Kapitel 51: Capitulo 51
Capítulo: "El Ascenso de las Estatuas Eternas"
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En el frío y árido paisaje de Marte, hogar del Adeptus Mechanicus, todo parecía estar sumido en el caos. Las vastas planicies del planeta rojo, habitadas por los Tecnosacerdotes y Adeptos dedicados a la veneración del Omnissiah, se encontraban, para ser sinceros, más que molestos. Pero esta vez, la destrucción y el desorden no venían de las incursiones habituales de los enemigos del Imperio, sino de un ser mucho más impredecible... Marco.
El Fabricante General, ya destrozado por la reciente humillación y la aparición de la estatua en su altar, estaba sentado en su trono, mirando con ojos vacíos y derrotados la pantalla holográfica donde se reflejaba la última transgresión de Marco.
Pero algo nuevo se estaba gestando en Marte.
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Marco: con una risa demoníaca
"Bueno, mis queridas esposas... ¡una nueva estatua para todas! Pero esta vez, creo que esta es especial... ¡y será tan épica que hasta el Fabricante General tendrá que aplaudir! O no... pero ¡eh! ¡Es lo que hay!"
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Con un gesto dramático y casi teatral, Marco levanta su mano hacia el cielo, y, de la nada, un rayo de energía multiversal cae sobre el terreno polvoriento de Marte. En cuestión de segundos, estatuas imponentes y deslumbrantes comienzan a emerger desde el suelo, hechas con un material que parece desafiar la lógica, brillando con una mezcla de colores imposibles de describir.
Las estatuas no son de Marco, como sería de esperar. No. Esta vez, son de sus esposas. Fleur Delacour, Eva Green, Kristin Kreuk, Daphne Greengrass, Belfast, Hood... todas están representadas, esculpidas en una perfección inalcanzable, cada una de ellas brillando con una energía que parece purificar el mismo aire a su alrededor.
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El aire en Marte, antes viciado y estancado, comienza a cambiar. Las toxinas y la radiactividad desaparecen, y una brisa fresca y limpia recorre el paisaje. Marte, el planeta que había estado al borde de la destrucción por sus propios habitantes, comienza a mostrar signos de vida. La tierra roja ahora parece más vibrante, y el sol parece brillar un poco más cálido sobre las estatuas que se alzan en el horizonte.
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El Fabricante General, aún sentado en su trono, observa este fenómeno con horror y resignación. Los Tecnosacerdotes detrás de él, mirando las estatuas con asombro, se dan cuenta de lo que está ocurriendo, pero ninguno de ellos tiene el valor de hablar.
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Fabricante General: con voz rota y derrotada
"Lo he… aceptado... Ya no puedo hacer nada. Las estatuas... ellas... ¿Por qué?... ¿Por qué hemos sido tan… insignificantes?"
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Con un suspiro, el Fabricante General se inclina ante las estatuas de las esposas de Marco, aceptando con resignación su derrota final. No hay ira, no hay lucha. Solo un vacío absoluto.
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Marco: riendo a carcajadas, mientras mira desde un holograma a través del chat
"¡Ah, pero esto no termina aquí! ¡¿Quién diría que el Adeptus Mechanicus sería tan fácil de impresionar?! Las estatuas de mis chicas son tan impresionantes que hasta el Omnissiah tendría que rendirse ante ellas."
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Eva Green, Kristin Kreuk, Fleur, Daphne, Belfast, y Hood, todas en el chat multiversal, miran cómo las estatuas brillan en Marte, su orgullo creciendo a medida que ven la magnitud de la locura que Marco ha desatado. Los mensajes llegan rápidamente, llenos de diversión, pero también de aprecio.
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Fleur: en el chat
"Marco, esto es realmente algo digno de un dios... Aunque, sinceramente, no esperaba menos de ti."
Kristin Kreuk: riendo
"¡Impresionante! No puedo esperar a ver cómo el Fabricante General va a seguir ignorando todo esto. ¡Ya tiene una estatua de su propio desastre!"
Eva Green: sonriendo
"Cada vez más me enamoro de ti, Marco. Esto es… epicísimo."
Daphne Greengrass: riendo suavemente
"Y el Adeptus Mechanicus... bueno, ya no tiene excusas. ¡Son nuestras estatuas ahora!"
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En Marte, la energía cambia. Los Tecnosacerdotes comienzan a venerar a las nuevas estatuas, no como representaciones de seres mortales, sino como divinidades. El Omnissiah es olvidado, y la nueva religión de Marco y sus esposas comienza a surgir, ganando rápidamente poder en las oscuras regiones de Marte.
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Fabricante General: susurrando, mientras observa el cielo
"Ya nada será lo mismo… el cambio ha llegado."
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De vuelta en la cómoda y lujosa mansión de Marco, las esposas celebran con alegría y risas, conscientes de que, en este punto, ningún imperio o gobernante puede hacer nada para detenerlos.
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Marco: con una sonrisa malévola
"Bueno, chicas… Marte es ahora nuestro. Y todo esto es gracias a ustedes. ¡A disfrutar de nuestro reinado!"
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Y mientras las estatuas de Marco y sus esposas continúan brillando en Marte, el multiverso entero observa cómo la revolución de Marco no tiene fin. La era del caos está en su apogeo, y nada ni nadie podrá detenerlos.
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El chat multiversal sigue estallando en risas, admiración y un leve toque de terror... pero siempre sabiendo que Marco es un ser sin igual, y las cosas nunca volverán a ser normales.
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