Lu Yizhou parpadeó y sin decir una palabra, deslizó la punta de sus dedos sobre el borde del orificio del Omega. Ya estaba empapado. El cuerpo del omega había estado preparado desde hace tiempo para ser invadido, liberando un líquido húmedo que fácilmente empapaba la mano de Lu Yizhou. Lu Yizhou no sintió restricción alguna al introducir un dedo hasta su segundo nudillo.
—¡Ah! —Oliver se aferró fuertemente al cuello de Lu Yizhou y enterró su rostro en los hombros del Alfa al sentir el objeto extraño entrar en su cuerpo. Grueso… el dedo del Alfa era tan grueso. Solo uno era suficiente para hacer arder su interior. ¿Qué hacer…? Se sentía tan bien y definitivamente no era suficiente. Para entonces, se había convertido en un desastre sollozante, girando en el pozo de lujuria y éxtasis. Instintivamente, se sentó para atrapar la mano del Alfa bajo su trasero. —Altair...Altair, tengo miedo…