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79.61% El Elegido del Infierno / Chapter 82: primera misión

Kapitel 82: primera misión

Ian se detuvo un momento frente al tablón de anuncios, evaluando cuidadosamente las opciones disponibles. Aunque todas las misiones de rango E parecían manejables, una en particular captó su atención: el exterminio de las avispas del desierto. La misión prometía una recompensa ligeramente superior, lo cual despertó su interés. Además, consideró que, con la ayuda de sus esclavos de alma, esta tarea sería relativamente fácil de completar.

Sin dudar más, arrancó el papel con la misión y se dirigió al mostrador para registrar su participación. El asistente del gremio, al ver la misión que había elegido, asintió aprobatoriamente.

Buena elección, aunque te advierto que esas avispas pueden ser bastante agresivas comentó el asistente mientras registraba la misión en su sistema. Pero si tienes las habilidades necesarias, no deberías tener problemas.

Ian sonrió levemente, seguro de sus capacidades y de las de sus esclavos de alma. Después de recibir las instrucciones detalladas sobre la ubicación del nido de avispas, se preparó para salir de la ciudad y dirigirse al pozo de agua en el desierto.

Mientras Ian salía del gremio y se dirigía hacia el desierto, una reflexión cruzó su mente. Las misiones de rango E, como la que había tomado, ofrecían recompensas bajas en comparación con lo que podría obtener cazando por su cuenta. Con sus habilidades y el poder de sus esclavos de alma, ganar núcleos energéticos de nivel 1 era relativamente sencillo fuera del sistema del gremio.

Sin embargo, entendía que completar estas misiones era crucial para subir de nivel dentro del gremio y acceder a misiones más lucrativas. Las recompensas mejorarían a medida que ascendiera en los rangos, y eventualmente tendría acceso a tareas que realmente valdrían la pena en términos de recompensas.

Ian revisó el mapa que venía con la misión. El pozo en el desierto, hogar del nido de avispas, estaba a un día de viaje ida y vuelta desde la ciudad. Con la velocidad y agilidad de sus esclavos de alma, sabía que podía acortar considerablemente el tiempo del viaje.

Asegurándose de que nadie lo viera, se montó en el ave líder de su ejército espiritual, una criatura majestuosa con plumas brillantes y fuertes alas, capaz de recorrer grandes distancias en poco tiempo. La ciudad pronto quedó atrás mientras Ian cruzaba las llanuras.

El paisaje comenzó a transformarse a medida que avanzaba. Los verdes pastizales se desvanecían, dando paso a dunas doradas bajo el sol abrasador del desierto. Las temperaturas aumentaron, pero Ian no se detuvo. Sabía que cuanto más rápido completara esta misión, antes podría regresar para continuar su ascenso en el gremio.

Finalmente, tras varias horas de vuelo, el horizonte se llenó de la arena infinita del desierto. En la distancia, comenzaba a distinguir la pequeña silueta del pozo de agua, el destino de su misión. Se aproximaba el momento de enfrentar a las avispas del desierto.

Ian observó el nido una vez más y rápidamente llegó a la conclusión de que, aunque las avispas del desierto parecían intimidantes, eran criaturas de nivel bajo. Comparado con los desafíos que ya había enfrentado, y considerando el poder de sus esclavos de alma, este combate sería bastante sencillo.

No es tan riesgoso se dijo a sí mismo. Con todos mis esclavos, esto será rápido.

Sin más dilación, ordenó a sus esclavos de alma avanzar. Las sombras de los espectros se movieron con velocidad y precisión. Algunos de sus esclavos atacaron a las avispas directamente, mientras otros se dirigieron al nido para destruirlo. Las avispas, al notar la intrusión, comenzaron a revolotear frenéticamente, pero sus esfuerzos por defender su hogar fueron en vano. Los esclavos de Ian, aunque de nivel uno, superaban con creces a las criaturas en habilidad y número.

En cuestión de minutos, las avispas fueron abatidas, sus cuerpos cayendo inertes al suelo del desierto. El nido, que había sido el centro de su operación, fue destruido sin problemas, dejando el pozo nuevamente accesible y libre de amenazas.

Ian, que apenas había tenido que intervenir, observó el trabajo de sus esclavos con satisfacción. Recoger los núcleos de las avispas sería la parte más tediosa, pero valdría la pena. Aunque sabía que la recompensa oficial de la misión no era gran cosa, los núcleos que había obtenido durante el combate compensaban la tarea.

Al terminar su misión, Ian intentó esclavizar las almas de las avispas abatidas, pero algo extraño ocurrió. Las almas parecían desvanecerse antes de que pudiera atraparlas. Un ligero fruncir de ceño apareció en su rostro mientras consideraba la situación. Quizás las criaturas de nivel bajo tenían almas demasiado débiles o inestables para ser esclavizadas. Decidió no preocuparse más por ello y aprovechó la oportunidad para explorar más el desierto antes de regresar a la ciudad.

Caminó durante una hora, su ejército de almas siempre en formación a su alrededor, vigilante ante cualquier amenaza. De repente, el suelo bajo sus pies comenzó a temblar. Con un rugido sordo, cuatro escorpiones gigantes emergieron de la arena, sus caparazones brillando al sol del desierto. Estas criaturas de nivel 2 no solo eran enormes, sino que también emanaban una fuerte presencia de magia de tierra y ácida.

Ian reaccionó de inmediato, invocando a dos de sus esclavos más poderosos: el alma del T-Rex y el Águila de Trueno, ambos comparables a cultivadores de nivel núcleo dorado. Con una rápida orden mental, el resto de su ejército de almas también se preparó para el combate.

Los escorpiones no se hicieron esperar. Con movimientos rápidos, como si sus enormes cuerpos no fueran un obstáculo, dos de ellos lanzaron magia de tierra, levantando columnas de arena que intentaban atrapar a las almas de Ian. Al mismo tiempo, los otros dos escorpiones escupieron ácido corrosivo, con la intención de disolver a cualquiera que se les acercara.

Sin embargo, las almas esclavas no se veían afectadas por los ataques físicos convencionales. Aunque los escorpiones eran poderosos, sus colas afiladas y venenosas pasaban a través de los esclavos sin causarles daño. Solo la magia de los escorpiones podría amenazar a las almas, pero Ian ya había anticipado esto.

El T-Rex rugió con fuerza, abalanzándose sobre el escorpión más cercano. Con sus enormes mandíbulas, atrapó al monstruo entre sus dientes, sacudiéndolo violentamente. Aunque el escorpión intentó contraatacar, sus pinzas y aguijón no lograban atravesar el cuerpo espectral del T-Rex. A su lado, el Águila de Trueno descendió en picada, sus alas brillando con energía eléctrica. Con un movimiento preciso, lanzó un rayo de trueno que impactó directamente en el segundo escorpión, paralizándolo.

Mientras tanto, las otras almas esclavas de Ian también se unieron a la batalla. El alma del gigante de roca usaba su fuerza bruta para contener a los otros dos escorpiones, impidiéndoles lanzar más magia. Los guerreros goblin, aunque pequeños en comparación, atacaban con precisión, lanzando sus lanzas espectrales a los puntos débiles de los escorpiones.

El enfrentamiento se desarrolló rápidamente. El T-Rex continuaba desgarrando a su oponente, mientras el Águila de Trueno lanzaba rayos desde el cielo, desintegrando a los escorpiones con su poder abrumador. Uno a uno, los gigantescos escorpiones cayeron, sus cuerpos inertes sobre la arena.

Cuando el último de los escorpiones fue derrotado, Ian respiró aliviado. Había sido un combate rápido, pero intenso.

Ian se acercó a los cuerpos de los escorpiones, examinando si podría esclavizar sus almas. Para su satisfacción, sintió que sus almas eran mucho más estables que las de las avispas. Con un movimiento de su mano, comenzó el proceso de esclavización. Aunque estos escorpiones eran de nivel 2, su poder podría ser útil en futuras batallas

Ian logró esclavizar las almas de dos de los escorpiones, sintiendo el poder que fluía hacia él a través del vínculo creado. Aunque los otros dos se desvanecieron antes de que pudiera capturarlos, estaba satisfecho con el resultado. Dos poderosas criaturas de nivel 2 se habían unido a su ejército, lo que aumentaría considerablemente su fuerza en futuras batallas.

Con el botín asegurado y sus nuevas almas esclavas bajo su control, Ian decidió regresar a la ciudad de Hikari-Tek para entregar su misión de rango E. El nombre de la ciudad le resultaba aún un tanto extraño, una mezcla de cultura y tecnología que lo intrigaba desde que había llegado. Aun así, sabía que tenía que cumplir con su misión para seguir avanzando dentro del gremio y acceder a misiones más difíciles y mejor recompensadas.

Montando nuevamente al ave líder de su ejército espiritual, Ian se elevó por los cielos del desierto, dejando atrás el campo de batalla. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras, mientras el vasto desierto debajo se extendía como un océano dorado. El viaje de vuelta fue rápido, y al acercarse a la ciudad, las luces brillantes y los hologramas que adornaban las torres futuristas de Hikari-Tek comenzaron a iluminar su camino.

Al llegar a las puertas de la ciudad, Ian pagó la entrada con los núcleos de nivel 1 que había recolectado, tal como lo había hecho la primera vez. La entrada estaba concurrida, pero Ian no prestó demasiada atención a la multitud. Estaba concentrado en completar su misión y recibir su recompensa.

Al llegar al gremio, el mismo asistente que lo había atendido antes lo recibió con una sonrisa profesional. "¿Exterminaste a las avispas del desierto?", preguntó mientras registraba su llegada.

Ian asintió y entregó el informe de la misión, junto con algunas pruebas que había recogido en el nido.

"Bien hecho," dijo el asistente mientras verificaba la información en su terminal holográfico. "Has completado la misión con éxito. Aquí tienes tu recompensa."

Ian recibió una pequeña bolsa de monedas y algunos puntos de gremio. Aunque la recompensa no era particularmente impresionante, sabía que su objetivo no era solo el dinero, sino ir acumulando prestigio en el gremio para acceder a mejores oportunidades.

Con la misión completada, Ian se tomó un momento para observar el tablón de anuncios del gremio una vez más. Sabía que habría misiones más desafiantes disponibles para él pronto, pero por ahora, decidió tomarse un breve descanso.


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