—¿Dónde has estado? —me detuve justo después de entrar a mi casa. Era una casa nueva que mi madre me regaló después de mi compromiso con Lexi. Ella no quiere vivir en la misma casa donde vivía con Kelly y yo tampoco quiero vivir allí porque en cada rincón de esa casa, puedo ver a la mujer con la que me casé.
Tragué saliva y aparté la mirada. Caminé hacia la cocina y ella me siguió, haciendo la misma pregunta.
—Te estoy preguntando, Pierce. ¿Dónde has estado? No has venido a casa por días. ¿Qué te pasa?
No volví a casa porque pasé esos días en la casa donde Kelly y yo vivíamos antes. Traté de sopesar mis sentimientos y solo había una respuesta que podía obtener, aunque me cuestionara una y otra vez. Todo era Kelly. Ella era la única respuesta a mi miseria.
—¡Pierce! —Lexi gritó después de perder la paciencia.
Bebí agua antes de enfrentarme a ella. —Me duele la cabeza, Lexi. Hablemos mañana.