—Keefa ya se ha convertido en una planta viva. Mientras exista su esencia en esta semilla, él podrá revivir en cualquier momento. Sin embargo, le tomará mucho tiempo acumular la cantidad de fuerza vital que tenía antes... —Nonov suspiró, fijando sus ojos en la semilla verde.
Era del tamaño del puño de un hombre adulto, con complicadas runas de plantas. Se podía sentir vagamente una ondulación de fuerza espiritual familiar que provenía de ella, como si hubiera en su interior una vida gravemente herida que se había quedado dormida.
—Parece que nos ha dejado ir intencionalmente, refrenándose a sí mismo en el último minuto. Si no, ninguno de nosotros habría podido sobrevivir... —Nonov se rio con ironía—¿Qué piensas?
—Todavía tenemos nuestro tesoro final. Si nos empujan al límite, podemos usarlo para hacerle un daño inmenso —dijo Marjorie con odio, antes de que su expresión cambiara de repente—¿Qué?