—¡Golpe! —Justo cuando Sun Hao estaba disfrutando de su cigarro, saboreando la sensación al deslizarse por su garganta, un enorme estruendo provino de la entrada del bar.
—¿Qué insensato ciego se atreve a causar problemas en mi bar? —Las cejas de Sun Hao se fruncieron de inmediato, sus ojos revelando un atisbo de disgusto.
—En la rara ocasión en que estaba de buen humor, algunos idiotas ciegos tenían que venir y arruinarlo, es simplemente... ¡suicida! —Sun Hao se levantó, sus ojos molestos mientras miraba hacia la entrada del bar.
—Esa mirada casi le asusta el alma. —En la entrada del bar, un hombre de rostro pálido y sin barba tropezó al entrar, ocasionalmente derribando algunas mesas y sillas. Ese sonido de golpes de antes era cuando había derribado una mesa.