De la mano, bajaron de la plataforma y caminaron hacia donde el anciano estaba sentado, brindaron con él antes de acercarse a donde Huo Shen estaba de pie.
—Cuñado... —La Princesa Aryana ahora podía enfrentarlo formalmente como si ahora fueran una familia.
—Mnnh... —Huo Shen tarareó suavemente chocando sus copas de vino pero volvió a charlar con los hombres con los que estaba hablando sin prestarles atención.
—Jeje, hermano... ¿No deberías felicitarnos? —Huo Dong estaba enojado por la actitud fría y distante de su hermano, antes estaba actuando tan cercano y cariñoso, ¿qué cambió de repente?
—Huo Shen se giró y los miró mientras sus labios se curvaban hacia arriba traviesamente.