Bobby y Tra se abrieron paso en silencio por la puerta oculta al final del pasillo, asegurándose de que los guardias mecánicos no los notaran. La abrieron y descendieron por la oscura y mohosa escalera hacia el calabozo de abajo. Bobby examinó su entorno; su ojo izquierdo sabía exactamente dónde se encontraban los guardias. Era la zona más importante y protegida del castillo. Tra logró matar a algunas de las bestias mecánicas, pero no podía superar a las cien situadas a lo largo del castillo. Las que custodiaban la caja fuerte llena de tesoros eran las más peligrosas. Dado todo el esfuerzo hasta ahora, Bobby sabía que si lograban llegar a los tesoros, Tra nunca le permitiría llevarse la mitad. Pero al menos lo había llevado hasta aquí.