Henry se acercó silenciosamente a Grace, que lloraba desconsoladamente, y la guió al sofá. Hizo una rápida llamada a una doctora que conocía, pidiéndole que viniera a tratar las heridas de Grace.
—Wah wah... Hijo, ¿por qué está pasando esto? ¡Todo lo que hice fue por ti! Nunca quise matar a tu padre... Fue él... Fue esa persona... —Grace continuó llorando, agarrando fuertemente la mano de Henry.
—Mamá, la razón por la que estás en esta situación es... los pecados que has cometido a lo largo de los años —dijo Henry con calma, soltando suavemente su mano.
Con el dolor de la golpiza que había soportado, Grace miró débilmente a Henry.
—Henry... no me mires así... lo hice por ti, por ti... —Henry la miró fijamente, con emociones revoloteando en su interior: vergüenza, ira y profunda tristeza.
Grace era su madre biológica y verla así le partía el corazón.