El otro bando lanzó otra oleada de ataque.
Chunhua vio la trayectoria de las balas de vapor de agua. El otro lado, al darse cuenta de que no podía penetrar la defensa de Chunhua, cambió su enfoque hacia la roca.
Chunhua rápidamente saltó a otra y los ataques la siguieron adondequiera que iba, lo que llevó a que el número de rocas flotantes disminuyera.
Lástima, no eran capaces de recomponerse.
Chunhua recordó el iceberg y cubrió la roca en la que estaba con una capa de hielo justo a tiempo antes de que se convirtiera en polvo.
El otro lado debía de ser campeón en competencias de tiro, porque esos balas comprimidas no fallaron ni una sola vez.
La solución fue efectiva pero la capa helada era muy resbaladiza. Chunhua tenía que ser extremadamente cuidadosa.
El otro lado se detuvo cuando sus ataques no lograron hacer daño alguno, permitiendo que Chunhua tomara un breve descanso.
Chunhua estimó la distancia que le quedaba hacia el tridente. Todavía le faltaban 200 metros.