pueden guardarse.

La comida del huerto de la Residencia es deliciosa. Y tiene qi. Antes se ocupaba solo Shi. Ahora ayudan Liang y Lang. Y alguna vez las gemelas. Así que, cuando salgo del huerto, envío las semillas al Almacén. A la zona compartida del "huerto". Es donde dejan las herramientas y lo que recogen.

Después, me voy a copiar un poco más. Una de cinco y dos de seis. Son 85000 puntos. No me ha costado mucho reunir los puntos para el cuaderno. En realidad. Los manuales no cuestan mucho, por ahora. En Cuerpo suben más. Y es peor cuanto más alto. Se supone que puedes reunir más también. Que no lo ponen muy difícil.


next chapter

Kapitel 90: Cultivación del cuerpo

Voy inmediatamente a coger el cuaderno. Me quedan 35.163 puntos. Mañana debería de tener suficiente para obtener otro. Aunque no lo haré por ahora. Quizás vaya a mirar algún bastón. O mejor más adelante. Me faltan puntos. Por ahora, me vuelvo a la cabaña.

Me pongo a leerlo. Shi está a mi lado. Pegada a mí. Sensual. Puedo sentir su calor. Su aroma.

–Ya tendremos tiempo luego. Vamos, o no acabaremos nunca– me susurra seductoramente.

También me pellizca. Me quejo. Se ríe. No tengo más remedio que hacerle caso.

El primer paso en imbuir cada fibra muscular con yang. Si es un mujer, habría que proporcionárselo. En una o varias veces. Cuanto más yang mejor. Aunque sin pasarse del límite. Sin que exploten las fibras.

Luego imbuir qi durante al menos un día o dos. Dejando que los músculos crezcan. Alimentados por el qi y el yang. Cuando dejan de crecer, es el turno del yin. Si es una mujer, puede usar el suyo poco a poco. Si es un hombre, debe obtenerlo.

Se explica el cómo, el dónde y el cuándo. Sin duda, necesita cierta práctica. Aunque no es tan difícil como los siguientes capítulos.

Reforzar venas, huesos, órganos o médula. Es cada uno más complicado que el anterior. Es necesario dominar los pasos previos para hacerlo bien. Y haber completado la cultivación hasta cierto punto antes del siguiente paso.

Lo mejor del método es que no necesita hacer mucho más de lo que ya hago. Es decir, tener sexo. Y que tengo mucho yang. La residencia constantemente almacena el que genero de más, así que tengo grandes reservas. Y genero más que otros hombres. Al parecer, bastante más.

–Hablaré con las demás. Lo mejor es que lo pruebes tú y una de nosotras. Según como vaya, decidiremos. Te dejo un rato, ves practicando– me dice Shi.

Me abraza y me besa. Su cuerpo apretado a mí. Luego me mira. No quiero dejarla marchar. La estoy abrazando. Pero acabo haciéndole caso. A regañadientes.

La verdad es que me ha excitado un poco. Supongo que es hora de follar a Rui. De empotrarla contra la pared. De follarla por detrás. Ella mueve su culo cuando se lo ordeno. Ansiosa. Cuando no, bombeo en ella con fuerza.

Agarro su pelo azul. Forzando su rostro hacia atrás. Me entretengo en su modesto pecho. Estrujándolo. Soltándolo. Moviéndolo en círculos. Pellizcando su pezón. La fuerzo a besarme. Violando también su boca con mi lengua. Reclamando de nuevo que es mía. Incluso después de llenarla. De llevarla otra vez al orgasmo.

La dejo descansar. Jadeando. De nuevo conquistada. Totalmente entregada. Mientras, llamo a Ning y Rong.

Penetro a Rong. Por ahora más despacio. Primero por detrás. Retocando su culo. Ning y Rui me ayudan con los retoques. Cuando ha llegado al límite de lo que puedo ampliarlo, le doy la vuelta. Su culo está tenso. Es una sensación extraña. Aumento entonces su pecho. Y acepto la sugerencia de hacerlo también con la aureola.

Con lo que queda de yin, también le retocó un poco la cara. Aún no he decidido si prostituirla. No me acabo de fiar. Pero no me cuesta nada ir preparándola. Por si necesito algún día que la vean. Y no la reconozcan.

Finalmente, la empujo hacia el borde de la cama. El borde a la altura de su pecho. Su pelo llega al suelo. Cayendo hacia atrás. Con las piernas abiertas. Yo de rodillas empujando en ella. Cogiéndola de los muslos.

Sus pechos son plenamente visibles. Es curioso lo poco que se mueven. Están muy tensos. Quizás debería follarla antes. Dejar los retoques para el final. Me gusta verlos rebotar.

Pero no por ello dejo de follarla. De frotar mi miembro en su interior. Se ha ido estrechando desde que se lo ordené. Parece envolverme. Querer devorarme. Y acabo saciando su hambre. Llenándola.

A Ning la follo de forma un tanto extraña al principio. Está con un espejo. Dándome indicaciones. Parece satisfecha de cómo van los retoques. Hemos decidido dejar sus tetas tal cual. Pero su culo lo vamos cambiando un poco. Gusta un poco más redondo.

Luego decido darle la vuelta. Ponerla bocabajo en la cama. Le abro las piernas hasta que quedan perpendiculares. Y sigo forzándolas hacia arriba. Hasta que no dan más. Siempre apoyadas a la cama. Su culo ligeramente alzado. Su vagina siendo penetrada. Ella gimiendo sin parar. Aunque son ahogados. Por estar su boca contra la cama.

—————

Necesito unos minutos para calmarme. Antes de empezar a probar. Con los músculos del dedo meñique. Añadiendo yang.

Al principio, casi todo se pierde. Es necesario llevarlo con cuidado. Con paciencia. Lentamente. Me doy cuenta de que es una tontería hacerlo en el dedo. Hay que dejar que fluye por todo el cuerpo. Impregnándolo. Y usando qi para atraparlo en cada fibra.

Lo primero es practicar como atraparlo. Como rodear cada fibra. Para dejarlo entrar, pero no salir. Cuando llega Ken, aún no lo domino. Cuando le abro, otras dos figuras aparecen.

–Así que no te atrevías sola y has pedido refuerzos– me río, abrazándola y besándola.

–No es eso. Estas dos pervertidas casi me han suplicado– ríe ella también.

–¡Eso no es verdad!– protesta Bei Liu.

–¡Mentira!– niega Bi Lang.

–Oh, ¿entonces no queríais venir?– pregunto.

–No seas malo– se queja Bi Lang.

–Es culpa tuya por hacernos esperar– me acusa Bei Liu.

Ken y yo no podemos dejar de reír. Ellas enrojecen un poco, aunque no mucho. Supongo que, ya que han venido, tendré que ser un buen anfitrión.

No tardan las tres en estar desnudas. Riendo. Jugando con mi miembro. Acariciando mi cuerpo. Besándome.

Empezamos con Ken. Así podrá descansar antes de irse. No sé si esperaba que sus amigas la traicionaran.

–¡¡Aaaah!! ¡Traidoras! ¡Soltadme! ¡¡¡AAAAAaaaahhh!!! ¡Koong! ¡¡¡NOoooo!!! ¡¡¡HHHHHHAAAAAaaaaahhhhH!!!

–Se queja, pero lo está disfrutando– comenta Liu.

–Realmente es una pervertida– añade Lang.

Está de espaldas. Yo sobre ella. Sus piernas dobladas hacia ella. Empujadas por mi cuerpo. Dejando expuesta su entrepierna. Que es penetrada una y otra vez.

Juego a veces con sus pechos. Cuando me dejan sus amigas. Que también atacan sus orejas. Con la lengua. Hasta el fondo. Me dejan sus labios para mí. Se queja. Aunque no se resiste. Excepto a mi lengua. La ataca con la suya.

Sus pechos son más pequeños que los de Song. Pero no poco deliciosos. No me canso de ellos. De hecho, no me canso de ninguno. ¿Soy solo yo o es algo normal? Prefiero no pensar en ello. Mejor pensar en sus ojos marrones claro. En sus estimulantes gemidos. Es sus húmedos besos. En su vagina que me recibe una y otra vez.

Es una imagen tremendamente sensual. Ella siendo follada y gimiendo. Las otras dos desnudas. Provocativas. Tentadoras.

A Bei Liu la abrazo de las piernas. Alzadas en perpendicular al cuerpo. Que es embestido por mí una y otra vez. Sus pechos rebotando. Por dentro y por fuera de su camisa abierta. No llevaba sostén. Es un poco exhibicionista. Es un espectáculo tan obsceno como hermoso.

El cuerpo bronceado de Lang es extremadamente erótico. Incluso visto por detrás. Ken y Liu le palmean el culo. Como venganza por todo lo que ha hecho antes con ellas. Aunque sin mucha fuerza. Sus gritos son de placer, no de dolor. Extremadamente estimulantes. Como su culo temblando del orgasmo.

–¿Hoy no cuenta?– pregunta Bei Liu cuando acabamos.

–Ja, ja, ja. No tienes vergüenza– se burla Ken, a quien saca la lengua.

–Me lo pensaré– es lo único que concedo.

–Las consientes demasiado– me regaña Ken, entre risas.

–¿Qué hay de malo en que nos consienta?– replica Lang, besándome la mejilla y apretándose a mí. Seductora.

–¡Eso!– añade Liu, haciendo lo mismo. Insinuante.

–¡Eh, yo también quiero!– ríe Ken, besándome en los labios.

Poco después tiene que irse. La mirada de sus amigas me dice que se sienten algo culpables. La tratan como a una de ellas, aunque sea una esclava. Pero lo sigue siendo.

–No es justo…– murmura Liu, en voz baja.

No puedo sino abrazarlas y consolarlas. No importa si es justo o no. Nunca ha importado. Simplemente, es.

—————

Continúo probando. Continuo moldeando el qi para contener el yang. Tengo que hacerlo para cada fibra. Para cada músculo. Aunque puedo ir haciéndolo por secciones.

No sé cuanto rato he pasado practicando. Ya es casi de noche. Creo que mañana o pasado podré empezar a probar. Me giro para ver como están Bei Liu y Bi Lang. Se habían quedado durmiendo. Me están mirando.

–¿Cuánto rato lleváis despiertas?– les pregunto.

Me siento algo culpable. Han debido estar esperando para no molestar. A pesar de todo, son consideradas. Pervertidas, pero consideradas.

–No sé. Estabas tan guapo concentrado que he perdido la noción del tiempo– responde Liu.

–¡No sabes lo que me ha costado no saltar antes!– exclama Lang, saltando sobre mí.

Aún está desnuda. No duda en restregarse contra mí. En besarme. Y pronto viene la otra.

–Os estáis aprovechando– las regaño.

–Solo un poquito– reconoce Liu, intentando parecer buena inocente.

–No seas tacaño…– pide Lang, inflando sus mejillas.

–¿Entonces tengo que daros un lección?– las amenazo.

Al final solo las llevo al orgasmo una vez. Acariciándolas. Sin penetrarlas. Pero saboreando sus cuerpos. Cada centímetro. Su suavidad. Sus lenguas. Han conseguido excitarme. Lo pagan encantadas Rui y Ning. Yo de pie. Ellas a cuatro patas sobre la cama

Y Bronceada. A la que follo también de pie. Cogiéndola de los muslos. Ella cayendo hacia atrás. Apoyándose en el suelo con las manos extendidas. Sin dejarla casi respirar. Follándola sin parar.

—————

Parece que Shi se ha ofrecido voluntaria para probar la técnica. Dice que estudiará el cuaderno por la noche. Y que probará lo mismo que estoy haciendo yo. Cuando lo domine, pedirá un poco yang. Lo ha dice muy sensualmente. Entre gemido y gemido. Mientras nos movemos los dos.

Ella de espaldas. De pie. Con las piernas juntas. Yo detrás de ella. Sincronizando mis embestidas con el movimiento de su culo. Precioso y redondeado. Mis manos en sus pechos. Explorando cada rincón. Con avidez. Mis dedos hundiéndose en sus pequeños montículos. Jugando con sus pezones. Recorriendo su aureola.

Una mano, hacia atrás, acaricia mi mejilla. Mis labios atacan su cuello. Besándolo. Y puedo ver sobre su hombro su hermoso cuerpo. Los pechos que estoy manoseando. Su otra mano está en una de las mías. A veces, impidiéndome jugar más con su pecho. A veces, obligándome hacerlo.

Estamos solo nosotros dos. Follando. Penetrándola. Disfrutando de ella. Ella disfrutando de mí. Nuestros cuerpos pegados. Moviéndonos al compás. Apretados el uno contra el otro. Amándonos. Deseándonos. En cuerpo y alma. Siento como se estremece cada vez que llego hasta el fondo. Cada vez que eyaculo en ella.

Nos quedamos un rato sin movernos. Sin hablar. Solo sintiéndonos el uno al otro. Sonriéndonos. Hasta que se gira y me besa. Despidiéndose por ahora.

A Song le doy el alta. El hueso parece estar bastante bien. Hubiera querido esperar un poco más. Pero soy incapaz de mentir a esos ojos verdes. Aunque le he hecho prometer que irá con cuidado. Que nada de pasarse. No la he dejado ir hasta que lo ha prometido. Reluctante. Quizás conmovida.

También me ha amenazado. Con todas las posturas que no ha podido hacer por su pierna. Aunque hoy lo hemos hecho dulcemente. Abrazados. Mirándonos. Besándonos. Estaba muy cariñosa. Se la veía feliz. Incluso me ha dejado abusar de sus pechos todo lo que he querido. No es que no me deje normalmente. Pero no se ha quejado nada.

Liang me ha engañado. Al principio me ha abrazado. Y ha aprovechado para atarme. Luego me ha montado un tanto salvaje. No muy a menudo, pero lo hace de vez en cuando. Ver sus pequeños pechos rebotar es muy erótico. Ser dominado por ella resulta estimulante.

Ma Lang es siempre obediente. Si las otras no la provocan. La pongo bocarriba en la cama. Cogiéndola de las piernas. Estiradas hacia arriba. Dándome una visión perfecta de su cuerpo. Al que embisto sin parar. Embestidas largas. Chocando contra ella cada vez. Haciendo temblar a sus rebosantes pechos. Mientras ella tira la cabeza un poco hacia atrás. Y grita de placer.

La lleno mientras su voluptuoso cuerpo tiembla. Dejo caer entonces sus piernas. Me inclino hacia ella. La beso. Me separo. La miro.

–Eres preciosa– le digo

Ella aparta la mirada. Avergonzada. Pero esta vez no le dejo. Pongo la mano en su mejilla. Y la hago mirarme. Con suavidad.

Cuando nuestros ojos se encuentran de nuevo, vuelvo a besarla. Tarda unos segundos, pero me acaba abrazando. Apasionada.

Con Wan y Yi lo hago igual que con Lang. Una tiene unas tetas enormes. Un cuerpo rollizo. Toda ella tiembla cuando la follo. Lasciva. Dejándose llevar por el placer.

Yi es hermosa de otra forma. Muy linda. Su figura esbelta. ¿Quizás elegante? Sus pechos no son masivos. Aunque sí preciosos. Me encanta como se mueven. A diferencia de las otras dos, me mira cuando le digo que es preciosa. De hecho, me miraba mientras la follaba. Cuando no cerraba los ojos por el placer. Me sonríe. Toma la iniciativa de besarme.

Yu es la última. Hoy me toca dormir con ella.


Load failed, please RETRY

Wöchentlicher Energiestatus

Stapelfreischaltung von Kapiteln

Inhaltsverzeichnis

Anzeigeoptionen

Hintergrund

Schriftart

Größe

Kapitel-Kommentare

Schreiben Sie eine Rezension Lese-Status: C89
Fehler beim Posten. Bitte versuchen Sie es erneut
  • Qualität des Schreibens
  • Veröffentlichungsstabilität
  • Geschichtenentwicklung
  • Charakter-Design
  • Welthintergrund

Die Gesamtpunktzahl 0.0

Rezension erfolgreich gepostet! Lesen Sie mehr Rezensionen
Stimmen Sie mit Powerstein ab
Rank 200+ Macht-Rangliste
Stone 21 Power-Stein
Unangemessene Inhalte melden
error Tipp

Missbrauch melden

Kommentare zu Absätzen

Einloggen

tip Kommentar absatzweise anzeigen

Die Absatzkommentarfunktion ist jetzt im Web! Bewegen Sie den Mauszeiger über einen beliebigen Absatz und klicken Sie auf das Symbol, um Ihren Kommentar hinzuzufügen.

Außerdem können Sie es jederzeit in den Einstellungen aus- und einschalten.

ICH HAB ES