Su Wenyue notó que la mirada de Yin Lihua se posaba en sus dos primas, y sintió que algo no iba bien, observando especialmente la reacción de Su Lanfang. En su vida pasada, Su Lanfang tuvo que ganarse la vida bajo el yugo de Yin Lihua. Aunque logró criar a su hijo, cualquier semblanza de paz que tenía la obtenía a través de la sumisión y la humildad. Ahora, veía a su joven prima, a pesar de su temprana edad, evaluando con facilidad y aplomo a la señorita de la Familia Yin, como corresponde a la hija de la Mansión del Marqués. Aunque su apariencia podría haber sido deficiente, no era en ningún otro aspecto inferior, y Su Wenyue sentía que el corazón de su prima era aún más amplio.
—Prima, ¿en qué estás pensando? —preguntó Lan Fang al notar que Su Wenyue parecía algo distraída.
—Nada, solo pienso que la señorita Yin es bastante bonita, pero parece astuta, difícil de tratar. Ten cuidado cuando interactúes con ella —respondió Su Wenyue.