Cada Mago poseía conocimiento y sabiduría que superaban con creces el de los hombres comunes. ¿Cómo podría una persona provocar a sabiendas a un rango 5?
Sólo había dos maneras en que tal cosa sucediera. O tenían absoluta confianza en la victoria, o tenían una carta de triunfo que les garantizaba sus vidas.
Aunque este Lucero del Alba no podía adivinar qué carta de triunfo tenían Leylin y el resto, podía decir que la situación de hoy no estaba a su favor.
—¡Bien! Dame cinco minutos y ordenaré a todos mis Magos que se retiren. Dejaré la Ciudad de las Llamas Verdes para ustedes —cedió, aunque a regañadientes.
La ciudad y el territorio eran todos pequeños asuntos para él. Sus Magos eran lo que realmente importaba, y no dudó en tomar esta decisión, aún si no estaba dispuesto.