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CAPÍTULO 184
~Punto de vista de Zara~
Incluso después de las suaves garantías de Aira, el pequeño rostro de Tormenta permanecía marcado por la preocupación. Sus amplios ojos inocentes escaneaban la habitación, pasando de un adulto a otro hasta que se fijaron en Nieve.
La determinación en su mirada era inconfundible, y sentí mi pecho apretarse al ver a un niño tan pequeño cargando con tanta preocupación.
—Papá —llamó Tormenta, su voz teñida con una exigencia infantil por respuestas—. ¿Qué pasa? ¿Quién hizo llorar a Mamá?
—Nieve suspiró profundamente, el peso de la situación visible en sus hombros tensos. Caminó hacia Tormenta, agachándose para estar a su nivel cuando Aira lo bajó.
—Su mano se extendió, revolviendo el cabello del niño con una ternura que nunca dejaba de sorprenderme.
—Pero no te preocupes. Papá se encargará de eso —dijo Nieve con calma, sus ojos azules se suavizaron solo para Tormenta.