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—Según Nina, la única razón por la que aún no dejaba que su prometido la tocara era que quería dejar algo para sí misma. Pero la visión de Jessa sobre las relaciones y el amor era diferente, lo que confundía a Penny. Por un lado, el razonamiento de Nina era válido y razonable; por otro, el consejo de Jessa también lo era.
Probablemente era diferente para cada persona.
Algunos podrían querer aferrarse a algo —lo que fuera— porque sería injusto darlo todo y quedarse sin nada. Pero Penny nunca había sido así. No era tan práctica como Nina o tan audaz como Jessa.
Ya fuera en esta vida o en la anterior, Penny siempre había dado todo cuando se trataba de amor. Lo había dado todo: tiempo, energía, salud mental y física, e incluso su libertad por las personas que amaba. Si Penny podía hacer eso por los que no lo merecían sin pedir nada a cambio, ¿qué la detenía de confiarle todo a la única persona cuyo mundo entero era... ella?