78.
Amanda se encontraba en la línea invisible entre el mundo de los cambiantes y el humano. No era una línea física y, técnicamente, en lo que se refería a los humanos, ni siquiera existía.
Pero un lado de un poste había sido marcado por Raphael, dejando saber a cada cambiantes que lo pasaba quién pertenecía al otro lado y quién no.
Los cambiantes habían existido desde el principio de los tiempos, mucho antes de que los humanos llegaran al mundo. La suficiente cruza implicaba que la sangre de los cambiantes se estaba diluyendo cada vez más mientras los humanos simplemente seguían aumentando en número.
Eran una plaga sin antídoto.
Pero mientras algunos humanos vivían en el lado cambiantes de la ciudad, ningún cambiantes vivía en el lado humano.
Soltando un resoplido de disgusto, Amanda avanzó.