CAP 2 :DIA DE CLUBS
¡PLAN – PLAN! —el sonido de la campana resonó por el aula. Yo estaba recostado sobre la mesa con los ojos cerrados, reflexionando sobre lo que había dicho el profesor tutor la semana anterior. Mencionó que la escuela nos daría un tiempo extra después del almuerzo para visitar los clubes, observar lo que hacían y, si nos gustaba alguno, podríamos inscribirnos.
Sin embargo, lamentablemente, el profesor me dio un consejo inesperado: no unirme al club de música, que era precisamente el que más me interesaba. Ahora tengo dos alternativas: la primera es averiguar por qué el profesor no quiere que me una, y la segunda es desobedecerlo y unirme de todas formas, sin restricciones.
—Bueno, estudiantes, ya pueden ir a su almuerzo —dijo la profesora de literatura. Era una mujer de, por lo menos, unos 28 años. Digo "por lo menos" porque, aunque afirmara tener esa edad, su estructura ósea parecía la de alguien de nuestra edad: bajita, con cabello castaño y ojos del mismo color.
Llevaba una falda blanca y una blusa café, junto con unas gafas del mismo tono. "¿Será que a la profesora le encanta el color café?" pensé, mientras seguía recostado sobre la mesa, aún con los ojos cerrados.
La profesora se llamaba... Aaaah, sé que lo dijo, pero no lo recuerdo. Ah, no, espera, ya me acordé, se llama Valery... y algo más.
Escuché el sonido de la puerta cerrarse. Debe haber sido la profesora Valery
Después de que la profesora se fue, se desató un bullicio total. Las chicas empezaron a hablar entre ellas, mientras que los chicos se unieron a sus grupos de amigos.
En particular, había un grupo de tres compañeros que, por la mañana, escuché que las chicas los mencionaban como unos acosadores con miradas lascivas. No los culpo, yo también estuve en esa edad... ¡Espera!, yo tengo su edad, pero no siento ninguna atracción por mis compañeras. ¿Eso es algo raro?
—Chicos, ¿quién quiere acompañarme a almorzar y después obtener información acerca de los clubes? —Reconocí la voz de Roir.
Me enderecé, me froté los ojos para poder ver mejor
Y sí, era Roir. En un instante, fue rodeado por un gran grupo de compañeras, charlando alegremente. Diablos, parecen depredadores acechando a su presa. ¿Está mal que piense eso acerca de mis compañeras?
De reojo, vi a mi compañera Merry, con la cabeza agachada mirando su escritorio. ¿Acaso está triste?, pensé por un momento, hasta que una chica se acercó a Merry.
Tenía el cabello largo hasta su trasero, de color rosado, con ojos de un rosa más intenso. Su piel era clara y llevaba maquillaje en su rostro.
¿Cómo diablos pudo pasar la entrada? En esta preparatoria, según las reglas, está prohibido el uso de maquillaje. Espera, mi hermana también lo usó el primer día...
—¡Merry! —gritó la chica, agitando su brazo derecho—, ven con nosotras.
Detrás de ella había un grupo de tres chicas, sin contarla a ella.
—Vamos a ir a comer y después a ver los clubes.
¡WHOA! No pensé que Merry ya tendría amigos. Entonces, ¿eso significa que soy el único sin amigos en nuestra clase? "LAGRIMITA INTERNA"
Por un momento, vi cómo Merry me miraba. ¿Acaso espera mi permiso? Vamos, Merry, no soy nadie para ti, puedes hacer lo que quieras :)
Puse mi mano detrás de la cabeza, miré el techo y cerré los ojos.
—E-está bien, Mel —aceptó Merry la invitación. ¡Whoa! ¿Cómo puede recordar Merry los nombres de nuestros compañeros? Así que se llama Mel, bonito nombre.
Grrr, ups, ya me dio hambre, pero no quiero que mis compañeros me vean yendo a almorzar solo.
Escuché que alguien se acercaba a mi sitio. Oh, eres un alma bendita, quien quiera que seas.
—Disculpa...
Ah, claro, ninguno de mis compañeros sabe mi nombre, excepto Merry. ¿Por qué me suena esa voz?
—Dylan, me llamo Dylan —bajé la cabeza y miré para ver quién era. Genial, es Roir.
—Mucho gusto, Dylan. Estaba pensando que podrías acompañarnos —señaló a un grupo lleno de chicas. Él es el único chico. No, ese terreno es desconocido para mí y me sentiría incómodo.
Escuché murmullos entre las chicas:
—Así que se llama Dylan... qué feo nombre.
—Oh, vamos, queremos estar a solas con Roir.
Oh, vamos, el primer comentario fue innecesario. Es imposible que Roir no lo haya escuchado. Me sonrió y se acercó a mi oído derecho.
—Lo siento —vaya, parece que es buen chico, al menos se preocupó por mí.
—No pasa nada, no tengo hambre. Voy a ver los clubes —le sonreí, y él me la devolvió. Lo dije en un tono más fuerte, para que esas chicas también lo oyeran.
—Será en otra ocasión, entonces —me sonrió antes de alejarse.
Grrr, genial, está bien, barriga, tanto quieres comer.
Me levanté de mi asiento y me dirigí al comedor. "Espero que no esté mi hermana", pensé.
Caminé por el pasillo y escuchaba charlas alegres. "Es imposible que ya se hayan hecho amigos, ¿no?", me preguntaba.
La semana pasada estaba almorzando con una chica linda, y ahora estoy solo. Qué giros, ¿no?
Al fin llegué al comedor. Está repleto y no hay asientos :(, además, la fila es larguísima. Busqué a mi hermana, pero no había rastro de ella. Tal vez ya vino y se llevó su almuerzo a clase.
Entonces cambié mi búsqueda... y ahí estaba Merry, charlando tímidamente con Mel. En serio, es una escena muy tierna, parecen dos hermanas.
Merry notó mi mirada y me sonrió. Yo le devolví la sonrisa.
Me acerqué a la fila, que seguía larguísima. Vamos a ver qué como esta vez.
El chico frente a mí estaba hablando alegremente con su compañero.
—Oye, ¿qué te parece si pedimos tallarines de calabacín con ternera y verduras? —nunca había oído de ese plato, pero suena interesante, además, está en el menú.
De repente, recibí un empujón por la espalda.
—¡Hey, no empujes! —giré para ver quién era—. Oh, eres tú, Emily —espera, el que está detrás de mí es un chico, levanté la mirada para ver al chico, y tenía una expresión asustada. Oh, vamos, hermana, no te aproveches de los chicos. Lo siento, sea quien seas. Luego añadí—: ¿Qué te trae por aquí?
—¿En serio? ¿Para qué vienes a un comedor? —me dijo con sarcasmo.
Ja, ja, ja. Qué pregunta tan tonta.
—Oh, mírate, eres muy tierno cuando te sonrojas.
Y tú eres muy mala por decirlo en voz alta. Sentí las miradas de chicos y chicas dirigirse hacia nosotros.
—Bueno, la semana pasada me invitaste, así que esta vez yo te quiero invitar —me dijo con una sonrisa.
La oferta me resultó tentadora; ya no me quedaba mucho dinero.
—Está bien, Emily, entonces me puedes comprar tallarines de calabacín con ternera y verduras.
—¿Qué es eso? —me preguntó, y yo tampoco sabía bien—. ¿Se come? —Eso último estuvo de más—. Está bien, Dylan. Yo también pediré lo mismo —me respondió con una gran sonrisa.
Después de una larga espera, finalmente llegó nuestro turno.
—Buenas tardes, ¿me puede dar dos tallarines de calabacín con ternera y verduras, por favor? —pidió Emily.
—Claro, señorita.
Tras recibir nuestros platos, empecé a buscar un asiento, pero no había ninguno disponible. ¿Por qué mi hermana sigue aquí parada a mi lado?
—Mmm, ya te dije gracias, ¿no? —le recordé.
—¡¿Acaso quieres que me vaya?! —dijo, claramente molesta, y sentí las miradas de desprecio de algunos chicos y chicas alrededor—. Está bien, Dylan, me iré, pero nos vemos a la salida.
—Está bien, Emily —le respondí con una sonrisa incómoda.
Vi cómo se alejaba poco a poco hasta que desapareció de mi vista. Volví a buscar un sitio libre, pero no había ninguno.
¿Debería ir a la clase y comer solo? O mejor busco un sitio afuera, donde nadie me vea.
Decidí la segunda opción, recordando un buen lugar: el edificio viejo. Aunque está un poco lejos, valdrá la pena.
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¡Ahhh! Qué hermosas vistas, y este vientecito es tan refrescante. Me senté en la azotea y comencé a comer. :)
—¿Puedo? —escuché una voz.
Sentí un aroma a humedad. ¿Ahora quién viene a molestar? Levanté la mirada y vi a Prirs: su cabello azul y esos grandes ojos celestes eran inconfundibles. Sus dedos mostraban arrugas típicas de haber estado mucho tiempo en el agua.
—Oh, ¿cómo va todo, Prirs? Seguro que este lugar no está muy ocupado —obviamente, el sitio está completamente vacío, solo estamos Prirs y yo.
Prirs está comiendo lo mismo que yo. ¿Acaso todos comerán lo mismo que yo? :3
—Por cierto, escuché que llamaste a tu hermana por su nombre. ¿Pasó algo?
—Yo tampoco lo sé, no me dio ningún motivo —mentira—. Tal vez solo le avergüence que una chica ejemplar como ella tenga un hermano como yo —dije con una sonrisa.
—Eso es imposible. Cuando era amigo de tu hermana, hablaba maravillas de ti a todo el mundo —me respondió sonriendo—. Además, sé de lo que eres capaz. ¿Por qué no sacaste los 100 aciertos en el examen de ingreso?
Genial, Prirs también me conoce, hemos sido amigos por ocho años, todo por culpa de mi hermana.
—¿Quieres que te diga la verdad o la mentira?
—Las dos —respondió, comenzó a comer.
—Empecemos por la verdad. No hay —dije con un tono simple—, en serio, no hay. Solo no me apetecía obtener todos los aciertos. Y la mentira es que el examen estuvo muy difícil, había preguntas que no podía responder.
—¿Por qué lo ocultas?
—¿Ocultar? En serio, todo el mundo en la secundaria sabía de lo que soy capaz. Además, si lo ocultara, tú no sabrías lo que soy capaz de hacer. Mi padre y mi madre lo saben, mi hermana también, Vaiolet y tú lo saben. ¿A eso lo llamas ocultar?
—Oh, vamos, solo era una pregunta. Sigamos comiendo —me dijo sonriendo.
—Sí, es la mejor idea
Después de un rato de silencio, terminé antes que Prirs.
—Gracias por acompañarme. Por cierto, Prirs, ¿perteneces a algún club?
—No hay problema, Dylan, para eso están los amigos, ¿no? —me respondió con un tallarín pegado en la mejilla derecha—. Y sí, pertenezco a un club, ¿adivinas cuál es?
Prirs tiene un físico bien trabajado, así que supongo que debe estar en algún club que requiera actividad física, como baloncesto o fútbol. Pero, ¿cuál será exactamente?
—¿Estás en el club de natación?
—¡Wow, Dylan! A veces me asustas, ¿cómo lo adivinaste?
¿Adivinar? Creo que fue una mezcla de deducción y observación. Desde que llegamos, Prirs olía ligeramente a humedad, así que el deporte que más tiempo pasa en contacto con el agua sería, obviamente, la natación.
—Solo fue una corazonada —le respondí sonriendo.
Prirs se echó a reír mientras se llevaba otro bocado de tallarines a la boca.
—No me gusta esta comida —dijo de repente.
—Entonces, ¿por qué la pediste? —pregunté, sorprendido.
—Solo quería comer lo mismo que Emily.
—Qué extraño —murmuré en voz baja.
A pesar de que no le gustaba, Prirs seguía comiendo. No podía creer hasta dónde era capaz de llegar solo por mi hermana.
—¿Ya estás planeando hablar con mi hermana?
—¡¿Eh?! —Prirs escupió lo que tenía en la boca, y sinceramente, fue asqueroso—. Ey, no pongas esa cara de desagrado —dijo, limpiándose—. ¿Cómo puedes sacar ese tema en este momento...?
"Yo creo que es el momento adecuado", pensé, pero preferí no decirlo en voz alta y dejar que continuara.
—¿Acaso no sabes que alguien podría escucharnos?
—¿En serio? Pero si no hay nadie cerca. Además, ¿a quién le importaría de quién estás enamorado? —le respondí con una sonrisa—. Está bien, te ayudaré a que puedas hablar con mi hermana, pero con una condición simple.
—¿Cuál? —Prirs tragó saliva visiblemente nerviosa, y pude ver el sudor bajando por su frente.
—No lo sé aún, ya te diré más adelante cuál es. Solo déjame todo en mis manos y verás que tendrás el escenario perfecto para hablar con Emily.
Prirs me dedicó una gran sonrisa y volvió a concentrarse en su plato. Yo me levanté, sacudí el polvo de mi pantalón y me acerqué a las barandillas. En el campo de atletismo había un alboroto, se escuchaban gritos de entusiasmo.
—Ese es el campo de atletismo, pero me imagino que ya lo sabías. Ahora deben estar presentando lo que hace el club a los estudiantes que quieran unirse. ¿Adivinas quién es el más rápido?
Vi a dos hombres y dos mujeres en la línea de salida. Una de las chicas tenía el pelo corto, casi como el de un chico. Creo que la he visto en nuestra clase. Y ahí estaba Vaiolet también, lista para competir.
Vaiolet tiene un cuerpo bien trabajado, y sé qué hace ejercicio regularmente. Recuerdo que, cuando éramos pequeños, me dijo que, si alguna vez tuviera la oportunidad de unirse al club de atletismo, no lo dudaría ni un segundo.
En parte, los hombres eran de segundo año, porque son caras que no vi en las primeras clases. Me imagino que la pregunta que me hizo Prirs se refiere a los hombres.
—Si pierdes, me darás el número…
—Ni lo sueñes. Te doy mi mano y subes hasta el codo. Qué asco me das al usar a un estudiante de primer año. Además, no conozco a nadie de segundo año, tú tienes ventaja, y podría salir perdiendo.
—Jajaja, ¿tú perder? Jamás he visto eso. Ni siquiera pierdes cuando te enfrentas contra tu hermana.
—Si tú lo dices —le respondí con una sonrisa—, pero no me subiré a un barco que sé que se va a hundir.
—Está bien, tú ganas. Entonces apostemos en la competencia de las mujeres. ¿Quién quieres que gane? ¿Tu amiga Vaiolet o la otra chica?
La competencia parecía emocionante, con Vaiolet y… ¿cómo se llamaba la otra chica? Creo que era Naomi.
—Eso es obvio, va a ganar… pero antes, ¿qué pasa si pierdo?
—Jajaj, no te dejes llevar por la emoción, ¿no? Como no quieres darme el número de tu hermana, entonces te unirás al club que yo elija. ¿Qué te parece? Y si tú ganas, cada fin de semana te daré dinero.
Era una oferta tentadora, especialmente porque el jefe ya no me pagará mucho por acortar las horas de trabajo. No conocía bien las habilidades de Naomi, pero tampoco tenía dudas sobre las habilidades de Vaiolet. La probabilidad estaba en 50/50. Como alguien que no recuerdo dijo: "La información antes de la guerra es clave para la victoria."
—Lo siento, como dije antes, no soy tan tonto como para unirme a una competencia en la que no tengo el 100% de ganar.
—Está bien, entonces solo digamos quién ganará sin ningún castigo al perdedor.
—En ese caso, digo que ganará Vaiolet —dije, notando que Prirs miraba a Naomi.
—¡¡¡¡¡¡PUM!!!!!! —El sonido de una pistola marcó el inicio de la carrera. Primero salieron los hombres, pero no presté mucha atención. La carrera parecía ser de 100 metros.
Observé cómo las dos chicas se alistaban en la línea de salida. Vaiolet estaba usando una licra negra y un bold sports bra que acentuaba su figura.
—Whao —murmuré, impresionado por su apariencia.
—¡¡¡¡¡¡PUM!!!!!! —El disparo de la pistola volvió a llamar mi atención. La carrera empezó. Las dos chicas estaban bastante parejas al principio. Pero, con el paso de los metros, Naomi empezó a ganar velocidad, aunque Vaiolet no se quedó atrás y también aceleró.
En los últimos metros, Naomi miró a Vaiolet, sonrió y aumentó su velocidad, alcanzando una ventaja definitiva en la meta.
¡Se llevó la victoria!,
Naomi estaba allí, con un simple polo blanco y un short negro.
A Vaiolet vi cómo otra chica se acercaba a ella, que parecía ser mi hermana.
—Bueno, ganaste, Prirs —le dije sonriendo.
—Pero si no fui por nadie —respondió Prirs, un poco confundido.
—Tal vez no dijiste nada, pero tu cara lo decía todo —le estreché la mano.
—Ya me tengo que ir, Prirs. Tengo que ver todos los clubes para decidir a cuál me uniré —le dije.
—¿En serio? Entonces te esperaré en el club de natación —me guiñó el ojo.
—Trataré de ir si tengo tiempo —le devolví la sonrisa—. Adiós, Prirs.
Agarro mi plato y empiezo a bajar por las escaleras, dejando atrás a Prirs.
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En estos momentos, me dirijo al club de música. Tengo curiosidad por saber por qué nuestro tutor no quiere que me una.
Al llegar a la puerta, me doy cuenta de que es enorme; en vez de una simple aula, parece más un auditorio. Empujé las puertas y efectivamente, era un auditorio, pero estaba completamente oscuro. Solo la luz que atravesaba por las puertas iluminaba el espacio.
Los asientos eran de un rojo acolchonado. Me sorprende que no haya nadie. Este lugar es lo suficientemente espacioso como para albergar un concurso de música.
—¿Quién diría que vendría alguien a nuestro club? —se escuchó una risa en la completa oscuridad.
—Buenos días, aaa, quería saber qué hacen en el club de música. Pensaba que podría unirme, si me gusta —dije con una sonrisa, tratando de iluminar el área con mi celular.
No hubo respuesta. Agarré mi celular y prendí la linterna, iluminando la zona de donde parecía provenir la voz, pero no había nada allí.
"¿Es un fantasma?" pensé, empezando a sudar. "Debí hacer caso a nuestro tutor".
Caminé directo hacia el auditorio, con la luz de mi celular como única guía. En el centro, había un micrófono sostenido por un atril.
—¿Hola? Si esto es una broma, se están pasando de la raya —exclamé, sintiéndome cada vez más incómodo.
Me paré junto al micrófono, cuando de repente vi una figura pequeña corriendo. La puerta que había quedado abierta se cerró de golpe, y me hundí en la oscuridad, con mi linterna del celular como única fuente de luz.
"Ok, este es el momento de correr, ¿no?" pensé, pero si me voy ahora no sabré por qué nuestro tutor no quiere que me una a este club. Genial, apagué la luz de mi celular y me hundí aún más en la oscuridad.
—Sí, al fin la oscuridad nos invadió —se escuchó una voz cerca de mi lado izquierdo. La voz tenía un tono inquietante y me puso los pelos de punta.
Me quedé en silencio, sin saber si encender la linterna para ver quién era o simplemente quedarme quieto.
—¿Cómo te llamas, individuo? —preguntó la voz.
—Aaaa, me llamo Dylan, ¿y tú? —respondí, tratando de mantener la calma.
—Nosotras no tenemos nombres —dijo la voz, y me hizo cuestionar si había más personas en la sala. Si había más chicas con ese comportamiento, pertenecer a este club podría ser muy raro.
De repente, alguien abrió la puerta del auditorio de un golpe, y la sala se iluminó de nuevo.
Era una chica de pelo sedoso color rojo carmesí y ojos del mismo color, que me daba la sensación de haberla visto antes. Comenzó a aplaudir, y de repente se encendieron las luces de un tono amarillo cálido.
A mi costado izquierdo había una niña de tamaño diminuto, casi como una estudiante de secundaria, con el cabello plomo que le llegaba hasta los hombros y le cubría parcialmente el ojo derecho. Sus ojos dorados como la miel y su piel clara o pálida. Me pregunté cómo pudo haber corrido a prender las luces y colocarse a mi lado en un abrir y cerrar de ojos.
—Oh presidenta, tenemos a un intruso —dijo la niña.
—No es un intruso, Bara —respondió la presidenta con calma, con que esta niña se llama Bara
—Buenas… Dylan, me llamo Dylan —dije, intentando parecer lo más natural posible.
—Buenas, Dylan —dijo la presidenta —Vine corriendo cuando recibí un mensaje de que alguien se presentó para unirse al club.
¿Eh? No recuerdo haber dicho que quería unirme al club.
—Lo siento, solo quiero ver cómo es el club de música —le expliqué con una sonrisa.
La presidenta dirigió una mirada fulminante a Bara, y escuché un leve "sustito" de gato. Empecé a sentir una ola de pena hacia Bara.
—Oh, lo siento Dylan, recibí información incierta —dijo la presidenta con una sonrisa que se tornaba un poco macabra. —Entonces, ¿quieres ver lo que hace el club de música?
—Sí, por favor —respondí con interés.
—Entonces, acompáñame por favor —dijo Aurora, guiándome por un pasadizo largo que llevaba a una sala aparte del auditorio.
—¿Estamos yendo a dónde? —pregunté, mirando a mi alrededor.
—Estamos yendo al lugar donde guardan los instrumentos —respondió Aurora con una sonrisa. Detrás de nosotros, Bara seguía con pasos casi inaudibles, como si quisiera no hacer ruido.
Finalmente, llegamos a una sala espaciosa. Dentro había un piano, varios violines, uno de los cuales estaba apartado y cubierto de polvo, y varias guitarras y otros instrumentos.
—Entonces, ¿qué instrumento te gustaría tocar?
Observé los instrumentos en silencio. Cada uno de ellos parecía contar una historia, y me pregunté sobre el pasado de aquel violín marginado. "¿Qué te hicieron, muchacho?" pensé con tristeza. Parecía que nadie le prestaba atención, lo que me llenaba de pena.
De repente, escuché a Bara murmurando algo.
—Presidenta, no me cae, hay que votarlo —dijo, con una expresión de descontento.
Aurora lo miró con una ceja alzada.
—¿Qué estás diciendo, Bara? Además, ¿cómo puedes tener tanta confianza si solo te inscribiste hace 20 minutos en el club? —le respondió Aurora con una mezcla de sorpresa y exasperación.
—P-pero… —Bara intentó responder, pero no pudo encontrar como.
Miré el violín marginado una vez más, sintiendo una conexión especial con él. Quizás, sólo quizás, este sería el instrumento perfecto para mí.
—Espera, parece que encontramos a alguien que toca el violín. Además, ¿dónde está el presidente? —¿Presidente? Pensaba que ella era la presidenta .
—Viene en camino, le escribí hace un rato. Ya debería estar por llegar... o eso creo —dijo con una sonrisa tranquila, Bara.
—Presidenta, ¿puedo tocar el violín, a pesar de que no esté dentro del club? —pregunté, queriendo perderme en la música.
—Sí, Dylan, toca el violín como si fuera tuyo —me animó Aurora.
Tomé el violín marginado con delicadeza y lo apoyé en mi hombro izquierdo. Con mi mano derecha, agarré el arco de otro violín cercano. Cerré los ojos, desconectando de todo a mi alrededor. Este era uno de esos momentos en los que me sentía completamente en paz, en sincronía con el instrumento.
Comencé a tocar, moviendo mi brazo derecho con fluidez, mientras el sonido del violín llenaba la sala. Era... relajante, increíblemente relajante. Sin darme cuenta, una sonrisa se formó en mis labios. En esos instantes, estaba interpretando "INSERTEN MÚSICA :3", dejando que cada nota fluyera libremente.
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—Presidenta, además de que no me cae, está actuando raro —murmuro, Bara
El presidente del club, intervino con una voz grave.
—¿Quién es ese muchacho, Aurora? —preguntó, dirigiendo su mirada hacia mí.
—Posiblemente, el nuevo integrante —dije, sin perder mi compostura.
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Bajé mi mano derecha y abrí los ojos. Escuché aplausos, provenían de la presidenta y de un hombre que estaba en la sala. Les devolví una sonrisa, y también a Bara.
—Gracias, presidenta… —empecé a decir, pero me interrumpió.
—Lo siento, cuando está el presidente del club, yo ya no formo parte del mismo —me dijo con una sonrisa.
—¿A qué se refiere, presidenta del consejo estudiantil? —pregunté, confundido.
—Solo vengo a ayudar y participar de vez en cuando, además porque me encanta tocar el piano. La presidenta del consejo estudiantil no puede estar en ningún club. Ahora saluda Bara —me explicó.
—Mucho gusto en conocerte, Dylan —dijo, dirigiéndome una sonrisa amable.
—El placer es mío. Entonces, gracias por permitirme tocar, presidente —dirigí mi mirada al hombre que estaba apoyado contra la pared con los brazos cruzados.
—De nada, Dylan. Entonces, ¿qué piensas? ¿Te unirás? —preguntó con una mirada inquisitiva.
Sinceramente, me gusto tocar el violín, pero siento que me falta algo.
—Lo pensaré bien, presidente —le sonreí—. Entonces, gracias de nuevo, yo ya…
Me interrumpió antes de que pudiera terminar.
—¿Qué tocaste, Dylan? —preguntó el presidente, curioso.
—Inserten música :3, presidente, toqué esa pieza —respondí con una sonrisa.
—Escucha, Dylan. Cada año tenemos una competencia, y nuestra preparatoria es una de las mejores. ¿No te gustaría formar parte de la banda musical de la escuela?
La oferta era tentadora. Me imaginé frente a un público, rodeado de compañeros que también aprecian la música. Pero algo no encajaba. Me siento raro... como si ya no tuviera esa emoción de inscribirme. ¿Será que ya no me gusta la música tanto como antes?
—Lo pensaré muy bien —le respondí con la misma sonrisa.
El presidente bajó los brazos y los guardó en sus bolsillos.
—Está bien. Si cambias de opinión, estaremos encantados de recibirte. ¿Me puedes repetir tu nombre?
—Me llamo Dylan. Estoy en la clase 1B, por si me busca —le respondí con una sonrisa y levanté la mano para estrechar la suya.
Cuando llegué a la puerta del auditorio, sentí algo de pena por el presidente. Su mirada me decía que realmente esperaba convencerme, pero no lo logró.
Bueno, sigamos con la exploración de clubs.
—Hola —era nuestro tutor. Qué informal.
—Buenas tardes, profesor.
—¿Qué haces acá, Dylan? Recuerdo haberte dado el consejo de que no visitaras el club de música.
—Bueno, profesor, un consejo es solo un consejo. Está en mí decidir si lo tomo o no —le respondí—. Por cierto, he estado investigando por qué no quiere que me una, pero no encuentro nada fuera de lugar. ¿Me podría decir por qué no le gustaría que me una?
—¿Quieres una explicación? No hay ninguna razón oculta, solo que no me gusta que desaproveches tu talento en la música. Podrías unirte al club de matemáticas, que cada año representa a la preparatoria, o al de historia.
—¿Y qué hay del club de literatura?
—Ese club, sinceramente, tampoco me gustaría que te unieras. Es un grupo de incompetentes que no hacen nada, solo leen y leen todo el día —respondió, algo molesto—. Lo que no entiendo es por qué no lo cierran. Sabes algo Dylan, los clubes deben presentar un informe cada mes mostrando que hacen algo productivo, y ese club no hace nada.
El odio que tiene hacia el club de literatura es evidente. Algo debe haber pasado, pero no sé si debería preguntarle; parecería metiche. Mejor cambio de tema.
—Bueno, también estoy considerando el club de natación.
—Mmm... bueno, si te gusta nadar, está bien, pero como te dije antes, tienes una gran capacidad intelectual. En pocas palabras, eres inteligente. Además, viéndote, diría que no haces mucho ejercicio —en serio, ¿otro más? Primero mi hermana, ahora mi tutor. ¿Quién seguirá? ¿Merry? ¿Prirs? — Uy, me dio sed. Acompáñame al comedor, Dylan —dijo con una sonrisa.
—Profesor, sabe que no tengo mucho tiempo como para ir al comedor, ya que aún tengo que ver dos clubes, ¿no?
—No te preocupes, Dylan. El tiempo extra que dio la preparatoria se extendió hasta la hora de salida. El consejo estudiantil discutió con los directivos y acordaron que el tiempo era insuficiente para revisar los clubes, así que tendrás hasta la salida. Es tu día de suerte, Dylan —dijo mientras empezábamos a caminar.
Llegamos al comedor, donde, en un rincón, había una máquina expendedora que vendía gaseosas, botellas de agua y algunas cosas más. El profesor escogió una botella de agua.
—¿Quieres algo, Dylan? —me preguntó con una sonrisa.
—Mmmm, sí, una botella de agua también —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Sacó dos botellas, y me lanzó una por encima de la cabeza. La atrapé, la destapé y le di un buen trago.
—Bueno, Dylan, ¿de qué más quieres hablar? —dijo de repente.
¿Eh? ¿No me había invitado él a hablar? Pensé que tenía algo importante que decirme. Mi confusión debió ser evidente porque el profesor se río al verme tan nervioso.
—Dylan, debiste decírmelo antes. ¿Quieres hablar de hombre a hombre sobre esos temas, eh? Mi consejo es que no te apresures. ¡Además, siempre tienes tu mano si necesitas sentir placer! —dijo con un tono exageradamente alto, claramente a propósito. Sentí de inmediato las miradas de varias chicas alrededor.
—¡Jajaja, vamos, profesor Jorh Rio! No me cuente lo que hacía en su vida juvenil —le respondí con una sonrisa maliciosa, alzando la voz. Pude ver cómo se le marcaba una vena en la sien mientras me devolvía una sonrisa macabra.
Estiró su brazo derecho y lo colocó sobre mis hombros.
—¡Ja, ja! Qué gracioso, Dylan. Nos vamos a entender muy bien.
—¡Si usted lo dice, profesor! —dije, mientras caminábamos hacia un lugar desconocido.
Al llegar a un sitio algo alejado, el profesor se separó de mí, tomó su botella y bebió el resto de un solo sorbo antes de lanzármela por encima de la cabeza.
—Toma, Dylan. Tíralo en el tacho por mí —me dijo con una sonrisa.
Asentí en silencio, y él comenzó a caminar de regreso, alejándose hasta que desapareció de mi vista.
Bueno, ahora sí… Al club de Literatura.
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Estaba en la puerta del club de literatura. Toqué la puerta tres veces, pero nadie respondió. Qué mal, parece que mi búsqueda de clubes ha terminado. Hasta que…
—Buenas, puede pasar.
—N-no, no pases —dijo alguien, pero ya era demasiado tarde. La puerta estaba abierta y…
Santo cielo. Allí estaba Merry, sonrojada y a solas con Mel, quien tenía una sonrisa lasciva mientras hacía algo que ningún chico debería ver. Las manos de Mel estaban jugando con dos melones.
Lo vi por un segundo, minuto, una hora, una semana, no sé, pero sentí que el tiempo pasaba muy lento en ese instante. Al menos estaban tapados. Me dirigí a la puerta para verificar si me había equivocado de club, y no, decía "Club de Literatura".
—Aaaa, lo siento si les interrumpí —empecé a retroceder, hasta que…
—E-espera, Dylan —sonó la voz de Merry—. N-no es lo que piensas.
No le di mucha importancia y seguí caminando, hasta que alguien agarró mi mano derecha. Era Mel. Sus manos eran delicadas, tibias y suaves. Espera, estas manos no estaban…
Espera, no te pierdas en tus pensamientos.
—Eres nuestro compañero, ¿no? —Eso me dolió un poco, ni siquiera sabía si era su compañero.
—Sí, soy su compañero —reí con una sonrisa incómoda.
—Merry te conoce, así que los amigos de Merry también son mis amigos. Mucho gusto en conocerte, me llamo Mel. ¿Y tú?
Ni siquiera conoce mi nombre :(, bueno nadie conoce mi nombre a excepción de Merry y Prirs y ese grupito de chicas.
—Me llamo Dylan, el placer es mío.
Mel me invitó a pasar al club. Merry estaba sentada, sonrojada como un tomate, con las manos tapando su pecho.
—¿L-lo viste, Dylan?
Genial, ¿qué respondo ahora? Soy un chico, también me interesan esas cosas, pero veo a Merry como una hermana. ¿Una mentira piadosa o la cruel verdad?
—Lo siento, Merry, me iré si te incomodo —bajé la cabeza.
—¿Qué hablas, Dylan? —recibí un golpe en la espalda—. Merry no se incomoda con tu presencia, ¿no?
—A-así es, es cierto, Mel.
Uf, qué alivio.
La sala quedó en un incómodo silencio. En serio, ¿dónde están los representantes del club cuando se les necesita? Tengo que suavizar este ambiente.
—Aaaa, ¿saben dónde están los representantes del club?
—Dijeron que se iban a ir por un momento, nos dejaron la sala para que la cuidemos.
Eso explica por qué están ausentes. Pero, ¿cómo llegaron Mel y Merry a ese extremo?
—Por cierto, Dylan, ya sabes qué club te vas a unir —intervino Mel.
Noté la mirada de Merry hacia mí.
¿Qué club? No sé, vi el club de atletismo en la azotea, el club de música, el club de natación… no tengo nada que decir, ya que es un hecho que no me uniré, y solo quedaría el club de literatura.
—No lo sé, tengo varias opciones, pero me estoy inclinando al club de… —¿Cuál?
—Y-yo me uniré al club de literatura —repuso Merry, aun poco avergonzada por lo sucedido anteriormente.
Qué bien, el club de literatura. Como dijo nuestro tutor, son una sarta de incompetentes que pierden el tiempo, pero si Merry está en el club, cambiará ese hecho. Lo doy por hecho.
—Oh, Merry, ¿acaso quieres estar conmigo? —dijo Mel con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Q-qué dices, Mel? Tú querías unirte al club de natación —repuso Merry con una cara de nerviosismo
—Sí, ya lo sé, pero decidí que estaré contigo. Además, tengo algo que ya me entretiene —dijo Mel con una mirada lasciva, dirigida directamente al pecho de Merry.
Merry se sonrojó y se tapó con las manos. ¿De verdad está pasando esto frente a un chico? Mel se abalanzó hacia Merry. Uy, esta escena no debo ver. Me levanté de mi asiento y me dirigí al gran estante de libros.
Concentré toda mi atención en los libros. Justo antes de cortar toda comunicación con el exterior, escuché:
—¡A-ayuda, Dylan!
Después de un rato, alguien agarró mi mano. Era Mel.
—¿Viste algo, Dylan?
—Lo siento, cuando me concentro en algo, no me interesa lo que sucede afuera —le respondí con una sonrisa.
Miré hacia la mesita en la sala y vi a Merry echada en el sillón, completamente roja, mucho más que antes. "En serio, ¿qué hicieron estas chicas?" pensé. Merry tenía la respiración agitada.
—¿No te pasaste, Mel?
—Mmmm, puede ser, pero Dylan no vio nada, así que no importa. Por favor, cuida a esta chica. Muchos hombres pueden abusar de su ingenuidad.
—Yo soy un hombre.
—Sí, lo sé, pero tú no transmites esa energía de "hombre".
No sé si tomarlo como un insulto o un halago, así que mejor no digo nada.
—Permiso, Dylan, tengo que ir al baño —dijo Mel con una sonrisa
Mel se fue de la sala. Merry aún seguía perdida en sus pensamientos, con la cara roja y la respiración agitada. En serio, si alguien nos ve, esto podría malinterpretarse.
—Disculpen por la espera —dijo una voz que no era la de Mel.
Giro mi mirada y veo a una chica de nuestra altura, con el cabello y los ojos café, vestida con una blusa café y unos lentes del mismo color… Es la profesora de literatura Valery.
—Oh, sigan con lo que estaban haciendo —dijo Valery mientras comenzaba a cerrar la puerta—. Yo la aseguraré con el seguro.
Poco a poco, la puerta se cerró. Genial, si no doy una explicación, saldré como un abusador. Pero, ¿cómo lo explico? ¿Qué les digo? No hay forma. Solo queda que venga Mel y que ella explique los hechos.
Se cerró la puerta, pero escuché a través de ella.
—Oh, profesora Valery —dijo una chica, parece que es Mel.
—Hola, Mel. Es mejor que no entres a la sala; está pasando algo subido de tono —respondió la profesora Valery.
—¿Qué pasó, profesora? —preguntó Mel, curiosa.
—Vi como un chico está tocando lugares inapropiados a Merry.
¿Qué? ¿Cómo puede cometer la profesora revisionismo? Además, ¿cómo es que no recuerda mi nombre, pero sí el de Merry?
—¿Hablas de Dylan, profesora? —dijo Mel, tratando de defenderme—. Dylan no es así, aunque…—¿Aunque qué? —A veces Dylan es extraño y tiene miradas lascivas hacia nuestras compañeras —repuso Mel.
Espera un momento, ¿en serio? Nunca he mirado a mis compañeras de esa manera.
Abrí la puerta con fuerza, mi rostro reflejando nerviosismo. Vi a Mel con una sonrisa macabra. En serio, ¿cómo se puede confiar en esta chica?
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Después de que Mel explicara la situación y respaldara mi versión, todo se resolvió sin mayores complicaciones. Merry seguía acostada, pero esta vez se encontraba dormida, luciendo muy tierna.
—Bueno, Dylan, ¿no tienes nada que decir?
¿Tenía algo que decir? Ya había solucionado el problema, así que me quedé en silencio.
Mel se acercó a mi oreja derecha y me susurró, sintiendo su aliento tibio:
—Tienes que decir "Lo siento, profesora Valery, no volverá a ocurrir. Haré cualquier cosa para solucionar este problema."
Si Mel decía eso, supongo que estaba bien. Repetí lo que me dijo Mel y la profesora Valery me sonrió de oreja a oreja.
—Entonces, Dylan, por favor firma aquí, y no saldrá nada de esto a la luz.
¿En serio? Genial, había salido de esto sin que corrieran rumores sobre mi supuesta mala conducta. Firmé el papel que me entregó.
Mel se levantó de su asiento, fue a un armario y sacó una bolsa de papas, un gorro de cumpleaños y un lanzador de confetis. Me entregó el gorro, que decia "Feliz Cumpleaños" estaba tachado con un plumos negro ahora decia "Bienvenido".
Eso era raro. ¿Por qué pondría "Bienvenido" en un gorro de cumpleaños? Y, además, ¿por qué Mel sacaría papas? Parecía una fiesta de...
Levanté la mirada y vi a Mel con una sonrisa de oreja a oreja, al igual que la profesora. Justo cuando me preguntaba qué estaba pasando.
—¿P-profesora Valery, qué me hizo firmar? —pregunté con cara de shock.
La profesora, con una sonrisa traviesa, tomó el papel que estaba sobre la mesa en un instante, lo miró y luego se escuchó un estruendoso:
—¡¡¡PUM!!! —Era el lanzador de confetis.
El sonido despertó a Merry, y después de un rato, me di cuenta de en qué me había metido. Me habían engañado Mel y la profesora Valery.
Después de un rato, también le hicimos lo mismo a Merry.
—¿A-ahora pertenezco al club? —preguntó Merry, con una mezcla de sorpresa y confusión.
—Sí, Merry —repuso la profesora Valery con una sonrisa —. Bueno, ya tenemos cinco integrantes.
—¿Cinco? —Merry levantó la mirada, como si estuviera contando a los presentes en la sala.
—Sí, dos de segundo año y tres de primer año —explicó la profesora, todavía sonriendo.
—Bueno, chicos, cuiden la sala, y avísenme si alguien quiere inscribirse en el club —dijo antes de levantarse y salir de la sala.
—¿T-tres? —repitió Merry, mirando alrededor como si tratara de confirmar los números —Dylan, ¿también te uniste al club? —preguntó, con una mirada de sorpresa.
Levante mi mirada hacia Mel, que me respondió con una sonrisa.
—Sí, Merry, también fui engañado —confirmé con una sonrisa en el rostro.
La profesora de literatura, quien también era la representante del club de literatura, nos dejó a los tres a cargo. Era una coincidencia interesante.
—Chicas, tengo una idea —propuse, estirando mis brazos con una sonrisa–. Como queda poco tiempo para la salida, ¿por qué no vamos todos al club de natación y luego salimos a comer?
"¿Se darán cuenta de que estoy proponiendo esto para evitar hacer el trabajo de la profesora?" pensé para mí mismo.
—Me parece bien —dijo Mel, emocionada—. También quiero ver el club de natación, y traje mi traje de baño para eso.
—Está bien —asintió Merry, con una pequeña sonrisa.
Sonreí inconscientemente, satisfecho con el resultado de mi plan. Ahora era momento de dirigirse al club de natación y disfrutar del resto del día.
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El club de natación tenía una gran piscina que, a simple vista, podría pasar por una olímpica. Lo raro era que, siendo tan tarde y cerca de la hora de salida, esperaba encontrar el lugar casi vacío. Pero para mi sorpresa, estaba abarrotado de estudiantes, tanto de primero como de segundo año. No había un solo rincón sin alguien preparándose, nadando o simplemente observando desde los bordes.
"¿Por qué hay tanta gente aquí a esta hora?" Pensé mientras veía a varios alumnos charlando en los pasillos del vestuario y alrededor de la piscina.
—Dylan, por favor, ¿puedes ir a la máquina a comprar bebidas para nosotras? —dijo Mel, con un tono dulce que no prometía nada bueno.
—¿Por qué yo? Ustedes pueden ir —respondí, con mi cara normal, sin mostrar mucha emoción.
—Sabes, Dylan, a veces las mujeres quieren ser consentidas —insistió, mirándome de reojo—. ¡Merry! Por favor, dile algo a Dylan. Tú lo conoces mucho mejor.
Sólo me conoce hace una semana, no sabe nada de mí aún.
—A-a, Dylan, si no quier... —intentó decir Merry, pero Mel la interrumpió.
—¿Ves? Ya escuchaste lo que dijo Merry, así que corre a comprar.
Pero en realidad Merry no había dicho nada. Claramente, Mel solo quería que yo fuera.
—Lo siento, no estoy obligado a hacer tus recados —le respondí con una sonrisa maliciosa, disfrutando un poco de la situación.
De repente, Mel agarró mi brazo y lo presionó contra su pecho, apenas formándose.
—Dylan, por favor... —dijo con ojos al borde de las lágrimas. ¿Hasta dónde iba a llegar esta chica? Parecía que nunca en su vida ningún chico le había dicho "no".
—Está bien —suspiré—, pero dame el dinero para poder comprar las bebidas.
—¡¿Eh?! Pensé que nos ibas a invitar.
—¿De verdad pensabas eso? Si tú quieres beber, entonces paga para poder beber —le contesté con una sonrisa maliciosa.
Por un instante, vi cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. Parecía que estaba a punto de llorar de verdad. Si intenta que me dé pena, lo siento, pero eso no va a funcionar. Mi hermana lo ha hecho mil veces y ni siquiera ella ha logrado hacerme ceder. Mel apretó mi brazo con más fuerza contra su pecho, pero eso tampoco iba a funcionar.
Quién diría que Mel podía ser tan zalamera.
—¡AMOU! Está bien —soltó mi brazo y metió la mano en el bolsillo de su camisa, sacando algo de dinero—. Toma, aquí tienes, me traes el vuelto.
—Bien, mucho mejor. Entonces nos vemos, Mel. Por cierto, Merry, ¿no quieres algo para beber? —pregunté, justo cuando escuché un leve suspiro.
—No gracias. Además, no traigo dinero, me lo olvidé en mi mochila que está en clase —respondió Merry, con una expresión de nerviosismo o quizás vergüenza.
—No te preocupes, yo te invito —dije, sin pensar mucho. Espera, ¿por qué lo dije sin pensarlo?
Mel me miró boquiabierta, con ojos grandes y oscuros, como si el alma se le hubiera caído al suelo. Qué miedo.
—A-a, no puedo aceptar —contestó Merry sorprendida, desviando la mirada un instante hacia Mel, como buscando su reacción.
—Bueno, si eso quieres. Entonces, me voy. Ya regreso.
Salí del club, caminando en dirección al comedor, que estaba bastante alejado de la sala del club de natación. Esto iba a tomarme un buen rato.
Estaba a mitad de camino cuando una voz me detuvo.
—Hola, Dylan. ¿Por qué no me hablaste el primer día ni durante toda la semana?
Frente a mí estaba una chica hermosa, con un cabello morado claro y ojos dorados, brillantes como miel. Su piel era tan blanca como la nieve, y su apariencia me recordó a Bara. Llevaba el uniforme, aunque su falda parecía un poco más corta de lo usual, y su camisa estaba desabrochada por la parte de arriba, revelando un escote.
Vaiolet está comiendo una paleta de helado, con una mano en su cintura, mientras me observaba con una mirada inquisitiva.
—H-hola Vaiolet... es que no tuve tiempo para poder hablar, lo siento —dije sudando, con una cara de nerviosismo evidente.
"TRAGAR SALIVA." No me llevo mal con Vaiolet, pero a veces es muy... No sé, tiene algo, ¿intuición? ¿Instinto? ¿Otra cosa?
—¿No tenías tiempo, Dylan? Perdón si te incomodo, pero quería hablar contigo el primer día. Sin embargo, parece que tenías una cita con una chica —lo dijo con unos ojos afilados, casi perforantes.
—A-así es, por eso dije que no tenía tiempo —respondí, tratando de justificarme.
—Ni siquiera me enviaste un mensaje de texto, nada. ¿Acaso ya no somos amigos? —sus ojos se pusieron rojos, como si estuviera a punto de llorar.
"Genial, ahora parezco el malo de la historia." Sentí las miradas de desprecio y disgusto de los estudiantes que estaban cerca, observándonos. Perfecto, ya tengo suficientes problemas con mi hermana, no necesito más.
—Perdón, Vaiolet. Si quieres algo como disculpa, pídeme lo que sea —dije, buscando una forma de suavizar las miradas de disgusto y esperando que no pidiera algo descabellado.
Vaiolet, con una sonrisa brillante, dijo:
—Si me lo pones así, entonces... ¿me puedes comprar una bebida?
"Hace poco estaba a punto de llorar, y ahora es la persona más feliz." Se me marcó una vena en la sien.
—Claro, Vaiolet, por favor acompáñame —respondí, forzando una sonrisa.
Vaiolet me sonrió con esa sonrisa maliciosa que parecía decir: "Te tengo bailando en la palma de mi mano." Se paró a mi lado y comenzamos a caminar mientras terminaba su helado.
—Por cierto, Dylan, ¿quién era esa chica con la que hablabas el primer día? —preguntó de repente.
Me sorprendió. Pensé que mi hermana ya le habría contado todo. La miré con sospecha.
—Oh, vamos, no me mires así. No sé cómo se llama. Solo tu hermana me dijo que te estabas declarando a una chica, pero jamás mencionó su nombre.
Whao, dijo justo lo que estaba pensando.
—Primero, jamás me declaré, solo la estaba invitando a almorzar. Segundo, a petición de mi hermana, ella no quiere que nadie sepa que soy su hermano. Y último, su nombre es Merry, es mi compañera de clase.
—¿En serio? Emily no me mencionó nada de eso...
Llegamos al comedor y nos dirigimos a la máquina expendedora. Mmm... veamos, yo quiero una simple botella de agua. ¿Qué querrá Mel? No recuerdo si me mencionó algo específico, pero igual le llevaré una botella de agua también. Merry me dijo que no quería nada, pero igual le compraré una.
Miré inconscientemente a Vaiolet mientras estaba inclinada observando la máquina, con la luz reflejando en toda su figura.
—Whao... —susurré sin darme cuenta.
—¿Mmm? ¿Dijiste algo, Dylan? —preguntó, levantando la vista.
No le respondí y aparté la mirada rápidamente. Ella volvió a enfocarse en la máquina sin darle mucha importancia.
—Quiero una botella de agua también, Dylan. Así que, por favor... —dijo Vaiolet con una sonrisa dulce.
—Jajaja —reí sarcásticamente—. Está bien, Vaiolet, pero esta será la última vez que te compro algo.
—Siempre dices eso, pero nunca lo cumples. Además, no está mal que consientas de vez en cuando a tu mejor amiga, ¿no? —respondió con un tono burlón.
Sin contestar, le compré la bebida. Nos dirigimos juntos al club de natación.
—Por cierto, Vaiolet, vi tu carrera en la pista de atletismo. Estuviste espectacular —comenté, sonriendo. Noté de reojo cómo se sonrojaba un poco.
—Gracias, Dylan, pero perdí. Y una derrota es una derrota. ¿Cómo me viste? —preguntó, mirándome con curiosidad.
—Bueno, no es un gran secreto. Te vi desde el edificio viejo que está un poco alejado de la pista del club de atletismo. Competías con una chica de mi clase... creo que se llama Naomi. No la vi muy de cerca, pero estoy bastante seguro de que también hace atletismo.
—Eso tiene sentido. Cuando la vi corriendo, parecía que se estaba conteniendo —respondió Vaiolet con una expresión seria.
Decidí molestarla un poco, como pequeña venganza.
—Jajaja, quién diría que perderías, con todo lo que te jactabas de que nunca perderías en una carrera de velocidad —dije riendo.
Vaiolet no respondió. Me fulminó con la mirada, abrió la boca para decir algo, pero la cerró de inmediato.
—Vamos, Vaiolet, ¿no tienes nada que decir? ¿Acaso te comió la lengua el gato? —la provoqué un poco más. Su cara se puso roja de furia, y pude ver cómo se le marcaban las venas en el cuello.
"TRAGAR SALIBA"
Vaiolet agarró su botella con tanta fuerza que parecía que iba a reventarla y, de repente…
¡¡¡PUMMM!!!
Toda el agua cayó sobre mi cara. Levanté la mano, sobando mi hermosa carita.
—¿P-Por qué me tiraste eso? ¿Qué te pasa? —pregunté, confundido.
No me respondió. En su lugar, se agachó para recoger la botella, la destapó y tomó un gran sorbo. Luego se acercó, poniéndose de puntillas hasta que su rostro quedó cerca de mi oreja derecha.
—¿No hace mucho calor, Dylan? —susurró con voz suave.
Sí, claro que hacía calor, ¡pero eso no responde mi pregunta! Intenté decirlo, pero no lograba articular palabra. Sentía un peligro inminente si abría la boca.
Vaiolet levantó la botella por encima de mi cabeza, lentamente, como si disfrutara al máximo de la tensión.
"¡PELIGRO!" gritaba mi mente, pero mi cuerpo no se movía. Mis extremidades se habían paralizado por el miedo.
SHHHHHH.
El agua fría corrió por mi cabeza y cuerpo, refrescando un poco el calor sofocante del ambiente. Me quedé un momento parado, tratando de procesar lo que acababa de pasar. Vaiolet, siempre con su forma de actuar extrañas... Pero esta vez había ido demasiado lejos.
—¿Más fresco, Dylan?
Suspiré profundamente, todavía con las botellas de Mel y Merry en mis manos. Apreté la botella en mi mano izquierda y, por un segundo, imaginé lanzársela de vuelta. Pero me contuve.
—¡Vaiolet! —grité con frustración, pero ella ya se había alejado, apresurando el paso sin siquiera voltearse.
Miré mi botella en mi mano y sacudí la cabeza, resignado. "¿Más fresco, Dylan?", sus palabras seguían resonando en mi cabeza. A veces, no entiendo qué pasa por su mente. Pero está claro que siempre busca divertirse a su manera, incluso si eso significa dejarme empapado.Me eché lo que quedaba de mi propia botella sobre la cabeza. Al menos me refrescó un poco más, aunque mis pensamientos seguían siendo un caos.
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—¿Por qué estás mojado, Dylan? —preguntó Mel, mientras se acercaba. Llevaba puesto un traje de baño de una pieza, azul oscuro, que contrastaba con su piel clara. No vi a Merry por ningún lado.
—Tuve algunos pleitos con una persona —respondí con una sonrisa fingida, tratando de restarle importancia.
Mel frunció el ceño, claramente preocupada.
—¿Pleitos? ¿Qué pasó?
Me rasqué la cabeza, pensando cómo cambiar de tema.
—Nada importante, ya sabes cómo son las cosas. Pero tú, ¿ya has visto en qué consiste el club? —le dije, intentando desviar la atención hacia ella.
—Bueno, si tú lo dices. Pero si estás sufriendo bullying, avísame, te puedo ayudar, o mejor dicho, te podemos ayudar —me dijo con una mirada de pena.
¿Eso que pasó allá se considera bullying? No me mires así, me estás haciendo pensar que Vaiolet es una persona malvada.
—No pasa nada, me vengaré de la peor forma —dije con una risa al final—. Toma, aquí tienes tu botella.
—Gracias, pero puedes retener mi dinero, ya que este traje no lleva bolsillo —dijo sonriendo.
—Bueno, si tú lo dices, no tengo problemas. Por cierto, ¿ya has visto en qué consiste el club de natación? —repetí de nuevo la pregunta, no quiero regresar al tema anterior.
—Mmmm, bueno, ya nos tocará nadar, pero estoy esperando a Merry. No sé por qué tarda tanto.
Tengo entendido que Merry no trajo su traje de baño, así que me imagino que se prestó uno del club de natación.
Después de un rato, escuché murmullos, especialmente de varios chicos de segundo o primero.
Vi a Merry caminando perdidamente, con un traje de baño de una pieza, blanco con rayas azules en los costados.
—Tiene suerte, ¿no? —dijo Mel en un susurro tan bajo que apenas pude oír.
—¿En qué sentido, Mel? —pregunté.
—A-a, ¿me escuchaste lo que dije? —dijo con una cara de nerviosismo—. No, no me refiero a lo que estás pensando. Ósea, mírala, está atrayendo todas las miradas de los chicos y chicas.
No le respondí. Es cierto que Merry, en especial su físico, destaca mucho por la parte delantera; prácticamente tiene un cuerpo muy esbelto. Al notarnos, empezó a trotar.
"PUM PUM." No, ¿qué estoy viendo? Levanté mi mirada a la cara de Merry en un instante. Espero que no haya notado mi vista.
—Y-ya estoy, Mel. Dylan, ¿ya estás aquí? ¿También vas a nadar?
—Lo siento, pero no me apetece nadar —respondí.
—¿A vamos? ¿No quieres nadar con este calor que hace? —recibí un golpe por la parte de atrás. Era Mel con una sonrisa.
—Bueno, sí hace mucho calor, pero no tengo un traje de baño.
—Corre al vestuario del club y ellos te prestarán uno.
El club de natación es un lugar muy grande y tiene cuatro áreas: la piscina, los vestuarios (divididos en chicas y chicos), la sala de descanso (para los nadadores y el público general que quiere ver) y los baños.
—Bueno, entonces me voy yendo.
Me siguieron con la vista hasta que entré al vestuario de chicos. Estaba repleto. En un sitio un poco alejado de donde se estaban cambiando los hombres, había una fila. Me imagino que en ese sitio están prestando los trajes de baño.
Me formé en la fila. Después de un buen rato, llegó mi turno. La persona que estaba atendiendo estaba de espaldas.
—¿Talla? —preguntó.
¿Talla? Aaa, creo que era…
Después de decir cuál era mi talla, me entregó el traje
No me dieron ninguna llave, así que todos los casilleros deben estar llenos. ¿Entonces dónde guardo mi ropa?
—¿Dylan, eres tú?
Alguien me llamó. Me volví y era nuestro querido amigo Prirs.
—Oh, Prirs, llegaste en el momento adecuado. ¿Me prestas tu casillero para guardar mi ropa? —dije sonriendo.
—Mmm, entonces esto sería la condición para…
¿La condición?
—¿Por qué pones esa cara? ¿Acaso ya te olvidaste que me ibas a ayudar para tener una hermosa conversación con tu hermana?
—Ah, hablas de eso. La condición que te pediré será mucho más adelante. Solo quiero que me prestes tu casillero como un favor de amigo a amigo —dije con una sonrisa.
—¿Por qué insinúas que yo tengo un casillero?
Buena pregunta, pero estoy preparado.
—Mmmm, bueno, tú ya eres parte del club de natación. Además, eres uno de los mejores, así que obviamente te debieron dar un casillero.
Jejeje, eso de que es uno de los mejores me lo inventé. No sé si de verdad es uno de los mejores, pero vamos a ver si cuela. :3
—Oh, Dylan, eres muy bueno para idolatrar cuando te conviene —dijo con una expresión seria.
—Ya me conoces, Prirs —dije sonriendo—. Mmm, parece que no te convencí —él movió la cabeza de lado a lado—. Bueno, entonces toma esto como la condición.
—Ahora sí estamos hablando el mismo idioma, Dylan —me sonrió con una sonrisa maliciosa—. Entonces acompáñame, te mostraré el lugar.
Empecé a seguirle. Me llevó a una sala secreta, por así decirlo. Cuando abrió la puerta, había casilleros muy diferentes a los del vestuario. Vaya, parece que los que son parte del club tienen su favoritismo. Me guio hasta el casillero número 10.
Sacó una llave de su bolsillo, la insertó en la cerradura y la giró dos veces. Al abrirla, vi su ropa de baño y una foto de…
En serio, hace poco estaba actuando como un hombre serio, pero esto lo bajó en un instante. Me fui detrás de unas cortinas, me duché y me cambié. Puse mis cosas en el casillero de Prirs sin mirar mucho en su interior.
—Gracias, Prirs —dije con una sonrisa fingida—. Entonces, ¿a qué hora regreso para llevar mis cosas?
—No te preocupes —me dio su llave—. Tengo una de repuesto. Además, si algo se pierde, ya sé a quién culpar. ¿No?
Tiene razón, Prirs. No quiero quedarme mucho tiempo hablando con él, así que asentí en silencio, me dirigí a la puerta y levanté mi mano para indicar que la charla había terminado.
—Nos vemos luego, Prirs —asintió en silencio.
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La piscina olía a humedad y se escuchaban gritos y charlas alegres, un poco de todo.
Empecé a buscar a Merry y Mel, pero no las encontraba hasta que…
—Oye, mira a esa chica, es muy rápida nadando —dijo un chico que estaba sentado en el suelo junto a su compañero.
Dirigí mi mirada hacia donde estaba mirando el chico, y sí, era Mel. Estaba compitiendo contra tres chicas más y ocupaba el primer lugar con mucha ventaja sobre las demás. A lo lejos, escuché un grito, era Merry alentando a Mel. Después de un rato, Mel llegó en primer lugar con 10 segundos de diferencia respecto al segundo. Fue una competencia femenina espectacular. Nunca había visto a una nadadora tan rápida como Mel, aunque creo que Vaiolet le ganaría.
Mel salió de la piscina, y mi mirada se dirigió hacia su robusto trasero (bien formado). Notó mi mirada y comenzó a caminar hacia mí. Agitó su brazo derecho en mi dirección, como si me estuviera saludando. También moví mi brazo. Se llevó la mano derecha a la cabeza para quitarse el gorro de natación azul, y su hermoso cabello rosado cayó hasta su robusto trasero.
—Hola, Dylan. Sí que te demoraste un buen rato, ¿no? —dijo con las manos en la cadera.
—Lo siento, no había casilleros disponibles, así que pedí un favor a mi superior —respondí con una sonrisa.
Ella comenzó a caminar hacia los asientos y yo aceleré el paso para alcanzarla. Después de un rato, llegamos a los asientos, que estaban ocupados en su mayoría por personas en uniforme de la prepa.
—¿Cómo estuve, Dylan? —preguntó Mel, con los ojos puestos en mí. Qué hermosos ojos rosados.
—Estuviste increíble. Jamás he visto a alguien nadar tan rápido como tú. Tu forma de nadar también fue única y genial —dije, sorprendiendo incluso a mí mismo con los cumplidos. Mel se sonrojó y me devolvió la sonrisa —Por cierto, ¿ya nadó Merry? —pregunté. Mel hizo un puchero —¿Qué pasa? ¿Dije algo malo? —pregunté.
El puchero desapareció de su cara.
—Pensaba que eras más considerado con las mujeres —hizo una pausa—. Y no, aún no ha nadado Merry. Más bien, creo que le tocará en breve —se levantó de su asiento y dirigió su mirada hacia la piscina. Yo también miré, pero no me levanté, ya que podía ver bien desde mi asiento.
Había cuatro chicas en la piscina, y Merry estaba en el centro. ¿Nadará igual que Mel?
FIIIII
El sonido del pito indicó el inicio de la carrera. Vi a Merry lanzarse como una profesional, o tal vez es mi vista la que me engaña. Lamentablemente, no es tan rápida como Mel. La que nadaba en primer lugar tenía mucha ventaja en comparación con Merry.
Finalizó la carrera. Merry quedó en último lugar, con 20 segundos de diferencia respecto a la primera. Se quedó flotando en un lado de la piscina y salió de ella. Aparté la mirada, ya no valía la pena seguir mirando. Escuché a un grupo de tres chicos hablando con miradas lascivas hacia Merry. ¿Por qué me parecen conocidos?
—Oigan, miren a Merry. ¿No ves los pedazos de pechos que tiene? —dijo uno de ellos.
—¿Qué dices? A mí me gusta más su trasero. Mel también está buena, pero el trasero de Merry está mejor —dijo otro.
El tercero del grupo no habló. En serio, si alguien avisa a un profesor, esto se va a poner feo.
—Tenían que ser hombres, son unos animales —repuso Mel, con una expresión de disgusto.
—Sabes que también soy un hombre, ¿no? —respondí, con una expresión preocupada.
—Bueno, Dylan es Dylan, no transmites esa vibra de hombre.
—Jajaja, si tú lo dices —se acercó Merry, caminando tapándose el pecho. Al parecer, había escuchado los comentarios del trío.
—H-hola Dylan, ¿cómo estuve? —su mirada se dirigió a los dos.
Me aclaré la garganta. Si fuera mi hermana, le diría las verdades: "Estuviste hasta la mierda, jamás vuelvas a nadar", y me reiría todo el día. A pesar de que veo a Merry como una hermana, conozco mis límites, y si le digo eso, es probable que se eche a llorar, y no quiero causar problemas.
—Bueno, hay cosas que mejorar, Merry, pero estuviste increíble y única —dije. Sentí la mirada de Mel, que expresaba disgusto o algo más. Merry estaba a punto de llorar, con los ojos rojos. Intenté decirlo de la forma más suave posible, o eso creo. Giré mi mirada hacia Mel en busca de ayuda, y ella asintió en silencio, entendiendo lo que quería decir.
—Vamos, Merry, no le hagas caso a ese hombre cruel y asqueroso con miradas lascivas —en serio, vuelvo a recalcar, no puedo confiar en esta chica—. Ya nos tocará burlarnos de este patético hombre —¿Acaso planea humillarme con todos los insultos posibles? —entonces, Dylan corre a formar la cola.
Se llevó la cabeza de Merry a su pecho y la abrazó. Por lo menos, ya no estaba intentando llorar. Me señaló hacia una fila corta de siete hombres.
El hombre, que llevaba una camiseta blanca y un short negro, gritó: "¡Solo queda un sitio para la última carrera! No habrá más después de esta."
Volví la mirada hacia Mel; Mel tenía una sonrisa. ¿Por qué siento que esto fue planeado? Mel me miró y dijo:
—Corre, ahora es tu turno de nadar.
Genial. Asentí en silencio. Esto se considera que fui ¿obligado a participar? Me levanté de mi asiento y empecé a caminar, mientras Merry ocupaba mi lugar.
Al caminar, vi que el trío se estaba riendo del tercer integrante. Parecía que le dolía el estómago, pero ya sabes lo que pasa: son las consecuencias de ver mucho tiempo. Me formé en la fila. El hombre gritó: "¡Hasta acá llega! Ya no podrán participar."
Nos dividieron en dos grupos, cada uno con cuatro integrantes, y yo estaba en el último grupo. La primera carrera dio inicio. Ganó un hombre de cuerpo bien marcado; se le notaban los grandes músculos. "¡Ustedes formen la fila!"
Me encontré primero en la fila. "¿Están preparados?" Todos asentimos. Se escucharon gritos de chicos y chicas, pero especialmente, mi oído captó con claridad los gritos de Mel y Merry.
—¡Vamos, Dylan, tú puedes ganar!
—¡Si pierdes, nos invitas la comida!
FIIIIIII
Se escuchó el sonido del pito, y comenzó la carrera. Me lancé con todas mis fuerzas, o al menos eso creo. Existen varias formas de nadar, pero a mí me gusta más el estilo Crol rápido. No podía ver quién estaba adelante; no tenía tiempo para mirar. Me concentré al 100% en la carrera.
Después de un rato, mis brazos tocaron el otro lado. Saqué mi cabeza fuera del agua y... al parecer, quedé en segundo lugar porque ya había otro chico. Espera, espera, esa cara con ojos celestes... notó mi mirada, abrió la boca para hablar, pero no escuché nada. Solo le sonreí.
Fin de la carrera. Quedé en segundo lugar, a 5 segundos de diferencia del primero.
—Vaya, Dylan, entonces ahora sí nos debes un buen plato de comida.
—Será en tus sueños, Mel —me reí inconscientemente. Me sentía...
—Vamos, Mel, no seas dura con Dylan, dio todo, además compitió contra segundos años.
¿En serio competí contra segundos años? Se escuchaban murmullos de chicos y chicas: "¡Wow, compitió contra segundos y casi gana!" "¿No te parece que es muy simpático?" y muchos más.
Quién diría que estoy en mi fase de popularidad.
Nos separamos. Merry y Mel se fueron al vestuario de chicas, y yo me dirigí al vestuario de hombres.
—Oye, muchacho —me detuvo un hombre de al menos 40 años, con barba y ojos negros.
—A-aaa, buenas tardes, señor. ¿En qué le puedo ayudar? —respondí.
—Soy el representante del club de natación. Vi cómo nadaste; fue espléndido. Casi le ganas a nuestra estrella. ¿No quieres unirte al club?
Era de esperar; además, los segundos en natación marcan una gran diferencia.
—Lo siento, señor, pero lamentablemente ya estoy en un club.
—Bueno, si te sales del club, serás más que bienvenido —dijo, levantando su mano derecha y moviendo su gorro de un lado a otro. Luego se apartó de mi camino. Empecé a caminar hacia el lugar que me indicó Prirs.
Fui al casillero de Prirs, abrí la tapa y encontré la foto de mi... mejor lo saco. Me dirigí a las duchas, me bañé y me cambié.
Esperé afuera del club. Se escucharon las campanas indicando que era la hora de salida, y vi cómo muchos jóvenes salían del club alegres. Recibí un golpe en la parte de atrás; en serio, creo que se me formará un moretón si sigue pegando. Era Mel, con Merry a sus espaldas.
—¿¿Nos vamos??
Asentimos en silencio y nos dirigimos a las clases para recoger nuestras pertenencias.
Estamos fuera de la preparatoria. No entiendo por qué hemos tardado tanto si solo era recoger nuestras cosas.
—¿Entonces, dónde vamos? —preguntó Mel, dirigiendo su mirada hacia mí. Bueno, fui yo quien las invitó, además ya tengo un lugar en mente adonde ir.
—Vamos a "Very Cold Ice Cream". Escuché que sirven helados muy ricos y, además, venden otras cosas aparte del helado.
Las chicas asintieron en silencio. Empezamos a caminar. ¿Por qué siento que olvidé algo?
Nah, no debe ser nada importante :3
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Estoy afuera, hace mucho calor a pesar de que ya es tarde, y ese tonto hermano me está haciendo esperar a mí, a su preciada hermana. Treinta minutos tarde, ¡vamos!
—¿Estás esperando a alguien, Emily? —giré mi mirada y vi a Vaiolet. Nos separamos ya que le dije que debía ir temprano a un sitio, pero ¿¡¿por qué no llega?!?
—Oh, Vaiolet, sí, pero no llega ese tonto Dylan.
Vaiolet mostró una cara de sorpresa.
—Oh, era de esperarse. Es muy probable que se demore mucho. Nos vamos yendo, Emily, porque parece que no saldrá pronto. —Asentí en silencio. Juro que me vengaré de esto. Hermano, nadie, pero nadie me hace esperar.
Se escucharon murmullos de los jóvenes que estaban saliendo:
—¿Viste cómo nadó ese joven?
—Sí, fue rápido. Compitió contra segundos. ¿Cómo se llamaba?
—Se llamaba Dylan. Quedó segundo.
—Sí, también es muy simpático.
¿Dylan? ¿Mi Dylan? Imposible, ¿no?
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Estamos frente al establecimiento, donde había un muñeco inflable en forma de helado con ojos.
PINNN
El sonido de la puerta se escuchó cuando se abrió automáticamente. "Very Cold Ice Cream" queda alejado de la preparatoria, así que me imaginaba que habría pocos estudiantes aquí…
No, al parecer, este lugar es muy conocido. Tras una vista rápida, casi la mitad de las mesas estaban ocupadas por estudiantes de la misma preparatoria. Se nos acercó una señorita.
—Buenas tardes, jóvenes. ¿En qué les puedo ayudar?
—Buenas tardes. ¿Nos podría llevar a una mesa para tres? —pregunté. La camarera asintió en silencio y nos invitó a seguirla con un gesto de su mano. Llegamos a una mesa de cuatro, sobre la cual había cuatro cartas. Nos sentamos: yo al lado de Mel y Merry enfrente de nosotros.
—¡Whao! No sabía que existía este lugar —exclamó Mel.
—Siempre me intrigó venir algún día. Un amigo me recomendó este sitio hace tiempo, pero nunca me atreví a venir solo —dije con una sonrisa triste. Quise invitar a Vaiolet, pero jamás me atreví.
Mel respondió, pero no pude oír lo que dijo o simplemente no quise escuchar. Centré mi atención en el menú. La primera página estaba dedicada a helados, la segunda a comida rápida como hamburguesas, papas fritas y muchas otras cosas, y la última página contenía las bebidas.
Mel toco la campanita que había sobre la mesa, vino la misma camarera con un cuadernito en su mano.
—Quiero un Gelato de fresa —repuso Mel con una sonrisa, y baba en su boca, por favor contrólate.
—Quiero un Icé Rolls —repuso Merry, vi cómo le brillaban sus ojos.
—Quiero un té helado por favor—repuse. La camarera anoto todo lo que dijimos y se fue.
Después de un rato llego la camarera con nuestros respectivos pedidos, nos lo puso frente a cada de uno, Mel agarro en un instante la cucharita, agarro su helado y se lo metió en su boca escuche un "mmmmmmmmm"
—No te apresures, que te dolerá la cabeza —comenté. Escuché un "aaaaa" de parte de Mel; se agarró la cabeza con ambas manos, mientras yo comenzaba a tomar mi té helado. Merry soltó una risita.
—¿A qué sabe tu helado? —preguntó Mel, con helado en la mejilla.
Merry agarró su cucharita y se lo llevó a la boca.
—Sabe a galleta de Oreo —respondió Merry con una sonrisa brillante. Mel se estiró desde su asiento y, con su cuchara, sacó un poco del helado de Merry.
—A ver, ¿me dejas probarlo? —preguntó Mel. Creo que debía decir eso antes de sacar el helado y llevárselo a la boca. Merry solo le sonrió y dijo un "sí".
—¡Wow! En serio, tu helado es muy rico. Quizás debería pedir uno también... o mejor aún, Merry, ¿puedo acabármelo si te llenas? —Merry movió la cabeza de lado a lado y rodeó su helado con las manos. Mel dijo "¡amou!" y comenzó de nuevo a comer su helado de fresa.
—Por cierto, porque estamos ¿aquí? —repuso Merry.
—Bueno, además de ser agradable salir con dos compañeras —dije sonriendo—, esto también se considera una reunión para los nuevos integrantes del club de literatura. Así que, ¡comamos hasta no poder más!
Mel rodeo sus brazos en mi cuello.
—Tienes razón, Dylan —dijo, tocando la campanita. La señorita vino y tomó la orden: tres hamburguesas y una canasta de papas fritas. ¡Vaya, cómo puede tener tanto apetito esta chica! Agarró mi té helado, lo llevó a su boca y se lo bebió de un solo trago, luego exhaló un "ahhhh" y se limpió la boca con la mano.
"JAJJA RISA NERVIOSA INTERIORMENTE"
Toqué la campanita, para poder pedir de nuevo un té helado, pero estamos en una reunión ¿no? así que pedí 3 te helados más, llego los pedidos de Mel y mío. A cada una de mis compañ… amigas le di un te helado. Me levanté de mi asiento y dije.
—¡Demos un nuevo inicio a nuestra reunión! —dije, sintiendo las miradas de los comensales, pero sin importarme. —Para dar lo mejor de nuestro club —añadí con una sonrisa. "¡TRAGAR SALIVA!"
Ahora solo queda que Mel y Merry se levanten para chocar los vasos, ¿no?"... Esperé y esperé, pero nadie se levantó. Sentí cómo me sonrojaba y me dejé caer de nuevo en mi asiento de inmediato. Mel y Merry seguían mirándome fijamente. Por favor, que me trague la tierra. Me cubrí la cara con las manos, avergonzado.
—¿que fue eso Dylan?
No le respondí, no quiero que vean mi cara llena de vergüenza, escuche risas de los comensales, "LAGRIMITA INTERNA", también escuche la risa de Mel y Merry, genial ahora si me hicieron…
Mel se acercó más a mi costado, sentí un aroma de perfume, sus manos se detuvieron en mi cabeza, me está sobando, cálido se siente cálido.
—Vamos Dylan, eso fue increíble ¿no? —Mel repuso, escuche a Merry decir un "si", agito más su mano, genial me esta despeinando.
—Ya basta me estás haciendo llorar —repuse, levante mi mirada, estaba sonriendo, que hermosa sonrisa, gire mi mirada a la de Merry, también tiene una hermosa sonrisa en su cara, están sosteniendo sus te helados, también sonreí con los ojos un poco rojos enserio un poco rojos. Agarre mi te helado y lo chocamos entre los 3.
—¡¡¡SALUD!!! —dijimos los 3 al mismo tiempo.
Los tres continuamos comiendo y bebiendo sin parar, bueno, en mi caso solo bebiendo. Mel se dio cuenta de mi mirada de perro hambriento, o eso creo, y repartió las tres hamburguesas que había pedido entre nosotros.
Mel acabo mucho más antes que nosotros, a Merry solo le quedaba media hamburguesa, yo solo le di un mordisco a la hamburguesa.
—¿acaso comes poco Dylan? —repuso Mel en vez del helado ahora tiene mayonesa en su mejilla, bueno no es que coma poco solo que no tengo mucho apetito.
—No tengo apetito en este momento Mel —vi como Mel en vez de mirarme estaba viendo la hamburguesa que me dio —¿quieres?
Asintió en silencio, me lo quito en un instante, se lo llevo a su boca, empezó a comer a una velocidad descomunal, se le notaba la felicidad en sus ojos.
—Contrólate por favor —fue un susurro bien bajo.
Mmmm que ricas se ven esas papitas fritas, estaban en una cesta color rojo, alado tenia mayonesa y ají huacatay, este ultimo votaba un aroma a picor de rocoto.
Estire mi mano para poder agárralas.
Pero recibí un golpe, fue de Mel, se escuchó un sonido sordo PLASH, Merry al escuchar se asustó.
—¿Mel?
—Aa, perdón es que vi que te estas agarrando mi comida.
—¿Enserio? —fije mi mirada en Merry, ella noto mi mirada, espero que capte lo que estoy tratando de decir.
—Mel, ¿nos puedes invitar las papas fritas? —Mel al escuchar la petición de Merry, puso una sonrisa, jajaja no puede hacer nada contra Merry, después de un rato ella asintió en silencio.
Me las lleve a mi boca las papas fritas con el ají, y si están deliciosas, el sabor que da el ají es algo esplendido.
Todos empezamos a comer las papas fritas, Merry se llevo la papa frita con mayonesa.
Mel se quiso aventurar, se lo llevo con el ají huacatay.
—Whao, nunca probé esta crema, su sabor es… no lo sé, pero tiene algo de adictivo —se llevó más papas a su boca con la crema, Merry al ver la expresión de Mel, también hizo lo mismo, al comer su primera papa frita con la crema hizo la misma expresión.
—Por cierto, además del club de natación ¿fueron a otros clubs?
—Oh si, hemos ido al club de matemáticas, pero no nos gustó —lo dijo plural, vi como Merry solo asentía lo que decía Mel, sus ojos color morado, que hermosos, transmitían confianza, una aura amigable, con esa sonrisa también igual de hermoso —Nos mostraron lo que hacen, y solo es resolver problemas de matemática, yo en mi caso no soy muy buena con las matemáticas —bueno, no es que fuera lo contrario del club de literatura.
—También hemos ido al club de jardinería —lo dijo Merry con un tono alegre, no sé, pero sentí que su forma de hablar cambio —era un lugar bonito, olimos muchas rosas, nos enseño como debemos cortar las rosas, como cuidarlas, en especial me gustaron las rosas negras —lo dijo con una sonrisa.
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.
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Nuestra reunión alcanzo a altas horas de la tarde, se tuvo que ir Merry, en estos momentos estoy solo con Mel, espera, espera esto se le considera una ¿cita?
Ahorita ella esta comiendo otra hamburguesa que pidió, en total las hamburguesas que comió toda la tarde fue 3, en mi caso, me empezó a dar hambre así que pedí una hamburguesa.
—¿Cómo puedes comer tanto y no engordar? —Mel me fulmino con su mirada, se abrazó a sí misma, su mirada de furia cambio a una de tristeza.
—¿Cómo puedes decir esas cosas frente a una chica? —se le puede considerar una chica a Mel, yo creo que paso ese margen —¡Hey porque piensas esas cosas de mí! —diablos, se le pusieron rojos los ojos.
—Aaaa, Mel no quieres comer otra hamburguesa —se le brillaron los ojos a dirección a mi hamburguesa, genial, esto es mi culpa por hacerle llorar, le di mi hamburguesa, le dio un gran mordisco.
—Por cierto, Dylan no comió nada toda la tarde desde que vinimos a este lugar —repuso Mel, eso no es cierto, solo comí algunas papas fritas, ya que Mel y Merry se le acabaron todo en un segundo, pero de quien será la culpa.
Mi antigua hamburguesa, me lo levanto a la altura de mi boca, eh ¿quiere que le un mordisco?, pero puedo comer solo sin que agarres mi comida.
Vi como a Mel se estaba enojando poco a poco, genial espero que no este mi hermana para tomarme una foto ¿no?, cerré mis ojos y le di un mordisco, está más delicioso que lo está normalmente, alguien me dijo que comer acompañado con una hermosa chica, mejora la comida.
Mel, solo me invito un mordisco, mejor no me invites nada, se lo llevo a su boca.
Después de un rato, acabé todo lo que tenía (nada), Mel aun le falta la hamburguesa que le di.
Nos paramos de los asientos, y nos estamos dirigiendo para pagar, había una cola mas o menos larga, primero fue mi turno y pague lo que me correspondía.
—Disculpa me puede dar una hamburguesa para llevar.
La señorita me dio un ticket, que debía ir a recoger mi hamburguesa.
No sé por qué pero mis instintos me dicen que no debe enterarse Mel.
Me pare a un costado, vi como a Mel la sonrisa que llevaba hace un rato se le desaparecía poco a poco.
—D-Dylan ¿no tienes dinero que me prestes? —Aaaa tengo el dinero que le tenia guardado, pero "RISA MALVADA INTERNAMENTE"
—Oh si Mel, pero espero que me pagues más adelante —le di mi dinero (su dinero) con una sonrisa —Mel, tengo que ir al baño primero, me podrías esperar —asintió Mel en silencio saliendo del establecimiento, directo a la hamburguesa, después de recoger y guardármela en mi mochila, empece a salir del establecimiento.
Ya corría viento helado, lo bueno es que no tengo que ir a trabajar.
—Whao, ya es tarde, ¿no tendrás problemas ir a estas horas Mel?
Mel no me respondió solo me miro con una sonrisa, levanto su mano indicándome que le acompañe o eso creo.
Empezamos a caminar con la luz del atardecer, que hermoso, además del frio, pero es un placer para la vista ver este tardecer.
—Dylan, ¿qué piensas de Merry? —repuso Mel sin mirarme.
¿Porque siento que esta conversación la tuve antes, o es solo mi imaginación? ¿Que pienso de Merry?, la veo como mi hermana…
Me eché a reír, sentí la mirada de Mel como preocupada, pero no le di importancia.
Ya sé a quién me recuerda Merry. Durante la semana, me pareció una chica tímida, como yo lo era antes, pero eso resultó ser una impresión equivocada. Antes de conocer a Vaiolet, mi primer amigo, no tenía a nadie con quien hablar. Después llegó Prirs, y poco a poco fui encontrando mi lugar.
En esa semana, me vi reflejada en ella. No quería que pasara sola por lo mismo que yo pasé: esa sensación de estar al margen.
Pero ahora que lo pienso, ¡me equivoqué por completo! Jajaja, Merry es mucho más que yo. Ella tiene una luz especial, una facilidad para conectar con los demás que yo nunca tuve. Seguro que ya tendría más amigos que yo en cualquier situación.
—Merry, a Merry la veo como una gran amiga —lo dije sonriendo.
No me respondió Mel, siguió caminando con pasos lentos, también la seguí, después de esa conversación pequeña nadie hablo hasta el destino.
Se paro frente a un bus, no conozco ese bus, así que no sé dónde me va llevar si subo.
¿Porque me siento inquieto? Es como si boca quiere decir algo, ¿pero qué cosa?
La llamé, ella giro su mirada.
—Mel, fue un gran día hablar contigo y con Merry, me pase de genial, contando historia y bromas, también te considero una gran amiga Mel.
Ella me dio la sonrisa mas hermosa que pude ver en mi corta vida.
—Gracias, también la pase muy bien —dijo, un poco sonrojada.
Ella subió al bus, atreves de la ventana agito su mano despidiéndose, desapareció de mi vista.
"SUSPIRO"
Vaya día. No puedo evitar sonreír al recordar todo lo que pasó. Me siento agradecido de haber encontrado a dos grandes amigas que, sin darme cuenta, se han vuelto parte esencial de mi vida. Tuvimos una… no, más que una simple reunión, fue una salida de amigos que quedará grabada en lo más profundo de mi ser. Es una historia que me guardaré en mi corazón, algo que atesoraré por siempre.
Y esa sonrisa… esa sonrisa que me dedicó. Nunca había sentido algo tan fuerte. Ni siquiera cuando me sonreía mi hermana o Vaiolet. Fue diferente, algo único, algo solo mío. Una emoción que no puedo explicar, pero que me guardaré en secreto.
Mientras seguía sumido en mis pensamientos, saqué la hamburguesa que había estado guardando en mi mochila. La miré por un segundo, pero mi mente seguía atrapada en ese momento especial.
—Mel —murmuré en voz baja, como si al decir su nombre rompiera el hechizo del recuerdo, pero no quería dejarlo ir
CAP 3 :EL DÍA MÁS ESPERADO PARA ALGUNOS, SE ACERCA
Una ducha por la mañana nunca está de más. Ya pasó un mes, y estamos en el mes del amor: ¡febrero! Me siento un poco raro... Tal vez sea porque estamos en febrero, y bueno, ya saben lo que eso significa: chicas por todas partes, enamoradas, postradas ante mí. Jajaja. Claro que eso jamás pasará, pero soñar no cuesta nada, ¿verdad?
A lo más, Vaiolet me invitará a salir, como lo ha hecho todos los febreros de todos los años. Esa es una tradición que parece no cambiar.
Me detuve frente al espejo de cuerpo completo y me quedé mirándome un rato. Necesito un cambio de look. Ya llevo demasiado tiempo con este peinado, y quizás este mes sea la oportunidad perfecta para intentar algo nuevo.
Las cosas siguieron su curso habitual. Salidas con Mel y Merry, y tengo que decir que nuestra amistad ha crecido mucho. Sí, me siento muy agradecido de que mi círculo social esté expandiéndose. El mes pasado tuvimos que presentar un informe al consejo estudiantil sobre las actividades de nuestro club. Al final, le dimos una creación de Merry: un libro que ella había escrito.
Este mes, me toca a mí crear un libro, pero... eso lo dejaré para más adelante. Por ahora no tengo ni idea de cómo empezar.
Me estoy preparando para bajar al comedor. Mi hermana seguramente ya debe estar despierta, ocupada haciendo el desayuno. O tal vez no... ¿quién sabe? Quizás ella también esté lidiando con la fiebre de febrero.
Abrí la puerta de mi habitación, y una brisa refrescante me envolvió. Hoy no llegaré tarde, como me pasó el primer día. El aire tenía un aroma peculiar… ¿chocolate?
¿Chocolate?
Aún falta mucho para el 14 de febrero, entonces, ¿por qué ya huelo a chocolate? Además, el olor parece venir de la cocina.
Bajé las escaleras, y allí estaba mi hermana, despierta, con un delantal que tenía un corazón en el centro. Sostenía un cucharón en su mano derecha, levantándolo como si fuera su cetro de mando.
—Buenos días, hermano —dijo con una sonrisa, agitando ligeramente el cucharón en el aire.
—Buenos días, hermanita. Pero, ¿por qué estás preparando chocolate? Sabes que aún falta para el 14, ¿verdad? —me senté en la mesa, intrigado.
—Lo sé, hermano, pero el tiempo vuela. Así que tú también deberías preocuparte un poco. Tengo entendido que tienes amigas con las que hablas, ¿no? Ellas se sentirán muy agradecidas si también les das un chocolate. Además, cuando llegue el 14, te presentaré mi versión final. Estoy usando estos días para practicar.
Me quedé pensando un momento. Nunca se me ocurrió antes, pero si le doy chocolates a Mel y Merry… ¿cómo será esa experiencia?
Imagino sus ojos hermosos, brillando, y sus sonrisas mientras me dicen: "¡Gracias!"
Un verdadero placer para los oídos, especialmente cuando esas palabras provienen de dos chicas tan lindas, ¿no?
—No me digas, hermanita. ¿Ya tienes a alguien para esos deliciosos chocolates? ¿Acaso ese hombre se llama Ethan? —le pregunté con una sonrisa pícara.
Mi hermana no respondió de inmediato. En lugar de eso, volvió a concentrarse en su tarea. Poco después, regresó con dos platos. Uno contenía lo que parecía comida de ayer, y el otro, un chocolate con forma de corazón.
Se levantó para traer su propio plato, que consistía en waffles con frutas, miel y una taza de café.
¿Por qué tengo la sensación de que esto fue hecho a propósito?
Mi hermana comenzó a comer sus waffles, que se veían absolutamente deliciosos. Observé cómo disfrutaba cada bocado. Sabía que esta comida la habíamos tenido ayer, cuando nuestros padres pidieron comida a domicilio. Y sí, era exactamente esta.
No pude evitar babear mientras la veía comer esos waffles. Ella notó mi mirada y, con una sonrisa traviesa, levantó su tenedor.
—¿Quieres? —preguntó, acercándolo a mi boca.
Asentí en silencio, cerré los ojos y me estiré para masticar el bocado…
¡Qué raro! No sabía a nada. Abrí los ojos y el tenedor había desaparecido. Mi hermana se lo había metido a la boca con una expresión divertida.
—Bueno, hermana, si no querías dármelo, solo podrías haberme dicho —comenté con un toque de frustración juguetona.
Volví a concentrarme en mi propia comida, agarré la cuchara y empecé a comer.
¡Está rico! A pesar de que era recalentado y de ayer, el sabor se mantenía increíblemente bien. Definitivamente, aún conservaba todo su sabor.
Después de un rato acabe antes que mi hermana.
—Hermana, ¿puedo comer este chocolate? —le pregunté.
Mi hermana no dijo nada, pero su mirada se posó en el chocolate y luego en mí. Asintió en silencio.
Tomé el chocolate y lo llevé a mi boca. Al primer mordisco, empecé a toser y sentí ganas de vomitar. Era incomestible. Mi hermana se echó a reír con ganas.
—Gracias, hermano. Ahora sé que no debo poner tanto chocolate en la mezcla —dijo con una sonrisa.
Acaso no te das cuenta de que estuve a punto de morir por tu experimento, hermana. Planeaba decírselo, pero la tos no me dejaba hablar.
Era obvio que lo había hecho a propósito. Mi hermana llevaba tiempo preparando chocolate; no era posible que se hubiera pasado sin querer.
Se levantó de su sitio y se dirigió a la cocina, llevándose el plato y la taza. Luego, se fue a su cuarto, y después a la puerta de la casa, agitando el brazo mientras se despedía.
—Adiós, hermano. Nos vemos en la tarde.
Todo pasó tan rápido que sospecho que mi hermana lo hizo intencionalmente. Solo sé que estoy en un estado de afonía y desconcierto, incapaz de moverme, siguiendo su rastro únicamente con la vista.
Finalmente, me dirigí al baño para tratar de eliminar el mal sabor que tenía en la boca.
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Me dirigía hacia la preparatoria. La calle estaba un bullicio total con vendedores ambulantes: "¡Lleve chocolate!", "¡Chocolate en polvo!" y muchas cosas más, como rosas y regalos. Y eso que no es aún el 14 de febrero; cuando llegue ese día, el camino estará completamente abarrotado de parejas dándose besos por aquí y por allá.
Frente a la preparatoria Igolide III, mi popularidad cayó en picada a la segunda semana. Nadie hablaba del chico que había competido por segundos. Bueno, supongo que solo fue una fiebre pasajera. No es que me importe demasiado; lo mismo pasaba en la secundaria. Siempre sobresalía mucho, pero luego lo dejaba de lado y todo se apagaba.
Los estudiantes entraban en la escuela, o mejor dicho, las parejitas se aferraban de la mano, y otros se apoyaban en sus parejas. "Solo pasó un mes y ya están saliendo", pensé, y no es que sienta envidia.
En nuestra clase también se notó el fenómeno del emparejamiento. Había compañeros que estaban saliendo, pero el más destacado era, sin duda, Roir. Se rumoraba que se había unido al club de fútbol, lo cual se confirmó más tarde. Con su físico y nivel académico, tiene a muchas chicas detrás de él y está entre los mejores de toda la preparatoria.
Últimamente, circulaba el rumor de que Roir tenía una persona que le gustaba, aunque aún no se confirmaba.
Mientras caminaba por el pasadizo hacia el salón de clases, escuché un grito desgarrador: "¡Nooooooooo, Roirrrrrrr!". Me volví y vi a una chica arrodillada, sentada sobre sus piernas, llorando. Parece que la noticia de que Roir tenía un interés en alguien la impactó profundamente.
Finalmente, llegué frente a la puerta del aula 1B. Abrí las puertas y me preparé para entrar.
—Buenos días a todos —dije al entrar en el aula.
Nadie respondió de inmediato. Pensé que la clase estaba vacía, pero en realidad estaba llena. Solo levantaron la mirada y eso fue todo.
A lo lejos, estaba Mel, rodeada de un grupo de chicas que la admiraban. Algunas sonreían con entusiasmo genuino, mientras que otras forzaban una sonrisa. Su popularidad había crecido a pasos agigantados; se había convertido en el pilar de las chicas. No es de sorprender, dado que tiene una habilidad natural para llevarse bien con todos, además de ser muy amigable y elocuente.
Cuando Mel notó que yo estaba en la clase, levantó la mano y me dedicó una sonrisa cálida. Yo se la devolví, pero en un instante, las chicas que la rodeaban bloquearon nuestro contacto visual. Algunas me miraron con una expresión de desdén.
¿Qué les pasa a estas chicas?
Me dirigí a mi sitio y vi a Merry sentada, inmersa en un libro titulado "Cómo preparar el chocolate". No sabía que existía un libro así. Parece que también le ha entrado la fiebre de febrero.
—Buenos días, Merry —la saludé.
Se escuchó un pequeño grito.
—B-buenos días, Dylan —respondió Merry, tapando rápidamente el título del libro y guardándolo en su mochila.
—¿Merry, entendiste los problemas que dejó el profesor de matemáticas? —le pregunté. Mel me comentó que Merry había estado pidiendo ayuda sobre unos problemas de matemáticas que nos dejó para resolver. Para mí, tenían una dificultad decente, pero no eran complicados ni imposibles.
—No entendí los problemas, los dejé sin resolver. Estaba planeando preguntarle al profesor cuando nos toque la clase —admitió Merry.
—Si quieres, yo te puedo ayudar —dije con una sonrisa.
—¿En serio, pudiste comprenderlos? —preguntó Merry con una expresión de asombro. También noté que las miradas de mis compañeros se habían fijado en nosotros. Parecía que toda la conversación en la clase se había silenciado por un momento.
Esperen, ¿por qué le estoy creyendo a Mel que Merry está pidiendo ayuda? Levanté la mirada hacia el sitio de Mel, quien me estaba observando con una sonrisa maliciosa. Genial, parece que he caído en otra trampa.
—Bueno, lo entendí a mi modo, pero no puedo asegurar que esté bien resuelto —aclaré rápidamente.
—No pasa nada, por favor, ¿me puedes explicar los problemas? —dijo Merry, sin preocuparse por las miradas de nuestros compañeros. Realmente, con el descubrimiento de lo que pasó el mes anterior, he notado que Merry ha cambiado mucho al hablar con nosotros, nuestra confianza entre los tres crecio
Acercó su mesa y silla a mi lado, y de repente sentí un aroma de maquillaje y perfume. Estaba tan cerca que casi podía sentir su… ¿calor corporal? No estoy seguro, pero claramente sentía su proximidad.
Decidí apartar mi silla, alejándome de Merry a una distancia más prudente. Merry sacó de su mochila su cuaderno de matemáticas. Genial, ahora era el momento de explicar.
Comencé a explicar los problemas a Merry y Mel. Mientras lo hacía, algunos de mis compañeros, al escuchar que estaba explicando, se acercaron también. Sin embargo, Roir y algunos otros se mantuvieron alejados. Bueno, era de esperar; también me imaginaba que él ya sabría cómo resolverlos. Pero, ¿exactamente qué quería lograr Mel con esto?
—¡PLAN, PLAN! —El sonido de la campana anunció el inicio de la hora de tutoría.
—Buenos días, estudiantes —saludó el profesor Jorh, mientras se colocaba detrás de su escritorio. —Bueno, voy a ir directo al grano. La preparatoria nos está pidiendo que elijamos un representante de clase.
¿Representante?
Parece que el profesor notó mi confusión y comenzó a explicar.
—Primero, por favor, todos tomen asiento. Y esa parejita que está detrás, por favor, sepárense —nos dijo a mí y a Merry. Vi cómo se sonrojó. —Un representante de clase tiene el papel más importante en la clase. Su trabajo es tomar las dudas y peticiones de los compañeros y presentarlas a los dirigentes de la preparatoria. A lo largo de los tres años en la preparatoria, no podrán cambiar su representante. También se llevarán a cabo exámenes y juegos. Por ejemplo, en el día de la olimpiada, habrá competiciones entre todas las clases de primero: 1B, 1A y 1C. El representante de cada clase seleccionará a sus compañeros para participar en estos eventos, entre otras responsabilidades. Eso es básicamente lo que hace el representante.
—¿Es necesario elegir solo uno o varios? —preguntó Roir, levantando la mano para hablar.
—Sí, solo se puede elegir uno. Si quieren, no es obligatorio hacerlo; la preparatoria no pondrá castigos si no eligen a nadie. Sin embargo, es una tradición y hay premios para quienes ganen en los exámenes o juegos, como trofeos o días de vacaciones a lugares como la playa, etc.
—¿Cómo se selecciona al representante? —pregunté, dándome cuenta de que estaba participando activamente en la conversación, especialmente con este profesor.
El profesor, al escuchar mi duda, mostró una sonrisa de oreja a oreja.
—Buena pregunta, Dylan. ¿Cómo elegirán? Pueden hacer un sorteo, una votación, o pueden darme el mango del sartén para que yo elija —Sentí que nuestro tutor prefería claramente la última opción —Todo dependerá de su elección. Yo no puedo interferir, pero como dije antes, si no quieren cargar con esta responsabilidad, pueden dejarme a mí la decisión final.
—Lo siento, profesor, pero creo que mis compañeros y yo tenemos la obligación de elegir, ya que el representante nos representará por tres años —dije rápidamente. No quería que mis compañeros dejaran esta responsabilidad en manos del tutor, presiento que me elegirá a mí. Todos los compañeros asintieron; fue una decisión unánime.
El profesor dio un chasquido de aprobación.
—Entonces, ya tomaron su decisión. Tienen toda la hora de tutoría para decidir cómo elegirán a su representante —dijo, mirando fijamente hacia mi dirección.
La clase se quedó en silencio. El profesor se sentó en su escritorio, puso los pies encima del escritorio, sacó su celular y comenzó a escuchar música con auriculares mientras leía un libro titulado "El día en que la noche calló"
—B-buenos compañeros, creo que es el momento de elegir a un representante —dijo Roir, tartamudeando al principio, tal vez por nervios —¡Tutor! —No hubo respuesta —¡¡¡TUTOR!!! —Roir alzó la voz, y el profesor lo miró fijamente con una expresión que parecía de ira. Se quitó los auriculares.
—Tutor, lo siento por levantar la voz, pero ¿podemos usar el pizarrón para hacer las votaciones? —preguntó Roir.
Nadie en la clase había mencionado que elegiríamos al representante por votación, pero parecía la mejor opción.
El tutor asintió en silencio y volvió a lo suyo.
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Ya tengo una hipótesis: Roir ganará. Es el centro de la clase, y el segundo lugar lo ocupará Mel, ya que recientemente se ha convertido en el pilar de las chicas. Además, habrá hombres que querrán conquistarla.
—Bueno, compañeros, yo propongo que hagamos la elección por votación —dijo Roir, dirigiéndose al pizarrón con dos plumones, uno negro y otro rojo —. Comenzaremos por mí y terminaremos con Dylan.
Algunos asintieron, otros se miraron entre sí, debatiendo si era la mejor opción, mientras que Merry y yo nos quedamos en silencio. Quiero ver cómo termina esto. Una sonrisa se me escapó inconscientemente; esta lista que prepara Roir, o mejor dicho, estas votaciones, también es una forma sutil de revelar quién es el más popular de la clase.
—Yo propongo que lo hagamos a la suerte —intervino Naomi, dirigiendo su mirada directamente a Roir —. Estas votaciones pueden ser injustas para algunos —noté su mirada dirigirse hacia Merry y ¿hacia mí? —. Todos sabemos quién será el ganador si lo hacemos por votación. Además, si lo dejamos a la suerte, damos la oportunidad a todos nuestros compañeros para ser el representante de la clase.
Naomi presentó un buen argumento. Es cierto que sortear podría dar oportunidades a todos, pero tiene una falla. No estoy seguro si debo intervenir, así que espero que Roir detecte la falla.
—Entiendo tu punto, Naomi, pero si elegimos por suerte, es muy probable que seleccionemos a alguien incompetente. Además, si es una selección al azar, es probable que el seleccionado rechace el cargo —dijo Roir, dirigiendo su mirada hacia el trío, tiene sentido, pero lo ultimo que dijo, tambien se puede decir los mismo con el plan de Roir.
Es comprensible, aunque solo llevamos un mes y nos conocemos poco, ya sabemos quién tiene las peores notas.
Naomi no encontró una forma de responder al argumento de Roir. Se sentó en su asiento en silencio, mientras sus amigos y Mel se acercaron a consolarla.
—Bueno, si alguien tiene alguna duda o una opción alternativa, la podemos considerar —dijo Roir con una sonrisa maliciosa.
Se le notaba en la cara que quiere ser el representante de la clase; eso le dará más popularidad. Parece que es el tipo de persona que se preocupa por el "qué dirán de mí". Solo quiere inflar su ego.
Nadie respondió. Yo también creo que la votación es la mejor opción; así podemos elegir a los más competentes.
—Como nadie habló, entonces se hará por votación. Será de esta forma: como yo inicio, daré mi voto. Pueden mencionarse a sí mismos. Yo voto por mí mismo. Creo que soy el más competente para asumir el cargo —anunció Roir, dibujando un cuadro en el pizarrón con su nombre y un punto.
En total somos 30 compañeros: 18 mujeres y 12 hombres. Es muy probable que las mujeres elijan a Roir, mientras que los hombres quizás elijan a Mel o Naomi. La razón es simple: no quieren que Roir sea el representante, ya que eso le dará un impulso aún mayor a su popularidad. Robará todos los corazones de las chicas y no quedarán más corazones por conquistar.
En mi caso, no me importa quién gane; solo espero que no me seleccionen.
Las votaciones continuaron. Después de un rato, ya habían votado 13 compañeros. La lista mostraba una gran ventaja para Roir con 6 votos. En segundo lugar, estaba Mel con 4 votos, y en tercero estaba Naomi con 3 votos. Luego, comenzó la segunda ronda con Mel.
—Mel, te toca votar —dijo Roir con una sonrisa de oreja a oreja.
—Oh, es mi turno de votar —respondió Mel con una sonrisa—. Voto por Dylan.
Era de esperarse…
Espera, ¿qué? Pensaba que se votaría a sí misma. Vi cómo la sonrisa se le borró de la cara a Roir. Extraño.
Mel se sentó en su sitio, cruzó sus piernas y sus brazos. Con el voto de Mel, ya no habrá marcha atrás; mis compañeros notarán mi existencia en las votaciones. Genial, ahora tengo un voto, ocupando el cuarto lugar. Gracias, Mel. (RISA SARCASTICA INTERNA)
Se desató un bullicio; las chicas comenzaron a hablar y los chicos también, con sus miradas dirigidas a mi lugar.
—¡Silencio, aún no terminan las votaciones! —repuso nuestro tutor con una sonrisa, dejando todo lo que estaba haciendo para prestar atención a las votaciones. Por un instante, su mirada se dirigió hacia mí.
Después de que Mel diera su voto, siguieron votando más compañeros. Ya habían votado 28 compañeros, es decir, solo quedaban 2 votaciones: las de Merry y la mía. No debí preocuparme demasiado; después de que Mel votara por mí, solo otros 3 estudiantes votaron por mí. Fueron el trío. La lista hasta el momento quedó así:
ROIR 10
MEL 9
NAOMI 5
DYLAN 4
Aunque Merry y yo votemos por mí mismo, no alcanzaré a Roir.
—Merry, te toca votar —anunció Roir.
—Mi voto va dirigido a Mel —respondió Merry.
Vaya, no me esperaba esto. Ahora Mel y Roir están empatados. Mi voto será el que decida todo.
—Dylan, es tu turno de votar —dijo Roir, con una sonrisa anticipando el desenlace.
Me levanté de mi asiento y miré la tabla: ahora Roir tenía 10 votos y Mel también 10. ¿Por quién voto?
El tiempo parecía pasar lentamente, o al menos así lo sentía. Miré hacia Mel; no me estaba mirando, me daba la espalda. Luego dirigí mi mirada a Roir; su sonrisa era la misma que había tenido todo el mes anterior. Finalmente, observé a nuestro tutor, que lucía una sonrisa macabra.
Es absurdo buscar respuestas en las caras de mis compañeros.
¿Mel o Roir?
Ambos me caen bien. Mel es mi amiga, y aunque Roir no es mi amigo, tiene un aura que hace parecer que lo es. Sin embargo, si solo quiere el puesto para inflar su ego, no me interesa.
Ya tengo decidido mi voto.
—Mi voto va dirigido a…
—Tenemos un ganador. Ahora leeré los resultados finales de los participantes —anunció Roir.
ROIR 11
MEL 10
NAOMI 5
DYLAN 4
—Con esto quedamos, que yo seré el representante de nuestra clase —empezó a dar un discurso —Espero que confíen sus dudas y peticiones, yo daré todo mi esfuerzo para poder conseguir las preciadas recompensas que da la preparatoria Igolide III
Empezamos a aplaudir.
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PLAN PLAN —el sonido de las campanas indicó que era hora del almuerzo. Después de las votaciones, nuestro tutor le dijo a Roir: "TE ESPERO EN LA SALA DE PROFESORES DURANTE LA HORA DEL ALMUERZO".
Me dirigía al comedor solo; Merry tuvo que quedarse para resolver los problemas de matemáticas. Iba a acompañar a Mel, pero me dijo que iba a ir al baño primero y que podría adelantarme.
¿Acaso hice algo mal? Pensándolo detenidamente, no estoy seguro de por qué elegí a Roir. Mel no mencionó nada del tema después de las votaciones…
Busqué un sitio en el comedor, pero estaba abarrotado de gente, así que me dirigí al edificio viejo. Este edificio tiene las mejores vistas que ofrece la preparatoria, y el aire tranquilo era un alivio.
Empecé a comer, cuando me sorprendió una voz familiar.
—¿Todo bien, Dylan? —preguntó nuestro tutor, que estaba fumando y tenía la mano derecha en el bolsillo de su abrigo.
—Oh, profesor, ¿cómo va con Roir? —respondí, sintiendo una necesidad urgente de cambiar de tema. No sé por qué no quería responder a su pregunta, pero sentía una creciente incomodidad.
El tutor sonrió ante mi intento de desviar la conversación, notó el cambio abrupto en el tema.
—Sí, todo va viento en popa —dijo Jorh con una sonrisa. —Roir es un chico muy… —hizo una pausa, buscando la palabra adecuada. —Competente. Me parece que se rodea de los elogios de sus trabajos. No es un mal chico. Roir ahora será su nuevo representante por 3 años. ¿Tienes algo que decir, Dylan?
¿Decir algo? No sé qué decir. Solo fue elegido por mi voto, pero siento que hice algo incorrecto. El peso de la decisión me estaba abrumando.
No respondí. El silencio se hizo incómodo.
—¿Cómo te sentiste cuando Mel votó por ti, Dylan? —preguntó Jorh, su rostro serio y atento, intentando descifrar mi expresión facial.
¿Cómo me sentí cuando Mel votó por mí? No estoy seguro si Mel quería ser la representante de la clase. Sus acciones después de las votaciones no lo aclararon.
Jorh continuó con sus preguntas, bombardeándome con un torrente de interrogantes.
—¿Qué pensaste cuando votaste por Roir?
No lo sé, en ese momento decía que no me importaba quién ganara, pero ahora… el peso de mi decisión parecía más grande. No tenía una respuesta clara para esa pregunta.
—¿Cómo crees que se siente Mel ahora?
Eso fue la gota que colmó el vaso. ¿Cómo se siente Mel? No me importaba cómo me sentía yo. Me cuestionaba por qué asumí que Mel no quería ser la representante en ese momento.
Miré a Jorh, que parecía esperar una respuesta. La incertidumbre me estaba envolviendo, y me sentí atrapado entre las expectativas y la realidad de la situación. ¿Qué significaba realmente mi voto y cómo afectaría a nuestra amistad? Me puse nervioso, el profesor estaba logrando su cometido,
cavando con sus preguntas para llegar a la verdad. Su habilidad para leer entre líneas me hacía sentir como un niño expuesto ante un maestro que sabía más de lo que parecía. Me daba
cuenta de que aún no soy rival para alguien como él. Su mirada intensa y su capacidad para desarmar mis respuestas me hacían cuestionar si realmente estaba listo para enfrentar mis propias
decisiones.
—No sé, profesor, lo que sentí en ese momento, tampoco sé cómo se siente Mel.
—Corrección, Dylan, tú sí sabes cómo se siente Mel, y también sabes por qué votaste por Roir.
Las palabras del profesor resonaban en mi mente, como un eco que amplificaba mis propias inseguridades. El silencio se hizo denso entre nosotros, cargado de la presión de enfrentar una
verdad incómoda.
El profesor continuó fumando, el humo serpenteaba en el aire, creando una neblina que parecía reflejar mis pensamientos confusos. Cada bocanada de humo parecía acentuar mi
incomodidad, como si cada anillo de humo representara una pregunta sin respuesta que se arremolinaba en mi mente.
—Profesor, ¿me puede dejar solo? —mi voz sonó más firme de lo que me sentía.
Sin una palabra, el profesor me concedió mi deseo. Empezó a caminar con una calma imperturbable, arrojó el cigarro al suelo y lo apagó con la punta de su zapato. Su figura se desvaneció en las escaleras, dejándome solo con mis pensamientos. Me sentí como si me hubieran dejado en una sala de espejos, rodeado por
mi propia confusión y dudas.
¿¿¿Por qué actué así???
En la soledad de la azotea, la claridad comenzó a emerger.
Ahora, mirando hacia patio de atletismo. Me di cuenta de que
había estado actuando con inmadurez, como un niño que teme
perder su jugyete nuevo. Intenté poner mis propios intereses
por encima de los de Mel, temiendo que me dejara, que me
abandonara a mi antigua soledad. Mi miedo a regresar a un
estado de abandono me había llevado a tomar una decisión
precipitada.
Me sentí como si estuviera ante un espejo emocional, viendo el
reflejo de mis inseguridades y deseos. Me pregunté cómo había
llegado a este punto, por qué había permitido que mis
emociones dictaran mis acciones. Era como si me hubiera
atrapado en una red de mis propias construcciones mentales.
—Dylan, piensa bien antes de actuar. No te dejes influenciar por
tus emociones —me dije a mí mismo, susurrando para que solo
yo pudiera oírme. Las palabras resonaron con una mezcla de
arrepentimiento y determinación.
Respiré hondo, tratando de calmar el torbellino en mi interior. La
presión en mi pecho se relajó un poco con cada exhalación.
—Lo siento, Mel.
—¿Dijiste algo, Dylan? —una voz me sacó de mi
ensimismamiento. Era Mel, con su cabello rosado que caía en
cascada y sus ojos, que reflejaban una intensidad tranquila.
Mi corazón se aceleró. Miré a Mel, que me observaba con una
mezcla de curiosidad y preocupación. No sabía si debía admitir
mi error o simplemente mantener el silencio. Me sentía
expuesto, vulnerable.
—Oh, Mel —tosí para despejar mi voz y encontrar una postura
adecuada—. ¿Qué estás haciendo acá?
—Me encontré con nuestro tutor Jorh. Le pregunté si había visto
a Dylan y me dijo que estabas en la azotea del edificio viejo —
repuso Mel, con una calma que contrastaba con la tormenta
interna que sentía.
Se sentó a mi lado en el suelo, desplegando su almuerzo con una
sencillez que me hizo sentir aún más torpe. Abrió su tupper,
revelando un arroz con verduras y pollo, la comida hecha en
casa, simple pero reconfortante. Empezó a comer con
tranquilidad, y por un momento, el entorno se calmó, como si el
simple acto de compartir un almuerzo pudiera mitigar el caos
emocional.
La vista desde la azotea ofrecía un panorama impresionante, la
ciudad extendiéndose hacia el horizonte. Mel, con su presencia
serena, parecía ser un ancla en medio de mi tormenta interior.
Me di cuenta de que mi preocupación y egoísmo habían nublado
mi juicio, y que el verdadero valor estaba en reconocer mis
errores y en cómo enfrentaba la realidad.
—¿Todo bien? —preguntó Mel, con un tono que mezclaba
preocupación y curiosidad.
Asentí, con la intención de ser sincero, pero sin saber
exactamente por dónde empezar. El silencio entre nosotros era
ahora más cómodo, y mientras miraba el horizonte, sentía que
poco a poco, comenzaba a encontrar mi propio equilibrio,
continuo Mel:
—¡Whao, Dylan! ¿Teníamos este lugar todo este tiempo y nunca
lo mencionaste? —dijo Mel con una mirada brillante,
observando el patio de la preparatoria desde la azotea.
Su entusiasmo era contagioso, pero yo tenía un nudo en el
estómago. Sabía que este era el momento. El momento
perfecto.
—M-Mel... —tartamudeé, sintiendo mi garganta seca—, ¿querías
ser la representante de la clase?
El silencio que siguió fue sofocante. Mel no respondió de
inmediato. Parecía que el tiempo se había detenido mientras sus
ojos seguían fijos en el horizonte. Luego, con una suavidad que
me dejó aún más inquieto, finalmente habló.
—Dylan, no te preocupes por eso —su voz sonó tranquila, pero
algo en su tono me hizo sentir aún más culpable—. Seguro que
tenías tus razones para votar por Roir. Además, yo no quería ser
la representante de la clase. Es mucho trabajo para alguien como
yo.
Llevaba una sonrisa fingida. No pude evitar notar cómo sus
labios se curvaban, pero sus ojos no brillaban como de
costumbre. Esa sonrisa no era la de la Mel que siempre irradiaba
energía y confianza. No... era una fachada.
—Lo siento, Mel... —murmuré para mí mismo, aunque sabía que
no había suficientes palabras para enmendar lo que sentía.
Mel pareció captar el peso de mis pensamientos, pero, como
siempre, prefirió suavizar las cosas. Siempre tan comprensiva.
—Ya no importa, Dylan —dijo, quitándole importancia—.
Dejemos que circulen las aguas pasadas. Vamos a seguir
comiendo antes de que se enfríe.
Asentí, sin encontrar las palabras para seguir. Comimos en
silencio durante un rato. Mientras ella continuaba, yo ya había
terminado. Me levanté y me acerqué a las barandillas de la
azotea, mirando hacia el patio. La vista era hermosa, como si el mundo allá abajo se detuviera mientras nosotros compartíamos
este momento en la calma.
—Mel, ven aquí —le dije, sin apartar la vista.
Escuché su sorpresa en el movimiento de sus cubiertos. Giré la
cabeza y la vi observándome, un poco desconcertada, pero con
curiosidad en los ojos. Me acerqué, extendiendo mi mano hacia
ella para ayudarla a levantarse.
Mel cerró su tupper con cuidado y lo dejó a un lado antes de
tomar mi mano. Sentí su calidez, y en ese breve contacto, algo
dentro de mí pareció acomodarse. Quizá era mi manera de
reconciliarme.
Nos paramos uno junto al otro, hombro con hombro, mirando el
patio de la preparatoria en silencio. El viento comenzó a soplar,
suave pero firme, levantando los mechones de su cabello rosado,
haciéndolo ondear como un delicado velo en el aire.
—Hermoso... —susurré sin pensar.
Pero no solo hablaba de la vista.
Mel giró ligeramente la cabeza hacia mí, como si hubiera captado
el significado detrás de mis palabras. Sus ojos, aquellos ojos que
momentos antes parecían llevar una carga, ahora brillaban bajo
la luz del sol.
En ese momento, algo cambió. Había algo en su mirada, en la
manera en que el viento jugaba con su cabello, que me hizo
darme cuenta de lo afortunado que era por tener a alguien como
Mel. No importaba lo que hubiera pasado antes. Lo que
importaba era esto. Aquí. Ahora.
—Gracias, Dylan —dijo, con esa voz suave que solo ella podía
tener—. Por este lugar.
Me quedé en silencio, asintiendo ligeramente. Tal vez no había
solucionado todo, pero este momento, este pequeño gesto de
compartir algo tan simple como una vista, era un primer paso
para alago más.
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12 días para el 14.
—Buenos días, hermanita —saludé mientras me sentaba a la
mesa. Mi hermana estaba en la cocina, vistiendo el mismo
delantal de ayer, preparando el desayuno.
—Buenos días, hermano —respondió sin mucho entusiasmo,
trayendo waffles para los dos. Junto a ellos, había un chocolate
en forma de corazón. Recordando el incidente de ayer, cuando
casi muero por intoxicación, me juré a mí mismo no caer en la
misma trampa.
—Vamos, hermano, ¿no quieres probar este delicioso chocolate?
—dijo mi hermana con una sonrisa maliciosa, claramente
disfrutando el juego.
Tragar saliva.
Me mantuve en silencio, firme en mi decisión de no ceder. Pero
ella, como siempre, tomó la iniciativa. Agarró el chocolate y se lo
llevó a la boca, soltando un exagerado "Mmm, está delicioso."
Maldita sea, debí aceptarlo primero. Observé mientras dejaba la
mitad del chocolate en mi plato y se levantaba para llevar su
plato a la cocina.
Ya está, no puedo dejarlo ahí. Si ella dijo que estaba bueno...
aguanté unos segundos más antes de ceder a la tentación. Tomé
el chocolate y lo metí entero en mi boca.
Error. Gran error.
Comencé a toser y casi vomito de inmediato.
Mi hermana salió de la cocina justo a tiempo para verme sufrir,
con la misma sonrisa triunfante de siempre. Se limpió la boca con
una mano y dijo:
—Gracias, hermano, por ser de nuevo mi conejillo de indias.
La miré con resentimiento mientras ella se dirigía hacia la puerta.
—Nos vemos en la tarde, hermanito. ¡Y no te olvides de tomar
algo para calmar ese estómago! —gritó antes de cerrar la puerta
con un pequeño guiño.
De nuevo, caminando por el pasillo rumbo al salón de clases.
Ayer por la noche la preparatoria envió un aviso anunciando que
los bebederos estarían funcionando desde hoy. Por fin, no
tendré que seguir comprando bebidas que me cuestan un ojo de
la cara.
Hoy nos toca clase con la profesora Valery, nuestra profe de
literatura y además dirigente del club.
Al llegar al salón, abrí la puerta y saludé como de costumbre:
—¡Buenos días a todos!
Llevo un mes saludando así, y nunca, nunca nadie me había
respondido. Excepto, claro, mis dos amigas.
—Buenos días, Dylan —respondió Roir, acompañado por un par
de compañeros más.
¿Qué? Mi cara debió haber sido un poema de sorpresa. Desde
cuándo… ¿sabían de mi existencia?
Me dirigí a mi asiento, aún en shock. Mi vecina de clase no
estaba, lo cual era raro, porque ella siempre llega antes que yo.
También noté que Mel no había llegado aún.
Algo definitivamente se siente extraño hoy.
Todavía faltan veinte minutos para que empiecen las clases, así
que decido aprovechar el tiempo y explorar los nuevos
bebederos. Por eso traje una botella, estrategia ganadora. Según
el informe de la preparatoria, instalaron bebederos en la
entrada, la cancha de atletismo, y varios otros lugares
estratégicos. Pero el que más me interesa es el que han colocado
en el edificio viejo.
Me dirijo allí, cruzando el campus. Para llegar al edificio viejo
desde el salón, tengo que pasar por la sala de profesores.
—¡Profesora, déjenos ayudarla! —escucho a unas chicas ofrecer
su ayuda.
—Lo siento, chicas, no quiero ser una molestia. Tengo que llevar
estas hojas al salón 1B. Esta será su prueba de literatura —
responde la profesora Valery, agradeciendo la oferta, pero
declinándola cortésmente.
¿Prueba? Nuestro salón es el 1B, y lo más importante, ¡nadie
mencionó una prueba! La profesora Valery no había dado
ninguna advertencia sobre eso en clases anteriores.
Mientras paso por la puerta del salón de profesores, esta se abre
de golpe, y sale Merry cargando un montón de hojas. Este es el
típico momento donde choquemos y, mágicamente, me
convierta en su novio, como en esas novelas de romance… Pero,
por supuesto, esto es la vida real, así que me hago a un lado para
evitar el choque. Sin embargo, el destino es cruel, porque de
todas formas ocurre la tragedia.
—¡Auch! —Merry se cae de rodillas, las hojas volando por todas
partes.
—¡Dylan! ¡Mira lo que hiciste! —me reprende la profesora
Valery, mientras se agacha rápidamente para recoger los
exámenes. Ni siquiera se molesta en preguntar si Merry está
bien. Al menos la profesora recuerda mi nombre… No te rías,
Dylan. Mantén la compostura.
Pero no puedo evitarlo.
—¡Jajajaja, Merry, lo siento, pero jajaja! —no puedo contener la
risa, a pesar de saber que no debería.
—Oh, Dylan, ¿no sabes que este es el momento en el que
deberías estar consolando a Merry en lugar de reírte? —dijo
Mel, apareciendo a un lado, con su largo cabello ahora recogido
en una elegante cola de caballo. A pesar de sus palabras, no
puede ocultar su sonrisa traviesa.
Me doy cuenta de que está conteniendo la risa, vamos, ríete de
una vez. Pero por supuesto, ella lo maneja mejor que yo.
—¡Deja de reírte y ven a ayudarme! —Merry me reprende con
un tono severo mientras intenta levantarse, con su rodilla
visiblemente roja y rasguñada por la caída.
Me acerco, todavía conteniendo la risa.
—¿Estás bien, Merry? —le ofrezco mi hombro para que se apoye
y logre levantarse.
—Estoy bien, gracias. Solo me duele un poco la rodilla.
—¿Merry, estás segura? —pregunta Mel, poniéndose al otro
lado de Merry, con una sonrisa amable y unas pequeñas lágrimas
de risa asomando en sus ojos.
El ambiente se relaja un poco más con la ayuda de Mel, pero
vaya situación caótica…
Después de la "tragedia" que no fue para nada mi culpa, nos
dirigimos a la enfermería. Al llegar, lo primero que vemos es al
enfermero, un hombre mayor, encorvado en su asiento,
dormitando profundamente. No tiene ni un solo cabello en la
cabeza y lleva una bata blanca que apenas se distingue entre las
arrugas de su postura.
—Buenos días —saludo en voz baja, pero no obtengo respuesta;
el hombre sigue sumido en su sueño.
Mel, más decidida, se acerca y le da un toque en el hombro,
sacudiéndolo suavemente hasta que, con esfuerzo, comienza a
despertar.
—Ho-hola muchacha… ¿qué te trae por acá? —responde con voz
rasposa, parpadeando con esfuerzo.
—Mi compañera se ha caído y se lastimó la rodilla. ¿Podría
revisarla, por favor? —pregunta Mel con una sonrisa amable.
El viejo enfermero, moviéndose lentamente, nos indica que
ayudemos a Merry a sentarse en la camilla. Observa su herida,
luego se levanta con cuidado y se dirige a una estantería.
Regresa con un vaso de agua y lo aplica sobre la rodilla de Merry,
seguido de agua oxigenada que hace burbujas sobre el rasguño.
Finalmente, después de limpiar la herida, coloca una gasa y la
asegura con una venda bien ajustada.
—¿Cómo te sientes? Intenta doblar la rodilla —dice el viejo, observando
con una mirada seria pero tranquila.
Merry sigue sus instrucciones, pero al mover la rodilla, emite un
pequeño quejido.
—Me duele un poco… pero puedo soportarlo.
El anciano asiente en silencio y vuelve a su asiento,
acomodándose como si estuviera dispuesto a retomar su siesta.
—Bueno, chicos, váyanse. Quiero dormir —dijo con un tono firme,
sin rodeos ni despedidas amables. Es sorprendente cómo su
energía cambió tan rápido.
Nos miramos entre nosotros, un poco perplejos, pero
obedecemos. Apenas salimos, los ronquidos del anciano ya se
escuchan a través de la puerta cerrada.
Afuera, nos encontramos con la profesora Valery, que está de pie
con los brazos cruzados, charlando animadamente con el
profesor Jorh. Ella sostiene los exámenes en una mano mientras
ambos parecen atrapados en una conversación llena de sonrisas
cómplices.
—Ohhh, profesora Valery, ¡no sabía! —dice Mel con una mirada
pícara, insinuando algo más.
—¡Oh, Mel! No digas tonterías. El profesor Jorh es solo mi amigo
de la infancia —responde la profesora Valery, CRAK ¿escucharon
eso?
Nuestro tutor Jorh algo incómodo, mira su reloj, como si
estuviera buscando una excusa para cambiar de tema.
—Bueno, Valery, mira la hora. Ya es momento de que volvamos a
clase —dice con una sonrisa tensa.
—¡Oh, cierto! ¿Cómo te encuentras, Merry? —pregunta Valery,
cambiando rápidamente el tema al ver la venda en su rodilla.
Merry asiente en silencio, y con un gesto, la profesora nos indica
que la sigamos de vuelta al salón.
Mientras caminamos, no puedo evitar notar que el profesor Jorh,
por un segundo, parece abatido, con la cabeza baja. Le pongo
una mano en su hombro derecho, como una señal de apoyo
silenciosa. Él levanta la mirada, y en ese breve intercambio de
miradas, sé exactamente lo que está sintiendo. A veces, las
palabras sobran.
El salón de clases estaba lleno de ruido, todos charlaban y reían
debido a la tardanza de la profesora Valery, quien llegó después
de la hora habitual de inicio.
—Todos, tomen asiento —dijo ella al entrar, su tono firme y
autoritario—. Hoy tienen un examen de literatura. No será nada
difícil.
La sonrisa que acompañaba sus palabras era macabra. Era
evidente que su afirmación no podría estar más lejos de la
realidad. Suspiré profundamente mientras la escuchaba
continuar:
—El examen tratará sobre obras literarias, así como sobre
autores que han ganado el Premio Nobel de Literatura.
Cuando comenzó a repartir las hojas, las pasó de adelante hacia
atrás. Al recibir la mía, me llevé una sorpresa. La primera página
no tenía preguntas... solo un dibujo caricaturesco de la profesora
Valery con una burbuja de diálogo que decía: "Si fallas una
pregunta, te repruebo todo el año". ¿Una amenaza? Esto solo
hacía que la situación pareciera aún más intimidante.
—Den vuelta a sus hojas. Tienen una hora.
Con nerviosismo, di vuelta a la hoja y comencé el examen.
Primera pregunta... venga, espero que esto sea fácil.
Suspiro largo. Bueno, el examen no fue tan sencillo como la
profesora había insinuado. Tras terminarlo, Valery salió del salón
porque la llamaron desde la oficina de los directivos, lo que dejó
a todos relajados. A lo lejos, vi a Mel conversando
animadamente con un grupo de chicas, entre ellas Naomi.
De pronto, Merry, quien estaba sentada junto a mí, me
interrumpió con una pregunta:
—¿Cómo te fue en el examen?
Ella observaba cómo yo jugaba distraídamente con mi lápiz,
haciéndolo girar entre mis dedos.
—¿Cómo me fue? Bueno... me compliqué un poco, pero logré
encontrar las respuestas. ¿Y tú?
Merry sonrió con esa expresión de satisfacción que solía tener
cuando algo le salía bien.
—A mí me pareció fácil, realmente. Las preguntas eran bastante
directas. La profesora tenía razón, no fue complicado.
Sabía que ella lo diría. Merry era una lectora apasionada,
siempre devorando libros, y, además, formaba parte del club de
literatura. Es más, ella misma estaba escribiendo su propio libro.
Recientemente, había entregado uno al consejo estudiantil que
trataba de un romance gay. Vaya elección de tema. Sólo espero
que no tengamos problemas con eso.
—Por cierto, ¿estarás bien cuando tengamos educación física?
—Oh, hablas por mi rodilla —respondió, tocando ligeramente la
venda que aún llevaba—. No te preocupes, lo puedo soportar.
Aunque, sinceramente, ¿por qué no me atrapaste cuando me
caí?
Sonreí nervioso, levantando las manos como si me declarara
inocente.
—Bueno, no es como si supiera que te ibas a caer en ese preciso
momento… ¿o no?
Escuché una risita tierna. Merry, a veces puede ser muy linda y adorable.
—Además, te ayudé a levantarte, te presté mi hombro para que
pudieras ir a la enfermería —le recordé con un toque de orgullo.
—No te lo voy a negar, pero también recordemos que fuiste el
primero en reírte. ¿Acaso te divierten las desgracias ajenas? —
respondió Merry, levantando una ceja en señal de reto.
—No me río de las desgracias de los demás —dije, intentando
defenderme—. Pero ahora que somos amigos, pues… confío en
ti, y me río contigo, no de ti. Así que, claro que me reiré de tus
pequeños tropezones, te apoyaré en tus días malos y te cuidaré
cuando lo necesites. ¿No es para eso que están los amigos?
Merry se quedó en silencio, procesando mis palabras. Su
expresión pasó de sorpresa a una ligera sonrisa y, para mi
sorpresa, sus mejillas se tiñeron de un suave color rojo.
—Dylan… no te di las gracias ayer —murmuró finalmente.
—¿Gracias? ¿Por qué?
—Por ayudarme con los problemas de matemáticas. De verdad
me salvaste.
La verdad es que si Mel no me hubiera mencionado el asunto, ni
me habría enterado, pero bueno, de todas formas, no la iba a
dejar en la estacada.
—Fue un trato entre amigos, Merry —respondí con una sonrisa,
intentando quitarle importancia.
Ella me devolvió una sonrisa cálida, de esas que derriten el
corazón.
¡Plan! ¡Plan! Las campanas anunciaron el final de la clase de
literatura. La profesora Valery nunca regresó, así que ahora nos
tocaba la clase de educación física.
—Bueno, veamos si de verdad puedes con la clase, tal como
dijiste antes —comenté con una media sonrisa, mirándola de
reojo.
Merry asintió con seguridad, con una expresión de confianza
desbordante. Vaya cambio, parecía lista para comerse el mundo.
Nos dirigimos a los vestuarios para cambiarnos. El ambiente en el
lugar siempre es un poco incómodo, pero hoy parecía diferente.
—¡Whao! Jamás dejará de impresionarme el cuerpo que tienes,
Roir —comentó uno de nuestros compañeros, admirando los
bien definidos abdominales de nuestro amigo.
No puedo negarlo, Roir es el tipo de chico que parece sacado de
una revista de fitness. Abdominales marcados, brazos fuertes, y
una postura que parece atraer las miradas de las chicas. Yo, por otro lado… bueno, digamos que tengo lo mío también, aunque
no tan marcado. ¿Mis abdominales? Sí, ahí están, solo que más
discretos, eso es todo.
El grupo de chicos observaba a Roir con ojos llenos de
admiración, casi como si fuera una especie de fenómeno. Pero
después de verlo tantas veces, la novedad ya se había
desvanecido para mí.
—Dylan —escuché la voz de Roir, que se acercaba mientras
sacudía su brazo derecho—, tengo una pregunta. ¿Tienes tiempo
después de la salida?
No sé por qué, pero la pregunta de Roir me dio la sensación de
que tenía un matiz de "te espero a la salida".
—A-a Roir, sí, claro, tengo tiempo. ¿Vamos a demorar mucho? —
respondí, intentando sonar casual, aunque mi mente estaba
dando vueltas.
—No, para nada. Bueno, entonces nos encontramos en la puerta
de la preparatoria —dijo Roir con una sonrisa confiada.
"No, para nada, te destrono en un segundo" pensé en broma,
mientras me reía por dentro.
Roir se fue con su típica confianza, dejándome con una mezcla de
curiosidad y nervios. ¿Qué plan tendrá en mente? Me dirigí al
campo de deportes con el resto del grupo, mientras mi mente
seguía dándole vueltas a la misteriosa invitación.
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—¿Desde cuándo te están creciendo tanto Merry? ¿puedes
soportar ese peso que cargas? —dijo Naomi, con ojos bien
abiertos
—D-de que hablas Naomi.
—Oh vamos Merry, a mi no me engañas, sé que tienes un
secreto.
Su mano, dedos lo estaba moviendo de una forma rara.
—Detente Mel —dije con un tono severo
—Whao, no sabía que Merry tenía ese lado.
—¿Recién te enteras? Jaja que novata yo ya lo sabía en el primer
día de clases.
Mel también ya conoce este lado.
Eso es mentira Mel, no me atrevo a decir, Mel aún seguía
jugando con sus dedos.
—Bueno Mel, en tu caso, solo te puedo decir come y algún día
crecerán.
Uy eso fue un golpe duro, me enteré que Mel tiene un complejo
con sus pechos.
Pero también hay hombres que le gustan a las chicas sin pechos
"RISA MALVADA INTERNAMENTE"
Mel se llevo su mano a su pecho, abrazándose a si misma para
poder consolarse.
Empezó a darme pena.
Sentí unos brazos, por parte de mi cintura, era Naomi.
—Na-Naomi que crees que estás haciendo.
—Oh vamos, Merry, no es momento que finjas esa personalidad
de chica tímida —empezó a jugar con mis senos.
—¡¡¡Kyaaaaaaaaa!!!
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El profesor de educación física es un hombre gordo, lo cual
resulta irónico, ¿no? Lleva un polo blanco y un short rojo, y
también un gorro del mismo color. Además, tiene un sándwich y
una gaseosa en la mano.
—Bueno, estudiantes, hoy vamos a empezar con el
calentamiento, y luego correrán diez vueltas alrededor del
campo —anunció con un tono enérgico.
¿Diez vueltas? No sé cómo voy a soportar esto. Ya me estoy
muriendo después de seis.
—¡¡¡Vamos, a moverse!!!
El grito llegó desde el borde de la pista, era Naomi, con su
energía inagotable. El profesor nos dio instrucciones para
estirarnos primero y luego comenzamos a trotar. Nos dividió en
dos grupos: chicas y chicos, pero correríamos en la misma pista.
—¡Fin del calentamiento! Chicos, formen una fila y prepárense.
¡VAMOS!
Empezamos a correr. Roir, como era de esperar, estaba a la
cabeza, dejándonos a todos en el polvo. Los ánimos de las chicas
eran constantes, animando a sus compañeros.
—¡Ahora es el turno de las chicas, VAMOS!
Las chicas comenzaron a correr. Naomi lideraba, seguida de
cerca por Mel. Y al final, estaba Merry, no solo por su herida en
la rodilla.
En la quinta vuelta, ya estoy deseando un poco de agua, y con
este calor, me estoy deshidratando.
—¡AUCH! —exclamé, cuando Mel me dio otro golpe en el
costado durante la novena vuelta. Cada vez que nos cruzamos,
no pierde la oportunidad para darme un pequeño golpe. Quiero
vengarme, pero para eso tendría que correr más rápido, y ya
estoy exhausto.
—Vamos, ¡alcánzame si puedes!
Se me marcó una vena en la sien. Roir y Naomi ya han superado
las diez vueltas, no sé cuántas exactamente, pero claramente
están en modo imparable. Qué resistencia tienen estos dos.
—Vamos, Dylan, no te rindas —animó Merry, con la respiración
agitada y el sudor corriéndole por la cara. Estaba roja como un
tomate, al igual que yo.
—Tú no eres la persona adecuada para darme ánimos, Merry. ¡Ni
siquiera has pasado de la tercera vuelta!
—¡¿Qué estás diciendo?! Esta es mi cuarta vuelta. Además, aún
tengo resistencia suficiente para completar las diez vueltas —
protestó, jadeando.
—Sí, claro, entonces trata de alcanzarme.
Saqué más energía de la que no sabía que tenía y me alejé de
Merry, que tenía una expresión de enojo en su rostro.
Stop, ya no puedo más, en serio, ya no puedo. Mejor empiezo a
trotar. Espero que el profesor no nos esté viendo pensé,
mientras intentaba disminuir el ritmo.
Comencé a buscar al profesor, y lo encontré recostado en una
silla, tapándose la cara con su gorro. ¿En serio? Yo aquí
muriéndome y él está echado como si nada.
De repente, sentí una mano en mi hombro derecho, y al
tocarme, noté que estaba húmeda y un poco pegajosa. Me volví
con desagrado para ver a Merry.
—T-te alcancé —dijo, jadeando.
—¿De qué hablas? Para que me puedas alcanzar, deberías haber
corrido al menos una vuelta completa más.
Agarre su mano para empujarla suavemente y evitar que me
siguiera sujetando.
—Amou, ya verás —murmuró, mientras sacaba ventaja y
empezaba a trotar de nuevo.
A unos pocos metros de distancia, vi a Roir y Mel conversando
animadamente. Ambos tenían sonrisas en sus rostros, lo que me
molesto un poco solo un poco.
—Vamos, completa las diez vueltas, Dylan, ¡tú puedes! —me dije
a mí mismo mientras seguía corriendo.
.
.
.
Finalmente, después de un maratón agotador, me dirigí al
bebedero. Había una cola larguísima de compañeros esperando.
Genial, mi vista se estaba nublando, así que me senté en unas
gradas cercanas y cerré los ojos, intentando recuperar el aliento.
—H-hay una cola larguísima, qué bueno que traje mi botella —
escuché una voz familiar. No me podía confundir, era Merry. Giré
mi mirada y la vi tomando de su botella. ¡Vaya, no me había
dado cuenta antes, tal vez por el cansancio! Merry tenía una cola
de caballo y una cinta blanca que le quedaba muy bien, y su piel
estaba roja por el esfuerzo.
—¿Solo viniste a alardear, o me vas a invitar a beber? —le dije
con un toque de humor.
Se escuchó una risita, y Merry levantó su botella hacia mí.
—Toma —dijo, ofreciéndomela.
—Gracias —respondí mientras bebía con avidez—. ¡Aaaaaaaaa,
mucho mejor!
—¿Y? ¿Ya completaste las diez vueltas? —pregunte con una
sonrisa curiosa —No me respondió de inmediato. Apartó su
mirada y empezó a jugar con sus pies, pateando el aire mientras
evitaba mi mirada —Jajaja, ni siquiera me empataste. ¿Hasta
dónde llegaste?
—Llegué a la vuelta 7 —admitió, sintiendo una mezcla de orgullo
y agotamiento.
—Está bien, superaste tu récord de la vez pasada —comente,
Merry. La última vez solo había llegado a 5 vueltas.
—Gracias. ¿Me puedes devolver mi botella? —me pidió.
—Ah, sí, claro —respondí, mientras se lo llevaba a la boca y bebía
lo que quedaba.
No pude evitar echarme atrás en las gradas y mirar el cielo
despejado. Era verano, y se escuchaban las cigarras a lo lejos,
creando una sinfonía natural que contrastaba con el caos de
nuestra sesión de educación física
Como nuevo, me impulse para levantarme, y Merry hizo lo
mismo.
—Qué calor hace —dijimos al mismo tiempo.
Nos miramos y nos echamos a reír, compartiendo un momento
de complicidad en medio de la agotadora sesión de educación
física.
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Hora de salida. Estoy esperando afuera de la preparatoria,
pensando en cuánto dinero tengo. Si Roir quiere una pelea,
¿podré comprarme la salida de esta situación con...?
Reviso mi billetera. Sí, con esto debería bastar.
—Hola, Dylan. Gracias por esperar —dijo Roir, acercándose con
una expresión seria—. Antes de hablar, ¿podrías acompañarme?
Asentí en silencio. Era de esperar, no quería que nadie viera lo
que iba a suceder. Nos dirigimos hacia la parte trasera del
edificio viejo. Antes de que pudiera decir algo, ya estaba
preparando la billetera.
—Por favor, no quiero pelear. No tengo mucho dinero —le
mostré la billetera—. Espero que esto sea suficiente.
Roir alternó su mirada entre la billetera y mi cara, con una
expresión de sorpresa. Levantó su mano y la sacudió
rápidamente.
—No, no, no, no estoy tratando de decir eso. Por favor, guarda
eso. Si alguien nos ve, podrían malinterpretar la situación.
¿Eh? Le hice caso y guardé la billetera.
—¿Seguro? Es que en las clases de educación física sonaba como
si quisieras algo así.
—¿En serio? No tenía intenciones de parecer algo que no te
agradara. Lo siento si te asusté.
Obvio que me asustaste. ¿Quién querría pelear con alguien con
tu físico? Si recibo un golpe tuyo, seguro me manda a volar.
Le di una sonrisa de alivio.
—Entonces, perdón por la mala interpretación. ¿Qué querías
decirme, Roir?
Se tapó la cara con las manos, y pude ver que sus orejas estaban
rojas.
Espera, ¿qué está pasando aquí? ¿No será esto...? No puedo
creerlo. Aunque si es Roir, puedo dudar mi orientación sexual.
—¿P-primeramente, puedes prometer que no contarás a nadie
sobre esta conversación?
"Tragar la saliva."
—L-lo prometo, Roir.
—Puedes…
¿Puedes? No, este es el momento de cortar la conversación.
—Lo siento, tengo alguien que me gusta, no puedo aceptar tus
sentimientos —Espero que esto cuele.
—¿Eh? —Roir sacó sus manos de su cara, levantó la mirada con
una expresión de sorpresa. —No, Dylan, no quiero decir eso.
¿Qué dijo? Oh diablos, no sabía que Roir era un buen actor. No
te preocupes, no lo contaré a nadie. Ven aquí, si necesitas
desahogarte, estoy aquí para ti.
Estiré mi brazo hacia él. —Ven, no te preocupes, así es la vida.
Algunos te romperán el corazón, pero debes seguir adelante —
empecé a acercarme con una sonrisa comprensiva.
—¡Detente, Dylan! Lo estás malinterpretando todo. ¡No pongas
esa mirada! ¡¡Dylan!! Escucha.
Gritó con tal intensidad que el bullicio de las cigarras y los
murmullos se apagaron de inmediato.
—Lo que quiero decir trata sobre Mel.
—¿Mel? ¿Qué tiene esto que ver con ella?
—Solo escucha, Dylan, después puedes hablar.
Eso fue algo inesperado. El tono severo de su voz me hizo asentir
en silencio. Bajé mis brazos y presté atención, mientras mi mente
se revolvía con pensamientos confusos.
—D-Dylan, ¿estás saliendo con Mel?
Salir con Mel. La idea me sorprendió y me descolocó. Mel es
increíblemente bonita, sí, y disfruto mucho hablar con ella y
compartir risas. Sin embargo, la idea de tener algo romántico con ella me desconcierta. Me siento atraído por su encanto, su
alegría y esa forma en que ilumina el día con su presencia. Pero
no puedo permitir que esos sentimientos se manifiesten
abiertamente. Me siento atrapado entre la admiración que tengo
por ella y el deseo de proteger esos sentimientos secretos que
apenas empiezo a comprender.
—¿Mel? No, para nada, solo es mi amiga —dije con una sonrisa
que intentaba ocultar mi creciente incomodidad y el pequeño
dolor de corazón que sentía.
—¿En serio? ¿No estás mintiendo porque sientes que te estoy
amenazando?
—No, Roir, Mel solo es mi amiga —repetí, con una sonrisa más
firme, aunque mi mente estaba en un torbellino de
pensamientos contradictorios.
—Es que escuché rumores de nuestros compañeros que estás
saliendo con Mel.
—Solo son rumores. Estoy desmintiendo esos rumores —afirmé
con más convicción de la que realmente sentía.
—Entonces, no estás saliendo con Mel, ¿no?
—No, Roir, no estoy saliendo con Mel.
Se escuchó un suspiro de alivio por parte de Roir.
—Gracias, Dylan. ¿Me puedes decir si Mel tiene a alguien que le guste?
Hasta donde sé, Mel no está saliendo con nadie, ni siquiera tiene
a alguien que le guste. A veces me pregunto si mis propios
sentimientos hacia ella no están influyendo en mi percepción.
¿Es esto una indicación de que la veo de una manera más
profunda de lo que estoy dispuesto a admitir? Me desconcierta
cómo sus pequeñas acciones y su forma de ser me afectan tanto.
No puedo dejar que esto salga a la luz, no con Roir.
—No, Roir, jamás me comentó que le gusta alguien.
—¿Me puedes decir cuáles son sus gustos?
—¿Sus gustos? Solo la conozco desde hace un mes. Sé que le
encanta comer y nadar. Así que, si quieres conquistarla, la
enamorarías con comida.
Roir comenzó a sacar un cuadernito y un lápiz, anotando con
gran interés. —Nuevamente, gracias, Dylan.
—¿Qué le ves a Mel? Si no quieres responder, no pasa nada.
—No te preocupes, te respondo pregunta por pregunta. Me
interesé en ella a la segunda semana del primer mes. Me gustó
su carisma, su forma de comportarse, su... cuerpo —me reí
internamente—, su manera de hablar con nuestros compañeros.
Mientras Roir la describia, no podía evitar que mi mente volviera
a Mel. Aunque intento mantener las cosas casuales, hay algo en
ella que me atrapa profundamente. Su risa contagiosa, su
manera de moverse con una elegancia natural, cómo ilumina
todo a su alrededor. Todo eso me hace sentir un torbellino de
emociones que trato de controlar. La idea de verla con alguien
más me resulta dolorosa, aunque trato de ocultarlo bajo una
fachada de indiferencia. A medida que escucho a Roir, me
pregunto si mis propios sentimientos por Mel son más profundos
de lo que me permito admitir. Siento una mezcla de celos y
admiración, pero trato de mantenerme firme en mi posición,
ocultando la verdad sobre lo que realmente siento.
—¿Esto no te afectará en tu popularidad? —pregunté, intrigado.
—Mi popularidad no me interesa. —Roir respondió con
determinación.
—¿Entonces, para qué te hiciste el representante de la clase? —
pregunté, con curiosidad.
—Si te digo, no te burlarás, ¿no? —Roir me miró con una mezcla
de seriedad y nerviosismo.
—No, para nada —aseguré, asintiendo.
—Me hice representante porque pensaba que a Mel le gustaban
los chicos que toman el timón del barco —admitió,
ruborizándose levemente. Recordé cómo Roir se había puesto
triste durante las votaciones. —Lucharé para poder ganar su
corazón. Además, tú no eres el más indicado para hablar de
popularidad, ¿sabes que eres popular en el salón, verdad?
—¿Yo? ¿Popular? —Me sorprendió la afirmación. —Si te refieres
a lo que pasó al inicio de clases, ya nadie habla de eso.
—Oh sí, lo que pasó al inicio de clases. —Río nerviosamente. —
Me sorprende que tengas ese lado deportivo —Sí, jeje, lado
deportivo. Casi me muero esta mañana.
—No me lo pude creer, hasta que me lo contó Mel. —Mi mente
se centró en Mel nueavemente, sintiendo una mezcla de
admiración y frustración. —Pero lo que quiero decir es que todos
hablan de que estás en una batalla de triple frente.
Roir notó mi confusión.
—Estás saliendo con la alumna ejemplar de 1A, Emily; la invitas a
comer, se esperan a la hora de salida, e incluso se van juntos. Por
otro lado, estás jugando con los sentimientos de Mel y Merry.
—Ah, esos rumores. —Suspiré, pensando en cómo nadie sabía
que Emily es mi hermana. —¿Eso le llaman popularidad? Creo
que más bien me están tachando de mujeriego.
Roir soltó una risa ligera, pero se detuvo al ver mi expresión.
—Gracias de nuevo, Dylan. Tenía una imagen diferente de ti.
Me preguntaba qué imagen tenía de mí, pero preferí no
profundizar en eso.
—No te preocupes, Roir. Entonces, si eso es todo, me tengo que
ir. —Sonreí con alivio, listo para dejar la conversación atrás.
Asintió en silencio Roir, mientras yo comenzaba a caminar de
regreso.
—Espera, aún tengo algo que decirte —dijo, deteniéndome en
seco. Me giré, notando la seriedad en su rostro.
—¿Algo que decirme? —pregunté, intranquilo.
—¿Sabes si Mel tiene planes para el 14 de febrero? —su
pregunta fue directa y llena de intención.
—No, no tengo idea. —Fruncí el ceño, tratando de ocultar mi
sorpresa. —Pero si quieres, puedo preguntarle. —Roir asintió
lentamente, como si eso fuera una respuesta suficiente.
Nos despedimos, y Roir se quedó un rato más, mencionando que
iba a reflexionar sobre algunas cosas. Mientras me alejaba, no
pude evitar sentir una mezcla de preocupación y admiración por
Mel. ¿Qué le veía Roir? Me pregunté si había algo más en ella
que solo la superficialidad que mostraba a primera vista. Su
carisma, su forma de ser, todo parecía atraer no solo a Roir, sino
también a mí de maneras que no entendía del todo.
Cambié mi percepción sobre Roir. De alguien que parecía
competitivo y compañero, a una persona con un propósito
genuino, buscando conectar con Mel de una manera que me hizo
reconsiderar mi propia actitud hacia ella. Me di cuenta de que no
era solo un rival o un compañero de clase; tenía sentimientos
reales y profundos.
Seguí pensando en Mel mientras, tratando de entender lo que
sentía. La imagen de Mel seguía en mi mente, ahora vista a través de una nueva lente: no solo era la chica con la que podía
bromear y compartir risas, sino también alguien que, quizás sin
saberlo, despertaba en mí sentimientos más profundos de lo
podía comprender.
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13 días para el 14.
Me vengué. Eso es lo que se merece por hacerme esperar. Y
seguiré con mi venganza hasta el 14.
Pero se dará cuenta de que los chocolates tienen un sabor
horrible. Es muy probable que mañana ya empiece a dudar de
ellos o, en el peor de los casos, que los rechace al instante.
—Buenos días compañeros.
—Buenos días Emily —saludaron mis compañeros, se me acerco
mi compañera Bara.
Es muy pequeña; la veo como mi hermana menor. Solo tengo a
ese tonto hermano, y el uniforme le sienta muy bien. Según las
lecturas que lee mi hermano, creo que esto se le llamaría una
'loli'
Su cabello plomo estaba recogido en un moño, y se le notaban
sus dos grandes ojos dorados, como la miel.
—Emilyyyyy —lo dijo con lágrimas en los ojos—, no entendí los
problemas que nos dejó el profesor de matemáticas.
Esos problemas de matemáticas, yo tampoco los entendí al
principio. Tuve que pedir ayuda a mi hermano con uno, pero
luego pude comprenderlos y resolverlos yo sola.
—No te preocupes, Bara. Ven, vamos a sentarnos. Ahí te explico.
Nos dirigimos a nuestros lugares. Bara no se sienta al lado mío; el
que se sienta es Ethan.
—Buenos días Ethan —también lo dijo Bara.
—Buenos días, chicas —dijo, levantando la mirada, o mejor
dicho, la cabeza, ya que estaba recostado sobre la mesa.
—Ethan, ¿nos puedes prestar tu asiento, por favor? —Ethan
asintió. Fue fácil, en serio muy fácil. Ethan se fue a su grupo de
amigos y empezó a charlar.
—Por favor, Bara, toma asiento —dije con una sonrisa.
—G-gracias —respondió, mirando la espalda de Ethan—. Emily,
¿Ethan es tu amigo?
—¿Por qué la pregunta?
—Ah, no es nada, por favor, no lo malinterpretes —dijo,
sacudiendo las manos con una expresión nerviosa.
—Sí, solo es mi amigo —escuché un suspiro de Bara, pero preferí
no darle importancia —. Bueno, Bara, ¿qué es lo que no
entiendes?
—Cierto —empezó a sacar su cuaderno—. No comprendo esta
parte —es la misma parte que yo no pude comprender, así que
será fácil de explicar.
.
.
.
—Buenos días, chicas y chicos —era nuestra tutora, Valery,
siempre tan enérgica, con una hermosa sonrisa. Tuvimos la
suerte de tener a la mejor tutora que podría tener la
preparatoria. Me pregunto cómo será la tutora en la clase de mi
hermano. —Estamos en el mes del amor —todos mis
compañeros asintieron—. No se olviden de que en este mes es
común regalar chocolates a sus parejas. Pero yo tengo un plan, o
mejor dicho, un jueguito para nuestra clase. ¿Qué les parece si
organizamos un 'amigo secreto'? —dijo con los ojos bien abiertos
y brillantes, claramente emocionada por la idea—. ¿Qué dicen?
Bueno sería muy entretenido jugarlo, no tengo a quien darle los
chocolates que preparo.
Todos nuestros compañeros centraron su mirada a mi sitio,
esperando una repuesta.
—Tutora, nos encanta su idea —dije sonriendo.
—Perfecto, Emily. Entonces, por favor, todos arranquen una hoja
y escriban sus nombres para poder iniciar el sorteo —dijo la
tutora mientras se dirigía directamente a su escritorio. También
arrancó una hoja y sacó una pluma—. Bien, chicos, espero que
todos lo hayan hecho. Emily, ¿puedes recoger los papeles, por
favor.
Asentí en silencio y pasé por todos los lugares. Noté que Ethan
estaba sentado en el lugar de Bara.
Le entregue los papeles a la profesora.
—Llamaré uno por uno y recogerán un papel —dijo sonriendo —.
Tal vez ya sepan las reglas, pero para quienes no las conocen, el
nombre que saquen no se lo mostrarán a nadie. Solo se revelará
el día catorce.
Los minutos avanzaron, mis compañeros se paraban y recogían,
me toco mi turno, la profesora Valery tenia una sonrisa.
—Saca un papel, por favor. Y, por cierto, también puedes decirle
a tu hermano que, si quiere participar, solo tiene que venir y
decírmelo.
Es normal que los profesores sepan que Dylan es mi hermano,
ellos tienen nuestros papeles.
—Se lo diré, pero no prometo nada que jugara —dije sonriendo.
Me dirigí a mi asiento, el nombre que me toco es "Ethan" que
coincidencia.
Bara estaba alargando su cuello para poder ver que nombre me
toco. La tutora se fue al frente de la clase.
—Buenos chicos, ya conocen las reglas, pueden regalar
chocolates, peluches de forma de corazón o hasta una carta de
declaración de amor —dijo con un tono bastante raro.
—Profesora, ¿cuándo vamos a avanzar? —dijo Ethan, con una
expresión seria. Entiendo cómo se siente; a mí tampoco me
gusta mucho este ambiente. La tutora lo fulminó con la mirada.
—Oh, Ethan, entiendo que estás impaciente por avanzar. Lo que
hice fue solo para relajar el ambiente. A donde quería llega es
que la preparatoria requiere que elijamos a un representante.
—Un representante es una persona que dirige a la clase durante
los exámenes y juegos propuestos por la preparatoria —dijo
Ethan, dándonos la explicación. En mi caso, es la primera vez que
escucho sobre esto, así que me sorprende que Ethan ya tenga
esa información.
—Oh, vamos, Ethan, esa era mi línea. Bueno, chicos, ya saben
qué hace un representante. La preparatoria nos indicó que la
selección se hará por votación.
—¿La tutora no puede elegir?
—No, Ethan, la preparatoria nos prohibió interferir —dijo con
una expresión de tristeza—. Así que la única opción es hacer las
elecciones por votación. Tendrán toda la hora de tutoría para
votar —la tutora se fue a su asiento, empezó a leer un libro "el
día en que la noche callo"
—Compañeros —dijo Ethan, dirigiéndose al lugar donde estaba
anteriormente la tutora—, de acuerdo con la preparatoria,
debemos elegir a un representante. Llamaré a cada uno de
ustedes para que digan a quién va dirigido su voto —nadie
rechazó su sugerencia. Yo tampoco quería rechazarla; si lo
hiciera, eso significaría que tendría que proponer una
alternativa, y no tenía ganas de hacerlo.
—Si me parece bien —dijo con un tono bien relajado, Vaiolet.
—Gracias Vaiolet.
Ethan empezó a llamar, las votaciones iniciaron con 5 votos
dirigidos a mí, ocupaba el primer lugar. Somos 30 compañeros.
La lista faltando solo un voto que es de Bara quedo así:
Emily 24
Ethan 5
Solo dos están en la lista.
—No hace falta mi voto; ya sabemos quién es la ganadora.
Todos mis compañeros empezaron a aplaudir. ¿Debería decir
algo?
—Gracias, compañeros. Me esforzaré para cumplir con sus
expectativas —dije con un tono nervioso.
Después de las votaciones, la tutora me indico que vaya a la sala
de los profesores durante la hora del almuerzo.
Las clases siguieron con total normalidad, después de tutoría
Ethan volvió a su sitio original y regreso Bara a su sitio.
—Aaaaa —me estiré. Después de tanto tiempo sentado, a veces
resulta cansado. Qué bien se siente, mucho mejor. Vaiolet se
acercó.
—Me muero de hambre —dijo, relamiéndose y con un tono de
impaciencia.
—Sabes que no es necesario que me esperes, ¿verdad?
—Bueno, comer contigo es más agradable, pero si prefieres que
me adelante, no hay problema —dijo, alternando su mirada al
salón de clases—. ¡¡Bara!! Vamos a comer juntas. —se despidió
agitando la mano derecha, tomó a Bara por el brazo y la llevó
prácticamente arrastrándola hacia el comedor.
Directo a la sala de profesores.
Afuera de la sala, había un chico alto con cabello rubio y ojos
azules, acompañado de otro hombre que solo llevaba una camisa
y pantalones.
La primera en entrar fui yo. Allí se encontraba nuestra tutora,
Valery.
—Bueno, Emily, serás la representante de tu salón 1A —me
entregó una hoja—. Por favor, firma aquí. Si no tienes firma, solo
coloca tu nombre —asentí.
—Profesora, ¿sabe cuándo se harán las pruebas?
—No tengo permiso... —hizo una pausa—. No, no pasa nada. El
examen se realizará a fines de febrero. Será un examen
académico. Te recomiendo que elijas a alguien que obtenga
buenas notas en todas sus asignaturas. Oh, sí, no mencionó
Ethan toda la información, pero el representante no podrá
participar en las pruebas.
—Gracias, tutora —empecé a salir de la sala.
—Tú debes ser Emily, ¿verdad? —dijo un hombre con la cabeza
rapada y lentes oscuros, igual que sus ojos.
—Aa, sí profesor —no sabía su nombre, pero sé que enseña en la
clase de mi hermano—. ¿Quiere algo de mí?
—Oh, no, perdón si te incomode, solo quería saber. Entonces,
con permiso —colocó su mano en mi hombro derecho.
Sentí la mirada del chico rubio.
—Oh, vamos, Emily, ¿solo comerás eso?
—¿Por qué dices eso, Bara? Para mí es más que suficiente —dije,
mirando mi simple sándwich. El hambre se me fue después de la
pregunta de ese profesor. Bara estaba comiendo una comida
bien servida, mientras que Vaiolet solo tenía tartas de verdura
frente a ella—. Además, no tengo mucha hambre —añadí, algo
nerviosa.
—¿Por qué siento que estás nerviosa? No me digas que ya te
enteraste.
—¿Enterarme de qué? No se me ocurre nada.
—¡Ay, no! De verdad es eso... Escucha, Emily, a mí tampoco me cae
bien. Solo con verlo el día de los clubes me dio mala espina.
—¿¿Ver a quién??
—¿Cómo que no sabes de quién estoy hablando? ¡De tu novio!
Con el que almuerzas y se van a casas juntos —¿Novio? ¿Yo
tengo novio? —Dylan. Sé que escuchaste los rumores... Que te
está siendo infiel con dos compañeras de su clase.
Alterné mi mirada entre Vaiolet y Bara. Vaiolet seguía
concentrada en su tarta, sonriendo. ¿Le hacía gracia esto?
—¡¡¡Espera!!! Bara, Dylan no es mi novio, es mi... —hice una
pausa, pensando en cómo explicarlo— mi amigo de la infancia.
Bara me miró sorprendida mientras Vaiolet, con una sonrisa
juguetona, seguía comiendo su tarta de verduras.
—¿Amigo de la infancia? —preguntó Bara, arqueando una ceja
con una expresión sorprendida—. Entonces, ¿por qué pasan
tanto tiempo juntos?
—Es que... hemos sido cercanos desde siempre —respondí
tratando de sonar despreocupada—. No hay nada más que eso,
créeme.
Vaiolet, claramente disfrutando la situación, con la sonrisa más
macabra que vi, intervino con tono burlón.
—Bueno, si él fuera mi amigo de la infancia, no me molestaría
que los rumores fueran ciertos, ¿no?
—¡Vaiolet! —protesté, Bara se rió y luego se volvió hacia mí con
una expresión de duda.
—Entonces, ¿qué pasa con esas historias de que él está con otras
chicas? —preguntó Bara, bajando un poco la voz.
—Es solo eso, rumores. Dylan no está saliendo con nadie, ni
conmigo ni con nadie más. Es mi amigo, nada más —dije,
tratando de sonar convincente.
Vaiolet alzó una ceja, divertida.
—Bueno, amigo de la infancia o no, si te pide chocolates el 14 de
febrero, no te sorprendas.
Ambas rieron, y yo solo pude suspirar mientras mordía mi
sándwich, fulminando con la mirada a Vaiolet. Ella sabe
perfectamente quién es Dylan, y parece que su única misión en
la vida es meter cizaña.
PALABRAS DEL AUTOR
Hola chicos y chicas:
Para las personas que están leyendo
esto sin leer la obra, espero que les encante,
me entretuve bastante crear escenarios y a los
personajes, se meterán en una historia llena de
amor, bueno este primer volumen sera como la introduccion
la presentación de los personajes algo
así.
Para las personas que están leyendo
esto durante la lectura, no te rindas ya falta
poco, no quiero espoliarte, pero Dylan
terminara con ...
Para las personas que están leyendo
esto acabando la obra, espero que te haya
encantado, y no te preocupes habrá un segundo
volumen eso espero, dependera si tengo tiempo. pero harE lo posible.
Estoy agradecido con mi familia, por apoyarme,
en especial a mi gata "chascosa" Y si, sé que
no es un nombre común, pero me encanta como se
llama, Chascosa le dedico muchas gracias, ya
que ella fue la única que me sacaba de mis
pensamientos, haciéndome recordar que debo
comer o mejor dicho que debo darle comida.
GRACIAS A TODOS POR LEER
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