Diez cuerpos estaban encapsulados en una masa de hielo como si fueran parte de una escalofriante colina en miniatura.
Esto incluía a Trey, que estaba sellado justo en medio de la masa fría y dura.
Bobby sabía que si Trey no podía salir, se congelaría hasta morir en menos de tres días. Dado que Trey aún no había alcanzado el quinto Cielo, no sería capaz de contrarrestar el poder de la maldición de las dos flechas. Solo Johan tenía el poder de hacerlo.
«La flecha en sí no tiene mucho poder, pero el efecto adicional es increíble», pensó Bobby, sonriendo para sí mismo. La situación se veía genial para él. La pequeña colina de hielo había sellado la entrada al almacén del tesoro y actuaba como una barrera protectora, lo que le permitía destruir las flechas en su interior sin que se corrompieran.