Bobby Zerel había cruzado la habitación con toda la fuerza de su poder de linaje y su herencia de relámpago, dejando una tormenta de hielo y viento en su camino. La temperatura en la habitación bajó a congelación en un instante. El chico había atravesado el Saquito de Esencia Sin Fin justo por el medio. Aunque era un objeto único y poderoso, no dejaba de ser un saco de tela, vulnerable a los ataques físicos. Las llamas negras que brotaron del saquito perforado lo convirtieron en cenizas en segundos, dejando una marca de quemadura en el suelo rodeada por un anillo de escarcha.
—Tú... ¡Cómo te atreves! —Orion, el Pirata Luchador Fanf, gritó, señalando con un dedo tembloroso—. ¡Moleré tus huesos hasta convertirlos en polvo!